Ricardo Del Muro / Austral
Un apagón informático masivo tumba servicios esenciales e infraestructuras críticas por todo el mundo. El problema, que ha afectado desde aeropuertos a hospitales, surgió de una actualización en un antivirus de la firma de seguridad CrowdStrike que bloquea el sistema de Windows.
Este fue el titular del periódico El País, refiriéndose a la falla informática que este viernes provocó cancelación de vuelos, interrupción en las transmisiones de las cadenas de televisión, retraso en los servicios médicos y la imposibilidad de realizar compras por internet.
Mientras los expertos informáticos trataban de ponerle remedio a la “pantalla azul de la muerte”, como se denomina al mesaje de error que ofrece Windows al quedar fuera de juego – señaló el periodista Manuel G. Pascual -, las autoridades de los numerosos países afectados, de la India a Alemania, transmitían tranquilidad y daban soluciones de urgencia a la ciudadanía.
Todos los usuarios de Internet hemos padecido y renegado ante las complejidades de la informática, ya sea perdiendo información, quedando incomunicados o siendo víctimas de una extorsión o un robo de identidad, pero este “apagón informático” ha mostrado la dependencia y situación de la vulnerabilidad en que nuestra sociedad se encuentra ante la digitalización.
El inicio de la computación personal sucedió en la década de 1970 y veinte años después, en 1991, apareció Internet. En muy pocos años, la digitalización significó un cambio drástico de época, a la que se le ha llamado “globalización”. Un proceso que todos sabemos cuándo y cómo inició, pero que no tenemos la mínima idea de hasta dónde llegará y cuáles serán las consecuencias en el futuro.
Wikipedia volvió obsoletas las Enciclopedias, las páginas digitales terminaron con el periodismo impreso; Google en la publicidad y la información, Amazon y Mercado Libre en el comercio, Netflix en el video, Booking en las reservas de hoteles. La disrupción digital llevó a una reordenación del mundo, de la riqueza, de la cultura y la política.
Hoy, el primer vendedor de libros del mundo (Amazon) no tiene ni una sola librería. El mayor divulgador de noticias (Facebook) no tiene periodistas en sus filas.
El mayor arrendador de habitaciones (Airbnb) no tiene inmuebles de su propiedad. Los bancos ya no contratan personal para atender en las ventanillas; en los restaurantes están desapareciendo los meseros; hay escuelas y universidades sin edificios ni aulas. Estamos a merced de las plataformas digitales y estas, por un virus – como acaba de suceder -, pueden apagarse y dejar a sus usuarios inermes y a la deriva.
Ante el apagón informático del viernes, muchos especialistas lo califican como una de las mayores caídas globales informáticas de la historia, en una escala casi sin precedentes y que pasará a la historia, como lo hicieron los ciberataques WannaCry de 2017, señala el reportero de El País. Los expertos consultados opinan que todavía es pronto para valorar el alcance del problema: pasarán días o semanas hasta que se pueda valorar su incidencia real.
Sin embargo, CNN informó que el Dow Jones cayó 378 puntos, o un 0.9%, el viernes mientras el apagón tecnológico seguía sacudiendo a los inversores. El S&P 500 y el Nasdaq Composite cayeron 0.7% y 0.8%, respectivamente. Esta ha sido una semana desestabilizadora para las acciones estadounidenses.
El canal informativo estadounidense, que ha seguido minuto a minuto, las noticias relacionadas con el apagón informático, también señaló que los ciberdelincuentes ya están aprovechando el caos para promover sitios web falsos llenos de software malicioso diseñado para comprometer a víctimas desprevenidas, según advertencias del gobierno de Estados Unidos y de múltiples profesionales de la ciberseguridad.
El periódico digital Infobae presentó las opiniones de diez científicos y profesores de las universidades más prestigiosas del mundo, sobre las consecuencias del fenómeno informático. Tres de ellos, advirtieron sobre la fragilidad de la digitalización.
El profesor Shumi Akhtar, de la Universidad de Sydney, instó a una revisión estratégica mundial de las infraestructuras críticas. “Esta interrupción expone la fragilidad de nuestro mundo digitalizado y resalta la necesidad de una acción colaborativa inmediata para mejorar la resiliencia a través de salvaguardas robustas”.
Tom Worthington, de la Universidad Nacional de Australia, subrayó la necesidad de contar con enlaces de comunicación alternativos. “Las interrupciones generalizadas del servicio muestran los riesgos de depender de una única tecnología para servicios vitales. Es necesario contar con enlaces de comunicación alternativos que utilicen un software diferente”.
El profesor Oli Buckley, de la Universidad de Loughborough, subrayó la complejidad de implementar soluciones alternativas en todos los sistemas afectados.
“Los problemas recientes de actualización de CrowdStrike ponen de relieve una brecha crítica: si bien los usuarios experimentados pueden implementar la solución alternativa, esperar que millones de personas lo hagan es poco práctico. El verdadero desafío radica en implementar la solución en todos los sistemas afectados, una tarea nada trivial que exige esfuerzos coordinados para poder implementar un parche adecuado”. RDM