Enaela García CEO de CYCSAS
En los últimos 3 años, la industria automotriz en México ha sido testigo de un preocupante aumento en los ataques cibernéticos, los cuales se acrecentaron 225 por ciento, de acuerdo con el Global Automotive Cybersecurity Report, colocando a esta industria entre las tres más atacadas en todo el país, sólo por debajo del sector financiero y la industria del petróleo y gas. La digitalización de los vehículos, con sus avanzados sistemas de entretenimiento, navegación y conectividad, ha abierto una nueva puerta para los ciberdelincuentes, quienes ahora encuentran en los automóviles una mina de oro de información valiosa y sistemas vulnerables.
La industria automotriz ha evolucionado significativamente, integrando tecnologías que, si bien mejoran la experiencia del usuario, también introducen riesgos inéditos. Desde el control remoto de ciertas funciones del vehículo hasta la posibilidad de desactivar sistemas de seguridad, los hackers han demostrado que pueden explotar estas debilidades con relativa facilidad. Este panorama es alarmante, especialmente cuando consideramos que México es uno de los principales productores y exportadores de automóviles en el mundo.
El reciente incremento de hackeos en esta industria en México ha revelado la falta de preparación y la subestimación del problema por parte de muchos actores del sector. Las empresas automotrices, a menudo centradas en la innovación y la competencia en el mercado, han relegado la ciberseguridad a un segundo plano. Esto se traduce en sistemas vulnerables que no solo pueden comprometer la privacidad de los datos personales de los usuarios, sino que también pueden poner en riesgo la integridad física de las personas.
La falta de inversión en ciberseguridad y la escasez de personal especializado son algunos de los principales obstáculos. La industria debe reconocer que la ciberseguridad no es un gasto adicional, sino una inversión necesaria para garantizar la sostenibilidad y confianza en sus productos. Las consecuencias de no hacerlo pueden ser devastadoras, no solo en términos económicos, sino también en términos de reputación y seguridad pública.
Es imperativo que las empresas automotrices adopten un enfoque proactivo ante esta amenaza. Primero, deben fortalecer sus sistemas de defensa cibernética mediante la actualización constante de software y la implementación de protocolos de seguridad más estrictos. Las auditorías de seguridad y las pruebas de penetración deben convertirse en una práctica regular para identificar y mitigar posibles vulnerabilidades.
Asimismo, es crucial fomentar la colaboración entre el sector privado y el gobierno. La creación de alianzas estratégicas puede facilitar el intercambio de información y recursos, permitiendo una respuesta más efectiva a los ataques cibernéticos. La implementación de regulaciones específicas y la creación de un marco legal sólido que obligue a las empresas a cumplir con estándares de ciberseguridad pueden ser pasos significativos hacia la protección de la industria.
También es fundamental invertir en la educación y concienciación tanto de los empleados de la industria como de los consumidores. Los usuarios deben ser conscientes de los riesgos y recibir orientación sobre cómo proteger sus datos y dispositivos. Por su parte, los empleados deben estar capacitados para detectar y responder a posibles amenazas, así como para implementar buenas prácticas de seguridad en su trabajo diario.
Para CYCSAS, el aumento de hackeos en la industria automotriz en México es una señal de alarma que no puede ser ignorada. La digitalización de los vehículos, aunque beneficiosa, ha creado una nueva superficie de ataque para los ciberdelincuentes. Es crucial que las empresas automotrices tomen medidas inmediatas y contundentes para fortalecer su ciberseguridad, protegiendo así a sus consumidores y garantizando la continuidad de sus operaciones.
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