El sonido y la furia
Martín Casillas de Alba
La poesía que lleva en sí misma la música…
Ciudad de México, sábado 13 de marzo, 2021. – Así tituló Paloma Jiménez su tesis de maestría donde explora la lírica de su padre, José Alfredo Jiménez, uno de los más famosos compositores de música popular en México de quien seguimos cantando sus canciones, poemas líricos que tienen que ver con la literatura, pues, “la poesía lleva en sí misma la música… y aquello que se asimila mediante la melodía, resulta difícil de olvidar”.
Paloma hace un análisis de la lírica de su padre recorriendo los diferentes senderos de ese jardín, puntualizando la calidad de sus composiciones, sabiendo que “nada se pierde al musicalizar algunos poemas”, tal como lo hizo Joan Manuel Serrat con los de Antonio Machado sin que perdieran éstos su valor literario.
José Alfredo canta y expresa sus sentimientos de tal manera que todo el mundo lo entiende y, por eso, logra lo que está implícito en la poesía: vernos reflejados y, de esa manera, conocer mejor nuestros deseos, sueños y emociones.
En una de sus canciones advierte que si alguien le habla de amor y de ilusiones a su novia para enamorarla, es posible que logre su objetivo, pero, José Alfredo le da un giro y advierte que, en todo caso:
Si te acuerdas de mi, no me menciones,
porque vas a sentir amor del bueno;
y si quieren saber de tu pasado,
es preciso decir una mentira.
Di que vienes de allá,
de un mundo raro,
que no sabes llorar,
que no entiendes de amor y
que nunca has amado.
La tesis de Paloma es un ensayo tejido con finos hilos, sin tapujos: José Alfredo Jiménez es su padre y es el poeta del pueblo y sin dudarlo, le dedica su trabajo, antes de “resaltar esa manera suya de apropiarse de todos esos tópicos, renovándolos y regresándoselos a la gente para que los haga suyos. En eso radica su genio y su popularidad.”
Relata cómo se enfrentó al mundo, aclarándonos que cantaba todo lo que había vivido cuando un día le dijo que… “si no viviera como vivo, no podría escribir lo que escribo”.
Paloma analiza sus canciones, esos poemas líricos que tienen una estructura y una formula que se repite: estrofa y estribillo. También nos cuenta cómo es que en todas ellas, considera las vivencias de su padre, tanto del pasado, como del presente que todo lo devora:
Es mi orgullo haber nacido en el barrio más humilde,
alejado del bullicio de la falsa sociedad.
Yo no tuve la desgracia de no ser hijo del pueblo.
Yo me cuento entre la gente que no tiene falsedad.
Él es el protagonista de esta historia y “se expresa en términos personales para integrarse, por la magia de la poesía, en la conciencia del grupo. El trovador es autobiográfico y desde la primera línea, inicia el canto mostrando su orgulloso origen.”
Cuando sus padres se conocieron, él ya tenía una novia. Después de varios encuentros, Paloma Gálvez se convierte en su musa y confidente y él aprovechaba esa relación para contarle sus problemas y las diferencias que tenían que lo provocaban para terminar con esa relación. Paloma “lo consolaba y alentaba para que siguiera escribiendo: un día lloró delante de ella por aquella novia, la primera ingrata de sus versos…”
Destrozado por la ausencia,
repitiendo voy tu nombre,
llorando triste llorando,
yo que siempre fui tan hombre.
Seguimos cantando sus canciones, como trovadores que llevan esa poesía tal como lo justifica Paloma cuando analiza en detalle el valor de todas ellas que tanto han gustado y nos siguen emocionando, como “Ella”:
Me cansé de rogarle,
me cansé de decirle que, yo, sin ella de pena muero;
ya no quiso escucharme,
si sus labios se abrieron fue pa’ decirme: “ya no te quiero”.
Y cuando llega la hora de despedirse, Paloma lo hace cómo lo hizo su padre, con esta canción que dice así:
Pa’ que te acuerdes de un pobre amor;
quiero dejarte toda mi vida
entre las notas de esta canción…