DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Hasta 1988, los Presidentes de la República surgían del gabinete, aunque las cosas cambiaron, motivados por el asesinato de Luis Donaldo Colosio que provocó la emergencia de un candidato sustituto que llegó a convertirse en Ejecutivo federal.
Con todo y ello, el anterior cargo de Ernesto Zedillo Ponce de León, antes de convertirse en coordinado de la campaña presidencial de Colosio, había sido de secretario de Educación Pública.
Desde que se instrumentó que los Presidente de los Estados Unidos Mexicanos serían electos por seis años, los candidatos surgieron del gabinete hasta que la emergencia mencionada obligó a jalar al candidato que no tuviera nexos con el gobierno federal, ya que la Constitución establecía que no debía detentar ningún cargo federal seis meses antes de los comicios.
Fue así que Lázaro Cárdenas del Río, Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán Valdés, Ado0lfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari, dejaron sus cargos dentro del gabinete para asumir la condición de candidato presidencial de un partido arrollador, como fue el PRI de aquellos años.
Después de ello, los Presidentes mexicanos surgieron de distintos ámbitos: el mencionado Zedillo de la coordinación de campaña; Vicente Fox Quesada del gobierno de Guanajuato; Felipe Calderón Hinojosa, fue removido de la secretaría de Energía tres años antes de los comicios; Enrique Peña Nieto, tenía menos de un año de haber terminado con su cargo de gobernador del Estado de México y Andrés Manuel López Obrador dejo de ser dirigente nacional de su partido para abrazar la candidatura.
El contar con ese bagaje hacía que los candidatos de los partidos ganadores hubiesen recorrido gran parte del territorio nacional, antes de hacerlo en plena campaña y conocían la mayor parte de los principales problemas que aquejan a la población.
La experiencia cuenta mucho, ya que la mayor parte de esos Presidentes habían tocado base como diputados, senadores y gobernadores, con la excepción de Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, que curiosamente, fue la época de mayor endeudamiento, de terribles devaluaciones, saqueo de las arcas y enriquecimiento de grandes empresarios, cuyas fortunas crecieron al amparo del poder público.
Es cierto que los sexenios de Miguel Alemán y Enrique Peña Nieto son catalogados como los de mayor corrupción dentro de la administración pública, pero los de Echeverría, López Portillo, de la Madrid, Salinas de Gortari y Zedillo se ubican como los de mayor endeudamiento público y casi quebranto de las finanzas públicas.
Basados en esas experiencias y considerando que en dos años más la ciudadanía en pleno tendrá que concurrir a las urnas. Valdría la pena iniciar la observación de aquellos personajes que alzan la mano para ser considerados como prospectos presidenciales, sin importar el lugar que ocupen actualmente dentro de la política nacional.
Está visto que los factores que contribuyen al ascenso de la nueva clase política son totalmente distintos a los del pasado reciente, cuando los propios partidos se encargaban de cuidar a los aspirantes con posibilidades reales de competir.
Ahora, la situación es distinta y del carisma, formación, antecedentes y carrera que traían los contendientes se pasa a la popularidad ganada por otros medios. Un deportista, un artista (de las distintas disciplinas), un influencer o un comediante puede ser el próximo Presidente de la República, si es que este tipo de personajes continúan prestándose a la competencia política, aunque carezcan de atributo alguno para ocupar esas posiciones.
Está visto que los traspiés de algunos gobernantes y la rapiña de varios de ellos hacen que la población busque otro tipo de personajes que los gobiernen, sin importar que carezcan de la preparación para ello, pero eso sí, los pueden divertir con sus contratiempos, sus excesos, abusos y desfiguros.
No falta mucho para que sepamos el rumbo que seguirán los electores en junio de 2024.
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El retorno de Jaime Bonilla a su escaño ganado en las urnas en 2018, generó una serie de suspicacias, aunque el ex gobernador de Baja California tenía contemplada esa posibilidad desde hace mucho y lo hará ahora que dejó arreglados algunos asuntos de índole familiar.
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