Lilia Arellano
“No perdáis una hora, porque no estáis seguros de un minuto”: B. Franklin
• “Cuando la perra es brava…”
• Zarpazo al seguro de fin de sexenio
• Aseguradora Hidalgo fue rematada
• Metlife, negocio de EZ y sucesores
Noviembre 13, 2018.- En nuestro país “zarpazos” se convirtió en una “sana costumbre burocrática”, así lo hicieron con los ahorros de los braceros mexicanos quienes, confiados, se los enviaron al gobierno para ser entregados en el momento en el cual decidieran retornar al país y tal vez fundar algún negocio. Se los quedaron. Los capitales producto de pensiones tanto del IMSS como del ISSSTE, desaparecieron, se los quedaron. Los envíos económicos en momentos de desastre no se aplican, se los quedan. El manejo de los recursos de los ahorradores de Afores lo aplicaron para construir su negocio en Texcoco, o sea se lo van a quedar; ahora es el turno, de los seguros para el retiro de quienes trabajan bajo el registro “empleados de confianza”.
El inicio de este negocio se hizo, primero, con la contratación de la póliza a la cual le han invertido cerca de 30 mil millones de pesos y la aseguradora ha hecho una aportación familiar conforme se acordó en un contrato en el cual todo el dinero que se va captando se queda generando intereses nunca reportados a la suma global para ser entregada al término del sexenio a funcionarios y empleados de confianza en cada dependencia. El producto obtenido por la disposición de capital simplemente, se lo han quedado, han sido los abonos mensuales chiquitos pero que, sumados al porcentaje obtenido al firmar con la empresa Metlife, hacen otra de esas fortunas por las cuales ni siquiera se les puede acusar de enriquecimiento inexplicable, menos aún de abuso o fraude.
Los seguros del gobierno, tanto los de la burocracia como los de los legisladores, los médicos, los de prestaciones adicionales, así como los obligados a las entidades para poder entregarles los créditos tramitados ante Banobras, eran adquiridos en una empresa del estado, en Aseguradora Hidalgo, la cual también entró a remate en el mandato de Ernesto Zedillo, junto con Ferrocarriles Nacionales de México. Así el gran negocio pasó a manos de la iniciativa privada para asegurar con nuestros impuestos a los altos funcionarios, a los enlistados con beneficios al término de los gobiernos presidenciales, cuya posición ha seguido protegida, les dan el Seguro de Separación Individualizada. Ha sido este pues el “zarpazo” de un año que dejó de ser de Hidalgo y de Carranza ante la magnitud de la ambición de un pequeño pero muy poderoso círculo.
SEGURIDAD, EL GRAN RETO
La ola de violencia y la inseguridad pública fue uno de los factores que empujó la caída del régimen priísta. Resolver el complejo problema planteado por las organizaciones criminales es una tarea prioritaria y fundamental para el nuevo gobierno, el cual iniciará en un par de semanas. Durante tres sexenios los cárteles mexicanos no sólo no fueron abatidos sino se fortalecieron ante los errores de los gobiernos federales emanados del PRI y el PAN en este siglo y ampliaron sus actividades del narcotráfico a otros ilícitos como el huachicoleo, extorsión, secuestros, tráfico de armas y trata de personas, entre otros.
Actualmente, son sumamente poderosas organizaciones criminales como el Cártel del Pacífico o de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel del Golfo, los cárteles de los Beltrán Leyva, de los Arellano Félix, de los Carrillo Fuentes, de Los Caballeros Templarios, de La Familia Michoacana, de Los Zetas. Su fuerza y amplitud de operaciones es reconocida en los diagnósticos hechos por las autoridades de los tres niveles de gobierno, quienes han sido totalmente incompetentes para desarticularlos, así como por autoridades y especialistas internacionales.
Los cárteles operan como verdaderos clanes familiares. En el Cártel de Sinaloa maniobran Iván y Alfredo Guzmán Salazar, y Aureliano Guzmán Loera, El Guano, hijos y hermano de Joaquín El Chapo Guzmán, así como El Mayo Zambada y su familia. El mismo ingrediente familiar se identifica en los Beltrán Leyva, los Arellano Félix y los Carrillo Fuentes. La familia Oseguera controla el CJNG y los González Valencia a Los Cuinis. Los Cárdenas Guillén mantienen su influencia en el Cártel del Golfo.
El panorama a heredarse a la nueva administración federal es totalmente fúnebre: más de 250 mil asesinatos a lo largo de tres sexenios panistas y priísta; más de 36 mil desaparecidos reconocidos oficialmente en el Sistema Nacional de Seguridad Pública; más de 350 mil desplazados por la ola de violencia; casi 2 mil fosas clandestinas con casi 3 mil cuerpos localizados y menos de la mitad identificados; matanzas espeluznantes como las masacres de Allende, San Fernando, Villa de Salvacar; la desaparición y posible muerte de los 43 estudiantes de Ayotzinapa; los múltihomicidos en Veracruz, en La Marquesa, en Michoacán, en Nuevo Laredo, por mencionar los más conocidos.
Tal vez el punto más complejo para recuperar la paz y la tranquilidad en el país sea el hecho de la consolidación de la “economía del narcotráfico” en México, pues cada año genera ingresos brutos del orden de 600 mil millones de pesos, una cifra que duplica la ventas de la industria farmacéutica. Los cárteles mexicanos de la droga reciben entre 19 mil y 39 mil millones de dólares anuales procedentes de Estados Unidos.
Un gran reto y, para enfrentarlo, la SCJ hace lo necesario y pone piedras en el camino. Ya se verá.
DE LOS PASILLOS
Se criticó severamente la actuación de los policías de la CDMX, a los cuales acusan de abuso de autoridad y son investigados, por ahora, por Asuntos Internos y, posteriormente quienes sean encontrados culpables rendirán cuentas ante el MP. ¿Así, castigando a los policías pretenden enfrentar a los delincuentes? Porque hay uniformados hospitalizados, heridos y ahora con la Espada de Damocles encima. Los familiares y particularmente las madres de los delincuentes no aceptarán ni en lo público ni en lo privado, que sus hijos formen parte de bandas delincuenciales, siempre los catalogan como inocentes. A las madres, esposas, familiares de los policías no les abren los micrófonos o los diarios para reclamar la situación de sus vástagos en un intento de salvaguardar sus personas y bienes. Los derechos de unos cuantos pisotearon los de millones atrapados en un bloqueo cuya duración convirtió a toda la capital del país en un caos.
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