La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Se confirma: los cardenales entienden más del César que de Dios
La elección de Karol Wojtyla como Papa, en octubre de 1978, contribuyó de manera decisiva, a visibilizar el movimiento Solidaridad liderado por Lech Walesa, el cual, sería el detonante para que casi a finales de la década de los 80, el bloque soviético colapsara.
En el caso de Benedicto XVI y Francisco, tuvieron una misión enfocada a impulsar cambios (aggiornar dirían los gramscianos), dentro de la Iglesia Católica.
Sobre el papel de León XIV, habrá que esperar sus primeras decisiones para ir entendiéndolo, sin embargo, es de llamar la atención que sea el primer pontífice estadounidense, país donde si bien el catolicismo no es preponderante, destaca por el poder económico de sus arquidiócesis, basta recordar al influyente cardenal Paul Marcinkus.
Pero, en lo que nos enteramos de los objetivos del flamante Papa, el presidente Trump ya comenzó a sacar raja política del asunto y no tardará en asociar la decisión del Cónclave, a las bondades seductoras de su movimiento Make America Great Again. Por lo pronto, ya dijo que tener un ‘Papa de Estados Unidos es un gran honor’.
En este contexto, ya salieron a relucir algunos tuits en los cuales Robert Prevost hizo críticas de Trump y Vance, no obstante, el Vaticano conoce a fondo el timing diplomático y otra será la posición del prelado como guía moral de la iglesia romana.
En cualquier sentido, ambos son paisanos (además de influencers mediáticos por sus cargos) y no olvidemos que, para que la cuña apriete, tiene que ser del mismo palo, la pregunta es: ¿apretará en pro o en contra de MAGA?