Aunque Pese
Por Salvador Martínez G.
Los embates de Donald Trump contra México y el gobierno de Claudia Sheinbaum no se limitan a las acciones de Washington para vulnerar la soberanía nacional con el pretexto del combate al narcotráfico ni las imposiciones arancelarias para disminuir la compra de productos mexicanos, sino que busca horadar al sistema político nacional con grupos de ultraderecha vende patrias.
Caso muy claro el de Eduardo Verástegui, conocido actor y activista de ultraderecha que en las pasadas elecciones presidenciales pretendió erigirse como candidato independiente, sin alcanzar el mínimo de firmas requerido para su registro.
No obstante, Verástegui no ha cesado su actividad política con estrechas relaciones con grupos de ultraderecha de España y América Latina, especialmente con figuras como el presidente argentino Javier Milei.
Ahora busca recuperar fuerzas con el respaldo político y seguramente económico de la administración Trump, con cuyo embajador en México, Ronald Johnson, cenó el pasado sábado, aun antes de que esté presentara sus cartas credenciales a la presidenta Claudia Sheinbaum.
La cena fue privada, pero ambos se encargaron de hacerla pública con la expresión de “mi hermano” para Verástegui de parte de Johnson, en medio de mariachis y luego de que el diplomático visitara la Basílica de Guadalupe, como un gesto populista e interesado para atraer simpatías de los católicos mexicanos.
No cabe duda de que Verástegui será uno de los alfiles de la Casa Blanca para perturbar la estabilidad política nacional, aunque los augurios de crecimiento que parecen movimiento ultraderechista no son muy amplios por carecer de una agenda que implique beneficios verdaderos para los mexicanos.
De cualquier forma, la íntima relación con Johnson es de cuidado, sobre todo en un contexto de rispidez diplomática con serias diferencias en temas binacionales de gran importancia como el combate al narcotráfico, la migración, el comercio y hasta las nuevas condiciones geopolíticas. Ya veremos.
SUSURROS
Muy amenazante y con su ánimo triunfalista, el presidente Trump no las trae todas consigo, pues las acciones en las bolsas siguen cayendo, el dólar se deprecia y los rendimientos de sus bonos de inversión se disparan ante la fragilidad de su economía y la baja en la calificación de su deuda de AAA a Aa1 por parte de Moody’s Ratings.
Los grandes regímenes fiscales y el aumento en los costos de intereses provocaron una caída en los futuros de acciones, afectados también por el proyecto de ley que la Casa Blanca presentó al Congreso, lo que haría permanentes los recortes de impuestos y podría añadir billones de dólares a la deuda federal.
Todo parece complicarse para Estados Unidos por las torpes maniobras de Trump, que no ha logrado cumplir ni una sola de sus promesas de campaña que, dijo, harían grandiosa otra vez a América (EUA), cuando en realidad los estadounidenses, a cuatro meses de su mandato, sufren mayor carestía y desempleo.
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