Yo Campesino / Cuesta arriba
- Ante el pesimismo, esperanza, no tenemos de otra con todo y súper deuda
*Miguel A. Rocha Valencia*
Cómo quisiéramos que los números fueran positivos y nos dieran una luz al final del túnel oscuro que construye la 4T, le fuera bien al actual gobierno y tener la esperanza de un México mejor, no donde se socialice la pobreza, sino el bienestar y mejora en los niveles de vida de todos quienes aquí vivimos.
Desafortunadamente los indicios son contradictorios, pero los positivos son los que nos dan esperanza como los avances en seguridad con todo y sus inexactitudes, pero enfrente, se alza una pesado loza económico-financiera de la cual necesariamente dependen una mejora social y baja en la delincuencia común que atosiga a la mayoría.
Por un lado, pareciera que la actual administración está decidida a resolver los profundos problemas heredados por el mesías tropical aunque con ello contradiga algunas de las casi 100 mil mentiras que nos dijo durante su administración desde el púlpito de palacio Nacional como aquello de que nos ahorramos 335 mil millones de pesos por el combate al huachicol, que como vemos en la realidad, se convirtió lo mismo que la extorsión, en una de las más productivas, fuertes y estructuradas empresas criminales.
El sólo contraste de que en unos meses se haya decomisado y destruido la estructura criminal del huachicol y sus ramificaciones empresariales frente a lo que hizo el paladín del combate al robo de combustibles, sería suficiente para abrir una carpeta de investigación contra “el mejor presidente de México” por sospechas de asociación criminal por acción u omisión.
Ya que, además, como él decía, no hay gran negocio sin que lo separa el presidente de la República, lo cual precisa que estaba enterado, pero se hacía de la vista gorda o era cómplice activo, tal vez porque en ello había familiares o porque se benefició él y su movimiento de la ilícita actividad.
Pero no, mejor distraernos con un presunto soborno de 25 millones de dólares contra alguien que de acuerdo a los datos, robó en serio, algunos dicen que de a medio billón anual que correspondía a inversión pública y sustituyó con dinero privado, por eso tantas concesiones.
Más aún, con el profeta cuatrotero registró México el mayor endeudamiento sexenal con 7.5 billones de pesos que no se ven por ningún lado, como tampoco los 68 mil millones de pesos que quitó a los 109 fideicomisos que extinguió, a los 300 mil millones que le dejaron en caja para paliar contingencias, eso sin contar los 25 mil millones del fondo de desastres naturales y los 30 mil millones para enfermedades catastróficas.
“Anillo al dedo” dijo cuando se presentó la pandemia y sus lacayos del Congreso federal, le abrieron la caja fuerte del presupuesto para manejarlo a discreción sobre todo con un sujeto que, como David Colmenares, quien como Auditor Superior de la Federación, ajustó las cifras en favor del caudillo de Tepetitán incluso las de las pérdidas por cancelación del NAIM que bajó de 600 mil a menos de 300 mil millones de pesos.
Y no sólo eso, sino que además dejó comprometida financieramente la administración de su corcholata con más deuda por al menos 1.2 billones de pesos y un apretón más a las finanzas públicas.
Sería bueno que ahora que el fiscal federal de los pies fríos, Alejandro Gertz abrió carpeta para investigar por un presunto soborno a la administración de Enrique Peña, hiciera lo mismo para saber dónde quedó todo ese dinero porque crecimiento no hubo, las obras como el tren Maya, refinería de Dos Bocas y el aeropuertito se realizaron con dinero fiscal y el apuntalamiento de la banca público, especialmente Banobras.
Entonces, más allá de los programas sociales ¿Dónde están no los millones sino los billones de pesos que no se usaron siquiera para comprar vacunas ni medicamentos?
Empero frente al pesimismo que nos provoca todo esto, los muertos, inseguridad y los números, nos queda la esperanza de que pronto toquemos fondo y podamos recuperarnos en un cuesta arriba que durará años, pero no hay de otra.