Joel Hernández Santiago
Al final de cuentas el gobierno de Estados Unidos, por decisión de su presidente, el republicano Donald J. Trump aplicará el 25 por ciento de aranceles a productos mexicanos que se exporten desde nuestro país a Estados Unidos. Esto podría ser una catástrofe para la economía mexicana y, por supuesto, para todos los aquí vivientes.
Todavía hace apenas unos días la presidente de México dijo que no creía que Trump aplicaría este arancel. Seguramente su equipo de sabios ecónomos y especialistas en política exterior y en especial los que se ostentan como conocedores de las relaciones México-EUA le dijeron eso, que no, que no se aplicaría… Pero ahí está ya el anuncio, a la vista, al portador…
Y mientras aquí seguía el discurso nacionalista: “Defenderemos la soberanía de nuestro país; porque somos un país libre; porque los mexicanos somos fuertes cuando estamos unidos…”
Que, en todo caso, nada podría pasarle a México. La presidenta decía: “no creo que ocurra, pero si hay expulsión masiva de migrantes desde Estados Unidos, nosotros no seremos “Tercer país seguro” y afirmó enfática que su gobierno tenía preparados planes A, B, C… para enfrentar cualquier contingencia al respecto”. “Pero esperemos, mantengamos la cabeza fría” dijo entonces.
El 21 de enero comenzó el envío de aviones cargados de migrantes, expulsados de manera arbitraria, atrabiliaria y evidentemente atentatoria a los derechos humanos. Al principio los enviaron esposados y encadenados de los pies, como a cualquier delincuente, que de ninguna manera son. (Precisamente esto fue lo que indignó al presidente de Colombia, Gustavo Petro, el maltrato a los migrantes colombianos que eran expulsados.)
En adelante cada vez aumenta más el número de migrantes expulsados de EUA. Las persecuciones allá son criminales. Policías y agencias especiales han sido autorizadas para buscar y expulsar. Hacen cateos a domicilios, a iglesias, a refugios. El miedo de los migrantes es pánico, no sólo por la expulsión sino por la manera humillante como la llevan a cabo los agentes estadounidenses.
Y se cumple la vieja decisión de Trump, que México se asuma como “Tercer país seguro”, por el que regresarían a nuestro país a migrantes mexicanos pero también a los de otros países, toda vez que, argumenta Trump, cruzaron por México y a México hay que regresarlos.
Veamos: El 7 de junio del 2019, los gobiernos de EUA (Trump) y México (AMLO) publicaron una declaración conjunta para evitar la imposición de aranceles, por parte de EUA, por la cual México accedió, entre otros compromisos, a tomar medidas para reducir sustancialmente en 45 días la cantidad de personas migrantes y solicitantes de asilo que llegan a la frontera sur de EUA.
Fue un acuerdo suplementario firmado por funcionarios representantes de ambos países. Y establece que si el presidente Trump no está satisfecho con las medidas tomadas por México para disminuir el número de migrantes y solicitantes de asilo, ambos países tendrán 45 días adicionales para “elaborar un acuerdo binacional que permitiría el retorno de personas que hubiesen cruzado el territorio del primero” – en términos prácticos, un “Acuerdo de Tercer País Seguro”.
El tema es que a pesar de los planes A, B, C… que anunció la presidenta de México, comenzaron a llegar a nuestro país migrantes expulsados de EUA, pero con la particularidad de que no son sólo mexicanos, también han llegado de otras nacionalidades, puestos en la frontera del lado mexicano: en los hechos aplican el “Tercer país seguro”.
Hoy, con la confirmación del 25 por ciento de aranceles a productos mexicanos la presidenta dice que “hay que tener la cabeza fría”. Y que ya tienen planes A, B y C para contrarrestar esta decisión. Que ya una representación mexicana dialoga con el gobierno de Trump y que se negocian puntos sustanciales. ¿Quién, cómo, dónde y qué?
Y luego: ¿En qué consisten esos planes ABC…Z? Poco o nada conocemos del contenido de esos planes. Ya se anuncia que se aplicará el Plan B (Aranceles y medidas no arancelarias) con vaguedades. Nunca supimos en qué consistía el Plan A, y si se ejecutó o no. Nada claro se ve por ningún lado del B y en qué consisten los C… Z.
La discreción política tiene que ver con riesgos de seguridad nacional. Y si no es así, si el tema es del tipo relaciones comerciales o de índole abierta, como es el caso de los migrantes expulsados o aranceles, no tiene sentido guardar un silencio que genera suspicacias de índole diversa.
Trump dijo en Davos que se le dificulta negociar con Canadá, pero que es más fácil con México. ¿En qué consiste la facilidad de trato con México? ¿Qué ocurre a cuatro paredes entre México y EUA? Se habla con insistencia de la defensa de la soberanía mexicana bajo toda circunstancia. ¿Es así?
Sí, cabeza fría, pero no indiferente a la gravedad de la circunstancia, pero no ajena a buscar soluciones con planes y estrategias sólidos para defender los intereses nacionales. Sobre todo en un país en donde planificar y generar estrategias en beneficio nacional hace tanta falta.
Por ahora ningún mensaje a la Nación. Puras mañaneras. Importa que se informe a la nación en qué consisten esos planes, si son viables y si son contundentes dentro de la diplomacia que debe existir, aunque Trump no sepa de diplomacias.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau se dirigió a los canadienses todos, mediante un mensaje nacional, advirtiendo de la gravedad del tema para todos ellos. Y dejó claro que su respuesta –plan- es imponer aranceles a productos estadounidenses.
Quiso que los canadienses supieran lo que está haciendo y qué sigue en el problema con Trump; lo mismo hizo el presidente de Brasil, Ignacio Lula da Silva, que anunció aranceles en respuesta a Trump… ¿Y México?… ‘Cabeza fría’… plan B…