Corre, lee y dile
Por Germán Martínez Aceves
Hay títeres de diversas formas y tamaños: marionetas con hilo, bocones, de dedo, de guante, de varilla, de calcetín, marottes, de sombra o de complejos mecanismos que logran su articulación. Son de madera, de tela, de hule-espuma, de plástico, de papel. Son objetos que cobran vida con toda la gama de sentimientos humanos y actúan en todo tipo de escenarios reales o inimaginables.
Atrás de ellos, o dentro de ellos, o a un lado de ellos, está el titiritero, gran creador que convierte los sueños en realidad, la imaginación en un don tangible y los lugares en espacios sin límites. Solo las mentes obscuras y obtusas del medioevo condenaban a los titiriteros porque usurpaban la función de Dios a darle vida a lo inanimado a través de la manipulación.
Pero un titiritero es un niño permanente que fabrica y encuentra el asombro; es un creador inagotable de historias, de personajes que habitan la narrativa imaginada o que transforman la poesía en movimiento; es un diseñador de escenografías y paisajes que caben en un teatrino o que se desbordan en el escenario. Es un artista con dones mágicos y místicos. Es un personaje especial como Carlos Converso.
El cuaderno de teatro Tramoya en su número 161, octubre-diciembre 2024, tercera época, está dedicado al maestro Converso (Córdoba, Argentina, 1947) quien llegó a Xalapa en 1986 para proponer a la Universidad Veracruzana la creación de una compañía de títeres.
A lo largo de los años a la capital veracruzana a veces arribaban espectáculos con marionetas, en la década de los setenta existía el grupo francés Pataqués, o estaba Samuel Contreras, creador de Caliche, pero una escuela titiritera no existía. Así es que Carlos Converso llegó con el proyecto de profesionalizar el arte de los títeres y tuvo la oportunidad de impartir sus conocimientos en la Facultad de Teatro.
Con talleres, con clases y abriendo espacios alternos, Carlos Converso sembró semillas que forjaron discípulos entusiastas que afianzaron el arte de los títeres, como es el caso del grupo Merequetengue que logró edificar un teatro exclusivo para obras titiritescas y otras actividades como el fomento a la lectura.
Hoy Xalapa es un referente en el mundo de los títeres como lo es Tlaxcala a través del legado de los hermanos Rosete Aranda. Más allá de considerar este oficio como marginal que deambula en barrios, carpas, circos o teatros populares, es un arte en toda la extensión de la palabra y de la creatividad.
De ahí que toma relevancia lograr un paso importante, publicar obras hechas para títeres, práctica poco común entre titiriteros que, sin embargo, al ser impresas perpetúan la impronta del arte titiritero.
En este caso, Tramoya publica cinco obras de Carlos Converso, una de ellas es Barbacoa, historia de piratas, aventuras que se suscitan en busca del tesoro izando la bandera de la poesía de Espronceda “Es mi barco mi tesoro/ es mi dios la libertad, /mi ley la fuerza y el viento/ mi única patria la mar”.
La siguiente obra es El juicio, obra pequeña que transcurre en Ginebra en el siglo XVII donde un titiritero es condenado por la Santa Inquisición. Su delito: dar vida a los títeres pues “¡sólo Dios puede animar lo inanimado, sólo Dios puede insuflar aliento divino!”
Pabellón Gardenia, es una obra que hizo Carlos Converso con sus alumnas de la Facultad de Teatro con base en las historias del hospital psiquiátrico Tiburcio Borda, de Buenos Aires, Argentina. La sana locura de los residentes los lleva a hacer una estación radiofónica, Radio Colifata, donde hablan de sus enfermedades mentales. En un momento se enfrentan a la situación del cierre del psiquiátrico para erigir una plaza comercial y su labor de comunicación radiofónica se convierte en esencial para defender su espacio de convivencia.
Atracciones S.A. es un sarcasmo a la banalidad instaurada en la televisión a través de concursos fantasioso y ofertas maquilladas donde la belleza y el éxito son solo escenografía.
Finalmente, Vicisitudes de tiriteras en tiempo de coronavirus es un diálogo entre el titiritero y su títere que no quiere ser un guiñol para evitar ser contagiado, tal vez los hilos como marioneta sea su salvación con sana distancia, pero no tendrá un final agradable.
El número de Tramoya se complementa con un texto de Alicia Petrilli Vargas, alumna de Carlos Converso, quien señala que el estilo del maestro Converso es destacable e innovador en donde hay una relación juego, materia, metáfora y dramaturgia; en tanto que la investigadora en teatro, Socorro Merlín, hace un breve recuento de la revista Tramoya en el marco de los 50 años de existencia de la publicación creada por Emilio Carballido.
La portada está a cargo de Pedro Silberman y en interiores se publican fotografías a colores del archivo personal de Carlos Converso.
Tramoya se puede adquirir en las instalaciones de la Editorial UV, ubicada en Benigno Nogueira, número 7, en el centro de Xalapa, Veracruz. También está disponible en la librería Hyperión.