Ricardo Del Muro / Austral
En la octava sesión extraordinaria del Consejo Nacional de Morena, la dirigente nacional, Luisa María Alcalde Luján, llamó a cerrar filas en torno a la presidenta Claudia Sheinbaum ante las amenazas arancelarias por parte de Estados Unidos, además de señalar que en el partido gobernante no hay pacto de impunidad ni se protege a nadie.
Ha sido un congreso que se realizó en un momento difícil para el grupo gobernante morenista, enfrentado a un incierto panorama económico y el malestar de gran parte de la ciudadanía, además de pugnas internas y el escándalo en torno al coordinador de los senadores, Adán Augusto López, por los presuntos nexos con el crimen organizado de quien fue su colaborador en Tabasco.
Ante este panorama, en el congreso se hizo un urgente llamado a la unidad y a la renovación de cuadros, además de mandar un mensaje a los oportunistas y a quienes están atentos a cualquier movimiento en la finca de Palenque.
“Morena no protege a persona alguna, sea militante o no, que incurra en un acto de corrupción o que traicione los principios que dan vida a nuestro movimiento. Nuestra guía es la verdad y la justicia. Tenemos el compromiso inquebrantable para combatir cualquier acto que atente contra la confianza del pueblo. Todo aquel que se desvíe de esos principios debe responder por su parte. Y si existiera alguna duda o señalamiento, que sea la autoridad la que sustentará en pruebas, resuelva y determine su responsabilidad”, advirtió Alcalde Luján.
Fue el primer gran encuentro formal del partido bajo el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum, por lo que se trató de un espacio para redefinir prioridades y alinear al partido con la nueva etapa del poder ejecutivo. Aunque Morena ya controla la Presidencia y el Congreso, el Consejo dejó claro que aún hay tensiones heredadas del lopezobradorismo que no han sido resueltas.
Muy a su pesar, el origen y las características de Morena hacen que sobre este partido flote el fantasma del PRI. Y, en este sentido, no hay que olvidar que el Maximato instaurado por Plutarco Elías Calles, tras el asesinato de Álvaro Obregón y la creación del institucional Partido Nacional Revolucionario (PNR), duró sólo seis años, antes de que Calles fuera expulsado del país en 1936 y Lázaro Cárdenas promoviera la creación del Partido de la Revolución Mexicana (PRM) en 1938. Fue un proceso de depuración y fortalecimiento en el partido que en aquella época gobernaba el país.
Morena enfrenta actualmente un momento definitorio: o se depura para recomponer la unidad en torno a un proyecto ético y transparente, o corre el riesgo de que las contradicciones internas lo erosionen antes de llegar al siguiente proceso electoral federal en 2027.
En este contexto, se vuelve ineludible la necesidad de fortalecer los cuadros cercanos a la presidenta Sheinbaum, quien encabeza una nueva etapa del movimiento y ha comenzado a delinear su estilo propio de gobierno. Consolidar su equipo político no solo es estratégico, sino urgente, si se busca garantizar la continuidad del proyecto sin las cargas heredadas del sexenio anterior.
Voces dentro del Consejo coinciden en que Sheinbaum necesita operar con actores leales a su visión y con compromiso probado, no con figuras que arrastran escándalos o representan inercias del pasado. Para algunos, eso implica incluso revisar el papel de quienes llegaron al poder por cuotas internas y no por méritos claros ante la ciudadanía.
Aunque falta más de un año, el Consejo marcó el inicio informal de la estrategia electoral rumbo a 2027, con llamados a mantener la hegemonía territorial, consolidar gubernaturas, renovar liderazgos locales y conservar la mayoría legislativa. Se anticipa un reacomodo de fuerzas y posibles rupturas si no hay espacios claros para las nuevas generaciones. RDM