Ricardo Del Muro / Austral
Al llegar a San Cristóbal, en 1959, el joven obispo Samuel Ruiz García encontró una ciudad colonial en donde los indios se bajaban de las aceras para ceder el paso a los blancos y mestizos; no podían sentarse en las bancas de la plaza central, ni tampoco entrar a hoteles y restaurantes.
Habían transcurrido doce años desde que la carretera Panamericana terminó con el asilamiento de esta ciudad, ubicada en los Altos de Chiapas; existía un cine, farmacias con sinfonolas, automóviles y radios, pero las costumbres eran muy semejantes a las que describió el padre Antonio de Remesal en el siglo XVI.
Cuando Samuel Ruiz llegó a San Cristóbal, los indígenas eran excluidos y marginados. Y cuando dejó la diócesis en 1999, los pueblos y comunidades eran protagonistas. El obispo, como dijo Andrés Aubry (Qepd), siempre luchó por una iglesia autóctona, que fuera de los indígenas.
Al celebrarse el 99 aniversario de su nacimiento, el pasado viernes, en la Catedral de San Cristóbal de Las Casas, el obispo Enrique Aguilar y el obispo auxiliar Luis Manuel López Alfaro, encabezaron la eucaristía con la dieron inició al Año Jubilar “JTatic Samuel: Caminante en el corazón de los pueblos 2023 – 2024”.
Desde diferentes parroquias de esta Diócesis llegaron delegaciones de feligreses a la plaza de la Catedral donde se congregaron con estandartes religiosos, con velas, flores, cantos y rezos, al ritmo del pito y el tambor, así como del sonar del caracol – señala la crónica del Isaín Mandujano, corresponsal de Proceso -, para celebrar una procesión en honor a Ruiz García, quien fue obispo durante cuatro décadas.
El obispo nació el 3 de noviembre de 1924 en Irapuato (Guanajuato) y falleció el 25 de enero de 2011 en la Ciudad de México. Su cuerpo descansa en un nicho especial, justo detrás del estrado donde oficia misa el obispado actual.
Ruiz García tenía 35 años cuando llegó el 14 de noviembre de 1959 a San Cristóbal y el 25 de enero de 1960 fue su consagración episcopal. Carlos Fazio, uno de sus biógrafos señala que cuando le preguntaron dónde quería ser consagrado obispo dijo, de modo natural, que en la sede de la diócesis a la cual iba. Era algo obvio. Luego supo que él sería el primer obispo allí consagrado. Los anteriores 34 obispos, o se consagraban antes o habían sido trasladados de otra sede.
Resultó un hecho histórico. Desde la época de la conquista, cuando fue fundada la diócesis, ¡ningún otro obispo había sido consagrado en ese lugar!.
En el pastoreo de la diócesis, Samuel Ruiz comenzó como un obispo tradicional. El indio era más o menos objeto de la acción pastoral, señaló Fazio. Lo primero que hizo fue recorrer las comunidades. Y observar. Fue un impacto tremendo. Desde un principio aquella realidad de miserias y carencias lo golpeó.
En realidad, como dijo él muchas veces, quienes lo convirtieron fueron los indios, pero la transformación definitiva fue cuando asistió al Concilio Vaticano II, inaugurado en Roma en 1962, donde surgió la opción por los pobres en la Iglesia católica, fundamento de la Teología de la Liberación que inspiró al obispo Ruiz para vincular el Evangelio con las costumbres y lenguas de cada comunidad, lo que hoy se conoce como Pastoral Indígena de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Una de sus primeras acciones fue la de promover que se tradujeran los textos de la Biblia a las distintas lenguas indígenas chiapanecas y durante los cuarenta años que estuvo al frente de la diócesis formó a 700 diáconos y catequistas indígenas, quienes se encargaron de evangelizar en sus comunidades. Así surgieron las misas católicas en tzeltal, tzotzil y chol.
El Papa Francisco, durante su visita a Chiapas en 2016, rezó frente al altar de la Catedral de San Cristóbal, donde reposan los restos del obispo Samuel Ruiz, además de reivindicar su labor al restablecer la ordenación de diáconos indígenas que el Vaticano, bajo el papado de Juan Pablo II, había prohibido en 2002.
El obispo Ruiz García fue el principal promotor del Congreso Indígena de 1974 en San Cristóbal y del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, una de las primeras organizaciones civiles dedicadas a defender los derechos humanos. Asimismo, fue el mediador entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno federal para lograr la paz en el conflicto armado de 1994 en Chiapas.
Don Samuel es junto a don Sergio Méndez Arceo, es el símbolo más profético de la iglesia mexicana del siglo XX, y uno de los pastores más importantes de la pastoral indígena en nuestro continente y el mundo, escribió el destacado periodista, también ya fallecido, Miguel Ángel Granados Chapa. RDM