Claudia Rodríguez
Apenas se enunció la modalidad de la nueva Reforma Educativa respecto a promover de grado a los niños de primero y segundo de primaria, sin que mediara una calificación, y el asunto ya publicado desde el 24 de marzo del presente en el Diario Oficial de la Federación, creó una gran polémica.
No sólo los padres de familia y la sociedad interesada en el tema, está dividida sobre el retorno de la promoción directa para los primeros grados de instrucción primaria; también expertos pedagogos, investigadores y profesores, tienen diferentes posiciones.
Los hay quienes señalan que no inculcar desde temprana edad que las cosas se ganan, puede hacer que los niños se olviden de lo importante que es la competitividad entre la sociedad; es decir, siempre hay que ir por el objetivo de ser mejor que los demás o esforzarse en el camino sí o sí. Que igual es una carga complicada para los maestros el trabajo de llevar a todos los alumnos a un mismo ritmo de aprendizaje y en su caso, el rescate de quienes se quedan rezagados.
Los contrarios a la promoción automática de los educandos de primero y segundo de la escuela primaria, ponen sobre la mesa de discusión, ejemplos de lo que sucede en otras latitudes en donde los niños tienen atención en grupos dentro de la misma aula escolar, con el fin de que al final, todos tengan una calificación aprobatoria de acuerdo a sus capacidades y presentan pruebas puntuales de cómo se hace esto para igual luego medir, sus capacidades distintas al llegar al primer año de la educación media.
Por otro lado, hay quienes aplauden la nueva reglamentación para los niños que con seis y siete años, se enfrentan a un mundo de exigencias diarias y diversas, acompañadas de tareas, memorizaciones y exámenes; que más que introducirlos al mundo de la enseñanza, lo único que logran es distraer a los pequeños de su interior forma de aprendizaje de la vida y de las costumbres básicas de la familia y la sociedad.
Empero, nadie absolutamente nadie, ha dicho que los niños irán sólo a jugar en sus primeros años de escuela y que tampoco les dejarán carga extraescolar, ni mucho menos que no se les aplicarán exámenes. La idea es llevar a cabo un proceso de aprendizaje formativo y de apoyo al pensamiento concreto sin estigmatizar el desarrollo cognoscitivo de cada educando que en esas etapas se presenta de manera diferenciada.
La posición de quien estas líneas detalla, apoya el que los niños aprendan sin ese estrés que produce una calificación reprobatoria o aprobatoria, mucho menos el poner como muestra al estudiante brillante en el aprendizaje. Ellos todavía no conocen las mañas de muchos que sólo buscan aprobar sin aprender.
Acta Divina… “Ridículo reprobar a niños en los primeros años de primaria”: Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Educación Pública.
Para advertir… Nadie puede pasar por alto, las campañas sobre competitividad humana, las cuales afirman que los dieces de calificación no aseguran el éxito.
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