Aunque Pese
Por Salvador Martínez G.
Hasta ahora no se ha logrado encontrar un mejor sistema de gobierno que el de la democracia electoral a pesar de no ser perfecto y en muchos casos intervenido por intereses ajenos a las necesidades del pueblo.
Para los grupos fácticos como los representantes del gran capital, la democracia ha sido su bandera cuando logran manipular los resultados electorales a su favor, entonces es cuando vox populi, vox Dei, pero cuando son las clases populares las que logran colocar en los gobiernos a los que los representen, todo se convierte en críticas al populismo y advierten que la democracia no es todo lo bueno que decían.
Así estamos hoy día cuando los partidos que representan a la derecha carecen de argumentos para obtener la simpatía de las mayorías y buscan por doquier métodos para recuperar el poder y favorecer al capitalismo rampante que impera en otras latitudes como las del vecino del norte.
Apenas este lunes un grupo de notables se reunieron en el World Trade Center bajo el manto de la pluralidad, sólo para hacerle el juego a la derecha con críticas al actual régimen con la demanda de un “cambio de rumbo” claro, para favorecer a la empresa privada, a la banca, al sector bursátil y todo aquello que represente pingues ganancia a costa de los menos favorecidos.
Entre los presentes había excandidatos presidenciales como la panista Josefina Vázquez Mota, el priista Francisco Labastida Ochoa y Patricia Mercado, del entonces Partido Alternativa Socialdemócrata, junto con ex rectores de la UNAM, como José Narro Robles y Francisco Barnés de Castro y hasta el inefable Dante Delgado Rannauro dirigente del Partido Movimiento Ciudadano.
La sola conjunción de ese grupo de personas habla de que lo único que los une es oponerse a un gobierno que hoy favorece con políticas sociales directas a más de 35 millones de mexicanos.
No hay propuestas, sólo críticas y soterrado apoyo a las oligarquías.
SUSURROS
El caso de la ministra Yasmín Esquivel Mossa sigue profuso, difuso y confuso, sobre todo ahora que el supuesto plagiado, Edgar Ulises Báez, reconoció ante integrantes de un comité de la UNAM que sí tomó partes de la tesis de la hoy representante de la Corte.
Edgar acepta que mintió anteriormente cuando negó que un notario público lo visitó y que ante él aceptó haber declarado bajo fe pública que sí plagió partes del trabajo de la ministra.
Desde luego que falta aún el veredicto del caso que, aunque no quiera, está en manos de la UNAM. Ya veremos qué sucede.
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