LATITUD MEGALÓPOLIS
PERFIL DE MÉXICO
Armando Ríos Ruiz
La historia de Manuel Bartlett Díaz es larga, azarosa, de tintes siniestros y oscuros, pero finalmente exitosa. Fue un estudiante ejemplar, con posgrados obtenidos con excelentes calificaciones en el extranjero, en donde demostró ser poseedor de una inteligencia sobresaliente, lo mismo que en México. Se inició en la política en 1962, hace 62 años, como secretario auxiliar de Javier Rojo Gómez, cuando éste ocupaba la secretaría general de la Confederación Nacional Campesina y desde entonces ocupó diversos cargos públicos.
Por segunda vez en su vida se quedó sin trabajo, cuando la Presidenta Claudia Sheinbaum decidió sustituirlo en la Comisión Federal de Electricidad, con Emilia Esther Calleja Alor, una mujer con 20 años de servir a esa misma institución y de las muy pocas que pudo nombrar, cuyo desenvolvimiento en el cargo debería ser efectivo, al suponerse que conoce sus movimientos.
Bartlett debe sentirse fuera de la cancha. Toda su vida pública la forjó al lado de políticos destacados y de los presidentes mexicanos, en el desempeño de cargos bastante importantes e inclusive, en algunas ocasiones, muchos ciudadanos pensaron que bien podía convertirse en el Primer Mandatario, ya que conocía los intríngulis de la política desde diferentes ángulos. Un pecado cometido en tiempos en que el gobierno de Estados Unidos tenía que dar su bendición, lo desanimó siempre y prefirió continuar en otros encargos.
Siempre mostró una gran habilidad para conquistar la simpatía y la confianza de los servidores públicos más encumbrados. El tabasqueño Carlos A. Madrazo, enemigo político de su padre, fue nombrado presidente nacional del PRI y anunció reformas para democratizarlo. Bartlett se unió a él y logró el nombramiento de secretario auxiliar. Se puede decir que supo aprovechar cada instante de su vida relacionada con el poder, para avizorar el futuro de otros políticos que a la larga se encumbrarían y podrían hacerle buenos favores.
Hubo un período de sólo tres años, en el que estuvo alejado de esas actividades y se dedicó a la docencia y a agregar a su bagaje profesional otro posgrado adquirido en el extranjero, que ganó igualmente con decoro, en Manchester, Reino Unido. Cuando fue secretario de Gobernación, el gobierno puso en marcha un sistema de resultados preliminares en las elecciones presidenciales, que daría el avance casi inmediatamente.
En lugar de eso, dicho sistema, armado por primera vez con modernas computadoras, simplemente no funcionó. Gobernación estaba atestada de periodistas de todos los medios y estos, en espera del resultado para darlo a conocer a primera hora. Después de la media noche fue declarado Presidente Carlos Salinas de Gortari, ante la desaprobación de la oposición y de buena parte de la población. Cuauhtémoc Cárdenas jamás reconoció su derrota.
Esta estrategia valió a Bartlett, ser nombrado después secretario de educación Pública y posteriormente, candidato del PRI y gobernador de Puebla.
Su nombre comenzó a formar parte de diversos documentos del Departamento de Justicia de Estados Unidos, en los cuales se señala su participación en el secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena Salazar y se conoció que no podía viajar a Estados Unidos, porque sería detenido. Esta amenaza volvió a aparecer en 2021.
En el mismo período, urdió la forma de despojar a la familia Hernández Lomelín, de la revista Impacto, fundada por Regino Hernández Llergo, con la mirada puesta en su director, Mario Sojo Acosta, quien se dedicó a lanzar los más agrios ataques a la administración de gobiernos en turno y amasó una fortuna inmensa por los pagos por su silencio. El medio fue vendido por el político, al narcotraficante Rafael Aguilar Guajardo en una millonada de dólares.
Con la llegada de Trump a la Presidencia, el nombre de Bartlett volvió a cobrar gran resonancia. En esta ocasión, el diablo, que parece quererlo mucho y tal vez su edad, vuelvan a prestarle invaluable ayuda.
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