Por: Ricardo Bravo Anguiano.
Fueron varias las circunstancias que me motivaron a leer el libro y escribir esta breve reseña. El enterarme de la presentación del libro; de las entrevistas que le han hecho al autor y; de los comentarios periodísticos que se han divulgado; así como, la inquietud de algunos amigos universitarios -excompañeros de la facultad de Economía-, que propusieron comentar el libro, en el círculo de lectura virtual que tenemos cada mes.
Quiero expresar mi reconocimiento a un intelectual de primera línea de nuestra máxima casa de estudios, la UNAM; destacado como antropólogo social, en la investigación y en la docencia, por lo que ha recibido numerosos premios. Alguien que se había autocalificado como marxista-leninista cuando era miembro del Partido Comunista Mexicano. Hace algún tiempo dejó sus principios y valores de “izquierda” y se pasó a la “derecha”; y, ahora se asume él mismo, como social-demócrata.
Todo parece indicar, que “Bartra se cansó de ser lo que era” y se fue con el grupo de opositores al presidente, donde le han retribuido económicamente de mejor manera su trabajo profesional, formando parte del grupo de “intelectuales orgánicos”. ¡No seamos tan exigentes!, él tiene todo el derecho de hacer lo que está haciendo. Por cierto, su libro -hecho a petición expresa de “alguien”-, sin mencionar algún logro del presidente, hace una crítica feroz y despiadada contra la Cuarta Transformación (4T), y en especial contra su creador el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Bartra critica al presidente por ser: populista, no ser de izquierda, ser autoritario, concentrador del poder y otros adjetivos. Como AMLO lo ha dicho: “si por ayudar a los pobres me llaman populista, con gusto seré populista”. “Que no es de izquierda”, qué importa si lo es o no, lo bueno es que está mejorando las condiciones de vida de millones de mexicanos -del campo y de la ciudad-, que los gobiernos anteriores dejaron marginados del progreso económico y social, del resto de la sociedad.
Lo critica por ser “autoritario y concentrador del poder”. ¿Qué esperaban?, ¿que fuera débil como mandatario y tibio en la toma de decisiones? No, lo que México necesita es un presidente fuerte, que mantenga y ejerza el poder con firmeza. Se imaginan si al final de su administración, dijera: “hice lo que pude dentro de las facultades que tenía como representante del poder ejecutivo federal”. No. Tiene que convencer a los demás poderes del nivel federal -legislativo y judicial-, y a los niveles estatal y municipal para que todos juntos ejerzan sus facultades, encaminadas a apoyar las transformaciones que ya están en proceso.
Sobre el subtítulo del libro “El fracaso de López Obrador”, ¿fracaso? No. AMLO no ha fracasado, está feliz con lo que está logrando. Todo indica, que el fracasado es Bartra al haber dicho, que, en las elecciones de julio de 2018, AMLO perdería; por eso ahora, está más cauteloso y escéptico sobre los resultados en las elecciones de junio de 2021.
El autor critica al presidente por el equipo ineficiente de trabajo y los malos resultados obtenidos durante sus dos años de gobierno. ¿Qué esperaban? ¿Que trajera extraterrestres para formar su gobierno? No. Tuvo que escoger personajes de lo que el país dispone, aunque algunos tuvieran cola de dinosaurio, pero fieles a la orden del mandatario. Sobre los resultados obtenidos -como el lector sensato comprenderá-, en dos años es imposible erradicar la corrupción y la impunidad, y otros virus malignos; se necesitarán años, quizá decenios para lograrlo, pero ya empezó el cambio, que es lo más importante.
Que el presidente pactó con Peña Nieto y su grupo cercano de colaboradores; con líderes sindicales y religiosos, banqueros y empresarios, gobernadores, hasta con la delincuencia organizada, etc; y, que está militarizando al país. Es difícil de comprobar los “pactos”, aunque, en la práctica la opinión pública deduce que sí ocurrieron; ya que, de lo contrario no lo hubieran dejado llegar al poder. En cuanto a la militarización del país, hay que comprender que no tenía en quien más confiar, para que lo apoyaran en la realización de sus proyectos de infraestructura.
Bartra se mofa de la 4T. Dice que lo que AMLO hace no tiene nada que ver con las tres transformaciones anteriores del país: la Independencia, la Reforma y la Revolución. Al presidente lo ubica como si siguiera siendo priísta; por lo que dice, que quizá el cambio es: del Partido Nacional Revolucionario (PNR) al partido de la Revolución Mexicana (PRM), luego al Partido Revolucionario Institucional y ahora, a MORENA. Nada más absurdo y fuera de ubicación política. De esta reflexión errónea se deduce, que Bartra tomó el título de la obra “Regreso a la jaula”, insinuando que el pejelagarto regresó a la jaula del PRI (como está en la portada). ¿No será más bien, que quien está en la jaula es “el güero Bartra”, atrapado por los conservadores que lo tratan como si fuera lo máximo que capturaron con dinero, para desprestigiar a AMLO?
No se midió el autor cuando dice que AMLO es un “Pepenador de ideas en el basurero de la historia”. Demuestra que no lo conoce y que no tiene la menor idea de la capacidad intelectual del presidente; y, además, lo malinterpreta; pero no por ignorancia -que sería algo justificable-, sino, como una agresión, un rencor y fobia personal. ¡Qué lástima que un intelectual que fue “puma” -querido todavía por algunos de sus exalumnos-, caiga tan bajo! Si en un tiempo, como “antropólogo social” se dedicó a investigar y a tratar de definir la identidad del mexicano, desde la comodidad de la vida estudiantil en París, Francia; ahora que se metió de “analista político” está demostrando que es incapaz de explicar, la realidad actual nacional. ¿No será que, el zapatero debe regresar a sus zapatos?
En una parte del ensayo, Bartra habla de la obra de Thomas Piketty -izquierdista francés, “El capital en el Siglo XXI”, 2013. Con base en este autor, Bartra dice que se inclina por un “capitalismo basado en la propiedad social” y en un sistema de reparto democrático de saberes y poderes. La propiedad privada sería sustituida por la propiedad temporal, habría impuestos fuertemente progresivos, incluyendo las herencias. Se limitaría la concentración de propiedades. ¡Ah, caray! Esto no es lo que le encargaron que escribiera, se salió del libreto. Finaliza la referencia a Piketty, diciendo que, solo con el desarrollo de un verdadero “socialismo participativo e internacionalista” . . . se podrían resolver estas contradicciones. Únicamente le recordaría al profesor Bartra, que lo que plantea es un “socialismo utópico”, que existió a principios del Siglo XIX, previo a la aparición del socialismo científico de Carlos Marx y Federico Engels, con su obra cumbre “El manifiesto comunista” de 1848.
Como obra intelectual -lo dice un principiante de crítico literario-, ésta no aporta nada nuevo al análisis de la situación política, previa a las elecciones de junio de 2021. Eso sí, reconozco que está escrito en una excelente prosa. Repite los argumentos vacíos y trillados de los textos que publicó en otros tiempos con otros propósitos. Como ensayo, empezar hablando de él mismo en una reunión en palacio nacional con el presidente, donde no lo invitaron, denota que estaba dolido; solo faltó que dijera: “yo debería de estar ahí al lado de mi compañero Enrique Semo”. Qué lástima. Al final, demuestra que está al pendiente de lo que hace o deja de hacer el presidente, como lo hace -mi profesor-, el novelista Francisco Martín Moreno, para luego criticar a AMLO. Cada uno tiene derecho a dedicar su tiempo a lo que quiera, principalmente, ahora que ¡hay libertad de expresión, como nunca!
Por último, ¿a qué otro intelectual estarán los opositores a AMLO, convenciendo en este momento, para comprarlo? Cada intelectual tiene su precio . . . ¿no cree usted, estimado lector?