Eduardo Sadot
Poco a poco, paso a paso, el PRI encabezado por Alejandro Moreno tiene el propósito de refundar al instituto político contribuir a la madurez democrática de México.
El discurso del actual gobierno es acabar con el PRI no dejar piedra sobre piedra, sepultarlo, sus misiles han caído como lluvia sobre ese partido, sus miembros y su dirigencia.
El discurso oficial culpa de todos los males de México a ése partido y para eso no hay tregua, discurso cuya relatoría oculta los logros alcanzados durante los tiempos de administración. Posicionar en el subconsciente colectivo que nada se hizo bien y hasta la llegada del gobierno actual y sus errores son consecuencia de los errores del último gobierno priísta que facilitó el odio en su favor y propició el sentimiento de venganza y odio, que determinó la llegada de MORENA.
El intento de exterminar al tricolor atacando un día sí y otro también al mismo dirigente Alejandro Moreno, alentado por el fuego amigo, en el que creyó hasta por Osorio Chong, el líder de los senadores priístas, apostándole al debilitamiento de la dirigencia, abonando a la intención del dictador de palacio, pero aún así, Alejandro Moreno, quien nunca se acobardó, mientras externó y denunció – y no le creyeron – el motivo y origen de los ataques, hoy es más claro.
A él le señalaron que si se apropió del PRI para postularse como candidato, a lo que respondió, que siendo joven tenía mucho tiempo por delante para participar si fuera el caso, pero que en éste momento lo importante era el rescate de la patria – palabras más, palabras menos – hoy con la reunión con Osorio Chong el más vociferante de los detractores de Moreno, se plantea la re-unión de los priistas, en torno a un proyecto de nación, también impulsado por Alito, con la alianza por México.
De igual modo que proyectos exitosos del PRI como la creación de Cancún, que hoy por hoy sigue siendo la principal fuente de empleo en el sur de México, ubicado en el sureste mexicano, al que por cierto hasta los mismos originarios de los principales estados beneficiados del sur, Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Veracruz, ignoran y le niegan el mérito al PRI.
La democratización de instituciones electorales a cuyos reclamos el PRI de entonces, no hizo oídos sordos y, promovió desde los diputados de partido y hasta la misma autonomía del IFE y después del INE, son ignorados por la mala intención tendenciosa de la entonces oposición, hoy gobierno.
Sí hay que reconocer que al interior del Partido, muchos dirigentes no estuvieron preparados para identificar y asimilar los reclamos de la militancia y dejaron entrar a los tecnócratas, encabezados entonces por Manuel Bartlet mismo que arribara con de la Madrid, y penetrara las entrañas del PRI, un partido nacido desde el poder y para el poder que no fue creado para ser oposición. Todos recuerdan aquel intento de democratización de la definición de candidatos en aquella pasarela primero frente a la cámara de diputados, inaugurada con las comparecencias de los secretarios y después, con la pasarela en el propio PRI.
Los ahora partidos en la oposición velan sus armas para librar la más definitoria lucha por la grandeza de México, para los próximos años, ensayando un nuevo ejercicio, el de los gobiernos de coalición, de los mismos de los que habló en su momento Manlio, que hoy cobran vigencia, ejercicio democrático aprendido de democracias más consolidadas en Europa, bombardeas con el “si fueron enemigos, cómo ahora se juntan” por el pánico que tiene la dictadura a que México pueda retomar el camino a la consolidación de su democracia, liquidando el intento de caudillismo y maximato.
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