• Nuevas reglas políticas y electorales
• Ni dios padre detendrá la reforma
Nadie dice esta boca es mía cuando se trata de cuestionar lo que aprueba el Congreso presentándolo como una gran hazaña. Es el caso de la reforma político electoral que sería aprobada este jueves según lo calculó la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, encabezada por el diputado michoacano Silvano Aureoles Conejo (PRD), presidente de la instancia legislativa, donde se cocinan los acuerdos o desacuerdos de las bancadas partidistas.
La Mesa Directiva dio publicidad a la minuta aprobada por la Cámara de Senadores en la víspera y enviada inmediatamente a San Lázaro para que a discusión madre se diera en la sesión plenaria del jueves. Y como están los tiempos indudablemente que será aprobada pues sólo le quedan a esta Legislatura unos cuantos días para abordar la cuestionada iniciativa de reforma energética, que al presidente de la república le urge que quede lista antes del 15 de este mismo mes de diciembre cuando se cierra el primer año de la actividad del Congreso
Aureoles Conejo le dijo a los periodistas que cubren las actividades legislativas en la Cámara de Diputados que inclusive la minuta de la reforma política no será turnada a comisiones y se llevará directamente al pleno, lo que revela que hay una enfermiza compulsión para que quede aprobada a modo de los grandes partidos sin tomar en cuenta la opinión más autorizada incluso que la de los asesores presidenciales y legislativos. Aunque esta práctica de la prisa ya se ha pasado a formar parte de los usos y costumbres de los actuales dirigentes de las bancadas tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados.
Ojo. Por lo visto, las famosas “cartas ciudadanas”, que incluyen la consulta popular, la iniciativa ciudadana y la iniciativa preferente – no preocupan mucho a los grandes partidos y sólo han sido discutidas unas cuantas horas en la Comisión de Gobernación. La prioridad son los grandes asuntos que fortalecen a los grandes partidos políticos. Para los ciudadanos, sólo migajas. El derecho de réplica mucho tiempo guardado en la Comisión legislativa de Gobernación será dictaminado este jueves en el pleno.
La reforma política que hoy jueves quedará lista para ser publicada en el Diario Oficial y que entrará a circulación el sábado para beneplácito de los partidos permite la reelección de legisladores y alcaldes; abre la puerta al Presidente de la República para optar por un gobierno de coalición; desmantela al Instituto Federal Electoral para ser sustituido por un llamado Instituto Nacional Electoral (INE). Sin embargo los negociadores de las bancadas, por presiones de los gobernadores, no decidieron la desaparición de los institutos estales electorales con los cuales nadie estaba de acuerdo pues su anulación iría en contra de la libertad y soberanía de los estados.
Además, en su parte general – política – la reforma da autonomía a la Procuraduría General de República, y en su lugar crea una Fiscalía General Nacional.
Los senadores podrán reelegirse a partir de la próxima legislatura, que inicia en 2018, hasta en una ocasión; los diputados podrán reelegirse hasta en tres ocasiones. Además, para que un partido conserve el registro deberá conseguir 3 por ciento de la votación nacional, en vez del 2 por ciento y se nivelará el equilibrio entre la sobrerrepresentación y la subrepresentación.
La reforma también incluye una causal de nulidad de la elección cuando los partidos rebasen hasta en 5 por ciento los topes de gastos de campaña, siempre y cuando la distancia con el siguiente competidor sea menor a 5 por ciento.
También se anulará la elección cuando se adquiera cobertura informativa o tiempos en radio y televisión fuera de lo permitido por la ley, o bien, cuando se reciban recursos de procedencia ilícita. Cuando se anulen los comicios se convocará a una elección extraordinaria en la que no podrá participar el sancionado. Reformas, a modo de los partidos y de la llamada clase política. No de los ciudadanos.
Sin embargo, nadie, como lo advertimos al principio de esta nota, nadie habla ni lamenta que los legisladores hayan hecho a un lado la revocación de mandato y la segunda vuelta, que estos mecanismos si darían paso a un más democrática democracia.
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