ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
Se considera a nuestra hermana República de Costa Rica como “la Suiza americana”, cual la habría descrito el conde francés Maurice de Périgny a finales de la segunda década del siglo anterior:
“Segura de la inviolabilidad de su neutralidad, la república de Costa Rica merecerá completamente su apodo de Suiza americana, que ya le había valido la belleza de sus paisajes, el espíritu democrático de sus leyes, el carácter dulce y pacífico de sus habitantes, la integridad y el liberalismo de sus gobernantes”.
Una muestra reciente del espíritu democrático de los ticos es la que, precisamente, ha puesto en duda la integridad de su actual gobernante, el Presidente Rodrigo Chaves, a quien este martes reciente se juzgó en la Corte Suprema de Justicia de su país, acusado de corrupción, por lo que se pidió al Congreso retirar la inmunidad de la que goza el mandatario.
Chaves fue señalado por el fiscal general Carlo Díaz, con quien tiene un abierto enfrentamiento, de obligar a una empresa de servicios de comunicación contratada por la Presidencia a darle 32 mil dólares a su amigo y ex asesor de imagen Federico Cruz.
¡32 mil dólares!, sí, son la causa de la disputa.
¿Se imagina usted algo así en México donde los expresidentes han sido señalados de haberse llevado a sus cuentas bancarias y hasta a sus bolsillos decenas, cientos y hasta miles de millones de pesos?
Y no sólo los titulares del Ejecutivo, también sus colaboradores más cercanos, familiares y amigos, cual es el caso de Miguel Ángel Osorio Chong a quien la Auditoria Superior de la Federación ha puesto en la mira por desvíos de cientos de millones de pesos, tan sólo en el rubro de comunicación social.
Deben ser muchos más, debido a que el ex secretario de Gobernación de Enrique Peña Nieto también manejó, entre otras, las partidas de seguridad pública: compra de aviones, helicópteros, armamento, uniformes, etc.
Hemos tenido castas dizque gobernantes que se han enriquecido bestialmente, mientras las enormes mayorías del país languidecen en la pobreza, aún aquellos que se comprometieron a poner a los pobres en el centro de sus administraciones.
Por ello apelo nuevamente a su imaginación: ¿Algún día aquí se juzgará por corruptos a los presidentes en funciones? ¿A los expresidentes?
No. México no es Suiza. Es Haití.
Aquí, como en el sub-Sahara africano
Durante los últimos 42 años de regímenes priístas, panistas y morenistas hemos sido engañados con un sonsonete macabro: ¡todo va muy bien!, decían los infames mandatarios de nuestra voluntad electoral. Siempre todo iba bien, hasta que todos nos dimos cuenta de que en realidad todo iba mal. Una experiencia que no debería repetirse.
¡Todo va bien!, también repetían hasta el cansancio los Carlos Salinas, los Vicente Fox, los Felipe Calderón, ¡los Enrique Peña! y hasta los Andrés Manuel… hasta que nos dimos cuenta por las mediciones internacionales de los niveles de vida y de que sólo podíamos comparar nuestra situación vital con los países del sub-Sahara africano.
Cuando supimos que en el área latinoamericana sólo éramos superados por el hambriento Haití. Y eso sólo en unos cuantos rubros del gobierno y la asistencia social.
No encontrábamos parajes tan desolados para vernos en otro espejo, para comprobar el aserto fundamental de los gobiernitos, apoyados por medios de comunicación infames y vendidos. Simplemente, éramos los últimos lugares en justicia, desigualdad material, corrupción y rapiña generalizada.
Ya que fueran personitas que habían sido amaestradas con títulos patito en universidades extranjeras, para hacerlos proclives a la dominación o gentuza de tres al cuarto que nunca recordaron los títulos de tres libros que hubieran leído en su vida, o analfabetas funcionales ávidos de un poder que envidiaron durante décadas para acabar peor, complicitados con los carteles del narcotráfico. Tosos hicieron lo que quisieron, en medio de tanta ignorancia, apatía y abulia pública.
La única diferencia entre la represión y la corrupción de las más sangrientas dictaduras sudamericanas, asiáticas y africanas con las nuestras son simplemente de ubicación geográfica. Aquí se aplican también todos los catálogos de las oligarquías y del autismo de los déspotas, por la creencia de que ¡tooodo va muy bien!, y que “el pueblo está feliz, feliz, feliz!
Pero no. Hay 110 millones de mexicanos en pobreza. Atestiguan el avance que propalan los representantes de la decadencia y la miseria. El uno por ciento de la población aplaude la permanencia de sus modos y maneras. Se tensa la cuerda, se violentas el tejido social, en la absoluta inconsciencia, en la brutal ignorancia.
México tampoco es Suiza. Es Haití
El temporal culto al poder y al poderoso en turno –a excepción de AMLO, instalado en su segundo sexenio– es parte del primer mandamiento. Creen estar hechos a mano, cuando forman parte de una corte de enanos sin acabado, cuando causan hilaridad y vergüenza ajena en todos los rincones del mundo por sus modales mal calcados, con sus arrebatos de malnacidos.
No saben, nunca han sabido que el concepto de la equidad social está más arraigado que el de la sumisión en nuestro pueblo. Que la discrepancia ha sido la base del repudio a los fantoches. Que sabemos construir los mecanismos de equilibrio en base a la protesta para lograr la concordia. Que siempre detectamos sus cifras maquilladas y sus estrambóticos discursos del engaño felón.
Nunca supieron, ni sabrán en dónde están parados. Nunca han tomado nota de que la sociedad democrática debe brindar una libertad real. No saben del imperativo constitucional que obliga al constante mejoramiento económico, social, cultural y político de la sociedad como fórmula de todo un sistema de vida. No han transformado las necesidades en respuestas efectivas y constantes.
Todos los expresidentes vivos –muy vivos– merecen ser enjuiciados en nuestro país.
Pero México no es Suiza. Tampoco es Costa Rica. Es México. Simplemente México… como Haití.
Indicios
Del año 2000 a 2023 han quedado sin comprobar 191 mil millones de pesos en la administración pública federal; de ellos, la mayor cifra se “extravió” durante el sexenio de López Obrador. Y en la más reciente auditoría de la ASF, la de 2024, a cargo del “carnal” David Colmenares Páramo los desvíos “nada más ascienden a 660 millones de pesos. * * * Por hoy es todo. Mucho le reconozco que haya leído hasta aquí. Y como siempre le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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