Joel Hernández Santiago
Ahora sí que se nos juntaron la pena y el dolor. O como se dice: “Éramos muchos, y parió la abuela”.
De pronto nos informan que ya hay casos de Coronavirus en México. El viernes 28 de febrero, el subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell, dijo desde la presidencia de la República que se confirmó el primer caso de coronavirus en México en un paciente que se encuentra en la capital del país.
“Tenemos un caso confirmado de coronavirus; el individuo está en condiciones de salud estable; tiene una enfermedad leve, leve se refiere a que no tiene neumonía, tiene los síntomas parecidos a un catarro. Es un individuo joven de modo que es de muy bajo riesgo”, dijo. Se trata de un hombre de 35 años que habría visitado recientemente el norte de Italia.
Y hay otros casos en estudio que podrían confirmarse, o no, a lo largo de los días. Pero en todo caso se cumple la advertencia fatal que habían consignado: ‘es inminente la llegada del Coronavirus a México, es cosa de tiempo’ decían, como lo hizo Juan Ramón de la Fuente, embajador de México ante las Naciones Unidas, así como Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de Ciudad de México, quien pidió que en la capital del país se debe tener tranquilidad y confianza.
Pues eso: ya está aquí el Covid-19 y lo que sigue es impredecible. Las autoridades insisten en que debe haber calma, que no cunda el pánico y que “en México estamos preparados para hacerle frente a la epidemia”.
El presidente de México dijo que no debe haber alarmismo y que se estará informando, al tiempo que –de nuevo en su estilo personal de gobernar- dijo que espera “que no haya amarillismo, porque “hay medios que generan alarma, que no son objetivos”. Bueno.
En todo caso esta enfermedad que ya es global, llega a México en uno de los peores momentos para el sistema de salud pública nacional. Llega cuando se debate la falta de medicamentos para distintas enfermedades graves, hay desabasto médico en hospitales públicos; llega cuando se encontraron fallas en el famoso Instituto para la Salud y el Bienestar –INSABI- y no cumple aun con la universalidad de proporcionar salud pública y gratuita, sobre todo a la población vulnerable.
Y aunque se afirma que “estamos preparados para hacerle frente”, la verdad es que no se ve que para el Coronavirus se haya instalado un programa nacional de prevención, de cuidado, de reclutamiento de especialistas en enfermedades respiratorias o epidémicas, no se ve que, como en otros países, se hubieran dispuesto Comisiones especiales para atender la contingencia, así como instalaciones para atender en particular a personas con coronavirus…
De hecho, una vez que se conoció que existía la enfermedad y que esta había surgido en China, mientras otros países cuidaron el acceso de personas que regresaban de ese país, y en particular de las zonas afectadas, establecieron mecanismos de control y cuarentena, en México no pasaba nada y como Juan por su casa, regresaron viajeros de China que habían estado varados allá, y sin ningún protocolo de prevención y cuidados los dejaron pasar en el Aeropuerto de la Ciudad de México, aunque se había dicho que “se tendrían todos los cuidados”.
Pero el tema no es sólo que se nos diga que “estamos preparados para hace frente a esta epidemia”, sino cómo es que está preparado el sistema nacional de salud, tanto pública como privada; qué protocolos se han establecido, a no ser los tres anunciados y que son simplemente del tipo advertencia y preparación, pero no formas serias de prevención, cuidados para evitar la transmisión, atención médica eficiente, protección médica y social… Tanto y más.
“Será necesaria la contención a nivel personal y desde los hogares, debido a que no existe capacidad instalada en los institutos nacionales y los hospitales del sector salud para atender una pandemia”, advirtió el jueves 27 de febrero el doctor Samuel Ponce de León Rosales, coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud. Esto es: “no existe capacidad instalada en los institutos nacionales y los hospitales del sector salud”… Grave esta afirmación, pero que podría ser fatal para los días que podrían llegar…
Por supuesto, cada uno de nosotros deberá tener los cuidados necesarios para evitar a esta enfermedad. Ya se divulgan algunas recomendaciones, como el lavado de manos frecuente y bien hecho, el cubre-bocas, evitar el saludo de manos, evitar saludar ‘de beso’, alejarse de personas que pudieran tener síntomas de gripa, cuidar a los niños y personas mayores… y más…
Pero el tema es saber si en verdad el sistema nacional de salud, tanto federal, como estatales y municipales están preparados para cualquier contingencia; si los médicos de aquí o allá están preparados para saber cómo atender a los posibles enfermos, cómo evitar la propagación y la contaminación; si habrá los medicamentos necesarios para garantizar la vida de las personas, sobre todo porque es un caso de excepción grave y peligroso.
En todo caso urge que se tome con la seriedad que merece esta nueva situación que podría cambiar tanto el comportamiento social como los protocolos de prevención y salud.
Y sí, todos en México debemos ser solidarios, ayudar unos a otros y seguir las prevenciones que se nos informan. Pero también debemos exigir responsabilidad de gobierno en un asunto que para el mundo “no es una exageración”, pero sí un momento delicado para la buena salud y la vida de todos en México.
Informarnos con seriedad qué están haciendo, cómo, en dónde y bajo qué reglas de cuidados y seguridad social se tienen las previsiones es lo más conveniente y más sano. Y urge. Y cuando pase todo esto, que confiamos en que será pronto, entonces se harán las evaluaciones que correspondan.
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