De acuerdo a la Academia Mexicana de la Lengua o Real Academia de la Lengua Española (RAE), las definiciones de droga son las siguientes:
“(Del ár. hisp. *ḥaṭrúka; literalmente, ‘charlatanería’). 1. f. Sustancia mineral, vegetal o animal, que se emplea en la medicina, en la industria o en las bellas artes. 2. f. Sustancia o preparado medicamentoso de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno. 3. f. medicamento. 4. f. Can., Am. Mer. y Méx. Deuda, a veces la que no se piensa pagar. 5. f. Col. Persona o cosa que desagrada o molesta. Es droga, una droga, mucha droga. 6. f. Ur. Cosa aburrida, tediosa o de mala calidad. 7. f. desus. Embuste, ardid, engaño. U. en Argentina. ~ blanda. 1. f. La que no es adictiva o lo es en bajo grado, como las variedades del cáñamo índico. ~ dura. 1. f. La que es fuertemente adictiva, como la heroína y la cocaína. echar, o mandar, a alguien a la ~. 1. locs. verbs. coloqs. Am. Cen. y Cuba. Mandarlo a paseo, despedirlo de malos modos.”
En todas las acepciones relacionadas a droga, se percibe anomalía en un contexto o en otro, por lo que si no es dañina para quien la consume, la práctica o la usa, entonces deberíamos ir proponiendo también un cambio de nombre.
Todas las drogas derivan tarde o temprano en un daño físico –y hasta psicológico– que llevan no sólo a un deterioro del tejido social, sino que también a todos como comunidad y hasta como contribuyentes nos eroga un gasto enorme aún cuando no las consumamos. Sólo habría que pensar en las decenas de enfermedades que se derivan de la adición a sustancias catalogadas como drogas incluso “sociales” y que cada vez atacan a más personas y en edades más tempranas.
El hecho es que las drogas son eso mismo y legalizarlas en un país en donde el acceso a la educación, a oportunidades de empleo y por ende a un nivel educativo y de calidad de vida aceptable se alejan cada vez más y más del grueso de los mexicanos; legalizar una anomalía sería tanto como dejar crecer un cáncer con permiso y sin control.
Como dicen los que tienen la sartén por el mango, el debate por enésima ocasión para legalizar las drogas apenas empieza, pero mi posición no cambiará, pues he visto afectado mi entorno en distintas ocasiones por quienes son adictos a las drogas “blandas o duras”.
Acta Divina… Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal apunta que el debate sobre la legalización de las drogas en su entidad, debería extenderse a otros estados.
Para advertir… Si el debate sobre las drogas es serio y las consecuencias de su consumo en el ámbito legal, de justicia, de derechos humanos y por supuesto de salud clínica y mental son contempladas, pues entonces no habrá bolsillo estatal que pueda absorber su título de consumo legal.
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