In principio erat Verbum©
Simón Vargas Aguilar©*
“El gran motor del cambio es la tecnología. Alvin Toffler” Alvin Toffler
¿Qué entendemos por analfabetismo digital? Hasta hace unas décadas aún relacionábamos el término analfabetismo con la falta de habilidades para saber leer y escribir, sin embargo, con la rápida evolución de la tecnología ahora no sólo se trata de tener estas destrezas; es así que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), define este concepto como: “El desconocimiento de los avances tecnológicos o nuevas tecnologías, debido a que los individuos no tienen como interactuar con este tipo de herramientas y obtener mayores estudios de las mismas, lo cual se traduce al no manejo de un ordenador, del software, internet, y demás herramientas informáticas […]”
Lo he mencionado en otras participaciones, lo vertiginoso de los cambios que se suscitaron después de la pandemia ha sido arrollador, sobre todo en ámbitos como la educación, la salud, la política, el comercio y, por supuesto, el desarrollo tecnológico; lo que de alguna manera ha provocado la exclusión mayormente de adultos mayores.
Para los organismos tanto públicos como privados el acceso a la población de internet y herramientas digitales se ha convertido en un punto importante para sus agendas, y las cifras hasta este momento han sido alentadores, de acuerdo con datos del 20° Estudio sobre los Hábitos de Usuarios de Internet en México 2024 de la Asociación de Internet MX, se presentó un crecimiento de 5.2% en el número de usuarios en nuestro país, es decir, se pasó de los 96.9 millones de internautas a los 101.9 millones, lo que representa el 84% de la población mayor a 6 años.
Sin embargo, hay que destacar que, aunque si bien este aumento ha sido constante desde el 2015, la muestra representativa arroja que tan solo entre la generación z (12 a 27 años) y los millennials (28 a 43 años) suman un 59% de la población, dejando a la generación X (44 a 59 años) con el 24% y a los Baby boomers (entre 60 a 78 años) con tan sólo el 16%.
Es cierto que el camino se ha allanado, pero, no todos los hogares cuentan aún con los dispositivos necesarios, por ejemplo, todavía el 47.5% de la población tiene radio y el 43.9% tiene computadora, lo que quiere decir dos cosas importantes, la primera que la forma de conectarnos ha cambiado ya que muchos de los millennials y la generación Z optan por smartphones o iPads, pero esto también denota la forma en la que aún la población de más de 60 años se encuentra, de cierto modo, relegada o bien “negada” a cambiar sus esquemas.
Con los datos antes expuestos ¿Aún podríamos afirmar que hay analfabetismo digital?, claro, pero sería muy complejo abatirlo por completo, por ejemplo, la generación silenciosa (78 a 95 años) representa el 1% de la población en nuestro país, ¿de qué forma incluirlos en las nuevas tecnologías?, consideremos lo difícil de abrirse a nuevos panoramas y lo arduo que puede ser para algunos ellos entender algo que, aunque ha estado presente desde hace años es muy intrincado.
De acuerdo con datos del Foro Económico Mundial para la inclusión digital se requieren superar cinco barreras clave: acceso, instalación, conocimiento, diseño y confianza; claro que la tecnología debe estar diseñada de manera inclusiva, tema que abordaré más a profundidad en un siguiente artículo, ya que cabe destacar que se están logrando innovaciones importantes y dignas de reconocimiento; pero sobre todo, se debe detener el edadismo, ya que limita la forma en la que pensamos sobre los adultos mayores y cómo nos relacionamos.
No podemos pasar por alto lo aterrador que debió ser para muchos adultos mayores vivir una pandemia en completa soledad y casi sin comunicación, y es que recordemos que muchas de las organizaciones y plataformas habilitaron entregas y esquemas basados completamente en el uso de aparatos digitales. Es por ello que hoy ante el incremento de su empleo tenemos que incluirlos y analizar la forma en la que los estamos excluyendo.
*Consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.