TEXTO GONZALO GARCIA RAMIREZ
Hago un llamado ameno, sutil y oportuno para reconocer el día a día del rol que juegan las mujeres en México, con fecha de corte Enero del año 2023. Al mismo tiempo, hago un llamado para darle el crédito y reconocimiento que merecen mujeres periodistas, de la talla de Olga Wornat o el de la periodista e investigadora americana Sally Denton. La escritora argentina recientemente publicó el libro “El último Rey” y Sally es la autora de “La Colonia LeBarón”. Ambas publicaciones son de editorial Planeta. Antes de terminar este párrafo, quiero enfatizar que existe, afortunadamente para nuestro país, una enorme lista de empresarias, actrices-activistas, articulistas, legisladoras, directoras de cine, ambientalistas, fotógrafas, legisladoras, políticas, maestras, todas ellas dignas de ser reconocidas; mas sin embargo, no me da la vida, en este texto, para mencionar su nombre.
Si el mundo femenino me acepta esta franca solicitud de disculpa de que no es posible llenar un texto de nombres y más renombres, comienzo: ¿quién no recuerda el programa en el Canal 4 (de la empresa Televisa, en esos años dirigida por Emilio Azcárraga Jean) llamado “mujeres trabajando”, transmitido los domingos a las 10 am, magistralmente conducido y dirigido por la periodista Adela Micha. Si el periódico La Jornada, durante décadas, se llamó el medio de comunicación “para darle voz a quien no la tiene”, luego entonces, Adela Micha, desde hace unos 20 años, marcó la pauta para que se fuera reconociendo y valorando, como debe ser, todos aquellos oficios y profesiones en los han ido ganando espacios las mujeres de México; las de las grandes megalópolis, tales como Monterrey, Guadalajara, la CDMX; o de ciudades fronterizas como Tijuana o Ciudad Juárez e incluso las miles y miles de mujeres que a diario trabajan en maquiladores de estados como Tamaulipas, Chihuahua o Coahuila, entre otros. Adela dio espacio y entrevistó a un sinnúmero de mujeres que iban picando piedra en su rol de policías, paramédicos, bomberas, ayudantes en los trabajos de la construcción (ese de los albañiles, pues) y muchos otros oficios que por décadas habían sido sólo para la contraparte masculina.
DOS LIBROS DE LECTURA OBLIGADA
Olga Wornat habrá ya acumulado infinidad de señalamientos por publicar los libros que ha publicado. Hasta me atrevo a afirmar que ya ha de estar trabajando en alguna nueva publicación ¡¡bomba!! Podría, tal vez, haber inconsistencias en las investigaciones que ha conducido, al menos, desde que comenzó el sexenio del guanajuatense Vicente Fox. Habrá, hoy en día, incluso mujeres, que querrán que no debe volver a nuestro país a seguir ventilando a personajes de la vida pública mexicana, siendo ella de Argentina, mas sin embargo, ha tenido el valor de seguir adelante en su carrera como escritora. El último ejemplo de ello es el libro El Último Rey, en donde pone sobre la mesa vida y obra, tristeza y retos, enfrentamientos y asuntos de dinero en el mundo de la industria discográfica nada más ni nada menos que del charro de Huentitán, Jalisco, Vicente Fernández. Entre otras revelaciones, Olga cuenta en este libro cómo dirimían sus diferencias, éxito y trayectoria Chente y Juan Gabriel; narra cómo el hijo del charro de Huentitán, Gerardo, tuvo fuertes desavenencias con el Divo de Juárez; o cómo se pudo llegar a un arreglo, en dinero, luego de la demanda de Alejandro Fernández en contra del mismísimo Luis Miguel.
Ahora bien, luego de leer el libro de Sally Denton, me niego rotundamente a realizar una reseña acerca de esta “historia al interior del clan: crímenes, pactos de sangre y fe en la tierra prometida”. No deseo redactar una reseña. Y no porque no sea total y absolutamente interesante esta investigación. No. Sólo dejaré aquí los siguientes apuntes: UNO) De reojo, uno no puede percibir que entre sus páginas se cuenta la historia de cómo un hijo del ex presidente Carlos Salinas de Gortari fue relacionado, periodísticamente hablando, con la secta NXIVM de Keith Raniere. DOS) Tampoco es fácil imaginar que el libro te hablará de la llegada a México de la comunidad mormona, originaria de los estados americanos de Oklahoma o de Utah o que se referirá a los lazos de sangre que han permeado en esa fe religiosa durante varias décadas, tanto del lado americano como del lado mexicano. TRES) Este libro me recordó al mil veces laureado texto “Cien años de soledad” de García Márquez, ya que no es fácil hilar los nombres de los hijos de los hijos de tal o cual LeBarón, como tampoco es fácil ubicar quién es esposa de quién (bueno, tampoco es imposible).
En correlación con el objetivo de este texto, que es hacer un pequeño reconocimiento y homenaje a las mujeres, no debo pasar por alto que la escritora pone cierto énfasis en subrayar que en los últimos años, en las comunidades de menonitas de los estados de Chihuahua y Sonora, ha ido creciendo la fuerza de la figura del matriarcado en asuntos que antes sólo competían a los hombres.
Por cierto, no se debe de perder de vista una extraña similitud entre los motivos que dieron origen a la investigación de Olga Wornat y su libro sobre Chente y algunos antecedentes importantes acerca de familiares de la periodista Sally Denton. Olga da a entender en su prólogo que ella tenía una deuda moral con su madre, ya que le fascinaban las canciones de Vicente Fernández; luego entonces, se sobre entiende que Olga creció escuchando cómo su madre cantaba las letras de Fernández. Ahora bien, al final de su libro, Sally apunta lo siguiente: “Al escuchar a las mujeres de la Colonia LeBarón no puedo evitar pensar en mi tatarabuela y en mi bisabuela y en el papel que les tocó desempeñar en una cultura polígama”. Y matiza: “Al final de sus largas y turbulentas vidas, las dos se decepcionaron de su iglesia. Aun así, ninguna perdió su fe en Dios”, Es decir, Sally Denton pone su granito de arena para poner en algo a muchas mujeres que fueron sometidas en el mundo del patriarcado.
LAS MUJERES EN LA VIDA Y TRAYECTORIA DE UN PERIODICO
Para septiembre de 1993 terminé una tesis que realicé, para recibir título, a nivel técnico profesional, precisamente acerca del diario La Jornada. Sin revisar la lista de reporteras, articulistas y personal femenino de su redacción, estoy seguro que su fuerza motriz era impulsada, en su mayoría, por mujeres, todas ellas bajo la firme conducción del director fundador Carlos Payán Velver. Busqué entrevistar a encargados de área para ese trabajo mío de investigación llamada metodológica. No tuve la suerte de estar en sus oficinas (en ese entonces ubicadas en Balderas, número 68) en un sábado o domingo y poder conocer en persona a Cristina Pacheco y su “mar de historias”, publicado exclusivamente los domingos, las cuales leí durante años; en uno de esos días en los que se me autorizó el ingreso, sólo pude ver pasar (sin lograr una entrevista) a Frida Hartz camino a su laboratorio del departamento de Fotografía; también pude saludar a Juan Antonio Zúñiga del área de Economía; y de igual modo, uno de esos días, pude ver llegar a su oficina Braulio Peralta. Los que sí me dieron una entrevista para mi investigación documental fue Manuel Meneses (cómo olvidar el suplemento Investigación y Desarrollo) y Ricardo Alemán (dado que mi maestro Juan José Torres Bata me mandó con él). También me hubiera gustado saludar a Fabrizio León, a quien consagré entre mis gurús en fotografía, luego de ver la portada con su fotografía, ese 23 de abril de 1992, un día después de la explosión del sector Reforma en el pleno centro de la ciudad de Guadalajara. Quién si tuvo un inconmensurable tiempo para mi trabajo académico fue Sara Lovera, ya muy comprometida con el sensacional suplemento La Doble Jornada. Era la época en la que los estudiantes admirábamos a grandes reporteros y reporteras aún sin conocerlas; para mi era el caso de Andrea Becerril y de Elena Gallegos. Reconozco que la crónica parlamentaria no quería leerla sino eran los textos de Elena (honestamente, la equiparaba con las crónicas de Fidel Samaniego). Ella fue para mí un gran motivo de inspiración; leer por la noche sus textos eran lo mejor que me podía pasar al terminar un día. No hay que olvidar que eran los años en los que en el Metro era común ver a la gente con su Jornada bajo el brazo.
DEL STC METRO AL MERCADO SOBRE RUEDAS
Creo fielmente en que una tendencia verdadera, al menos desde el año 2000 para acá, es el fortalecimiento del llamado empoderamiento de las mujeres en la vida diaria de nuestro país, en una innumerable lista de campos de acción. Soy cortoplacista al mencionar sólo a México, cuando queda claro que la influencia y acaparamiento de las mujeres es un asunto de índole mundial. ¿cuántos hospitales no tienen en su nómina de personal a un alto porcentaje de mujeres? Ahora que está de moda hablar del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) Metro ¿cuántas mujeres, a diario, trabajan para vender boletos, limpiar sus instalaciones e incluso conducir los trenes? No se diga un mercado, tanto los fijos como los llamados sobre ruedas. A ellos acude un muy alto porcentaje de mujeres (“marchantas” les dicen), pero son sitios atendidos en un buen porcentaje por mujeres
FUNDAR UNA COLONIA; FUNDAR UNA CIUDAD
Si no es de tu interés el libro de Olga Wornat, ya que para muchas es de desagrado recordar al charro de Huentitán, si se recomienda de menos leer reseñas acerca del libro de Sally. Tardó en llegar a México la traducción de este libro. Su lectura requiere de cierto grado de concentración. Ah pero eso sí, hagamos una última recomendación: el lector o la lectora se debe preparar para dejar a un lado la temática relacionada con los niveles de criminalidad, brutalidad e inseguridad que se viven hoy en día. Amigo lector, amiga lectora, también deja de lado la temática relacionada con la forma de vida de las comunidades mormonas. Se recomienda encontrar aquellos elementos relacionados al papel que jugaron las mujeres que no se doblegaron ante nada desde el momento en que sus guías espirituales optaron por buscar nuevos lugares para vivir, siempre acompañados por sus mujeres y los hijos de esas mujeres. Viene a colación aquella anécdota de que cuando se fundó la ciudad de Guadalajara, hace más de 200 años, una señora de nombre Beatriz dijo a sus seguidores y acompañantes: “aquí nos quedamos o por las buenas o por las malas”. Luego entonces, enhorabuena por las mujeres LeBarón que no se doblegaron ante nada. Honor a quien honor merece; es decir, al César lo que es del César.
DATOS DE CONTACTO
Gonzalo García Ramírez
Twitter: @Znog2Vena9
WhatsApp: 55 2784-7816
CORREO: ggrt22s@gmail.com