ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
Pese al compromiso de la Presidente formal Claudia Sheinbaum de que a finales del mes de marzo el problema del desabasto quedaría resuelto –y no sucedió así–, en los pasillos de clínicas y hospitales públicos de México, miles de pacientes esperan medicinas que no llegan.
La narrativa oficial atribuye el problema a la corrupción de unos cuantos funcionarios que favorecieron licitaciones a sobreprecio, pero al mirar con mayor detenimiento, surgen preguntas que incomodan: ¿Realmente se están castigando a los responsables? ¿O se está sacrificando a unos pocos para encubrir una maquinaria mucho más grande?
Como usted ya sabe, el gobierno federal, a través de la Presidente formal y de la secretaria Raquel Buenrostro, anunció con bombo y platillo la anulación de la licitación por un supuesto sobreprecio de 13 mil millones de pesos.
La decisión fue justificada como una muestra de “cero tolerancia a la corrupción”, lo cual dio paso al despido inmediato de seis funcionarios de BIRMEX. Sin embargo, el proceso había sido conducido y evaluado también por la Subsecretaría de Salud, y la responsabilidad no recae únicamente en los ejecutores, sino también en quienes diseñaron, manipularon y autorizaron todo el procedimiento.
De acuerdo con diversas fuentes, los problemas no solo consistieron en adjudicar claves a sobreprecio, sino en un mecanismo de sabotaje en el que funcionarios del IMSS, encabezados por Zoé Robledo, retrasaron deliberadamente la entrega de demandas a BIRMEX provocando un ciclo de compras urgente e improvisado.
Y así se tuvo que regresar a uno de los patrones más alarmantes en la adquisición de fármacos e insumos: la tendencia al uso sistemático de asignaciones directas tras el colapso de los procesos licitatorios.
Esta práctica, común durante administraciones pasadas, fue ampliamente utilizada a través de las compras regionales y los PACs en el IMSS con resultados desastrosos para las finanzas públicas.
Incluso, hasta el año pasado, era común a pagar entre cinco y diez veces el precio de mercado por pieza de medicamento, bajo el argumento de una supuesta urgencia de abasto que, ahora, ante la ineptitud del señor subsecretario Eduardo Clark nuevamente se hace patente.
La opacidad de este tipo asignaciones directas no solo radica en su ejecución, sino en su origen. Los estudios de mercado que las justifican rara vez son auditados, y no existe un mecanismo público o institucional que investigue el sesgo con que se elaboran. Nadie revisa cómo se seleccionan los comparativos, qué empresas son incluidas o excluidas, ni quién determina los criterios.
Una vez definidos, estos estudios se convierten en la justificación técnica para decisiones con alto impacto presupuestario, pero bajo control ciudadano.
Clark desplazó a Kershenobich
Detrás del telón, el IMSS bajo el mando de Zoé Robledo ha sido pieza clave en una operación de sabotaje institucional. Desde el retraso intencional en la entrega de demandas a BIRMEX, hasta el inflado artificial de órdenes de compra para provocar fallas de proveedores y justificar compras regionales a sobreprecio, todo forma parte de un modus operandi sofisticado.
Figuras como Gabino Robledo, hermano del director; Humberto Pedrero, el eterno operador; Jorge de Anda, Karina Sarmiento y Eduardo Thomas han sido señaladas en este entramado que opera con total impunidad. Por presiones al inicio de esta administración, se deshicieron de estos dos últimos, pero aun sobrevive Jorge de Anda, el eterno protegido de la ahora diputada federal Olga Sánchez Cordero.
Pero es en el centro de esta narrativa que aparece Eduardo Clark, un funcionario sin experiencia en salud ni adquisiciones que fue colocado al frente de la Subsecretaría de Integración y Desarrollo del Sector Salud.
Clark ha mostrado un profundo desconocimiento de la Ley de Adquisiciones, hecho evidente en sus reuniones con proveedores, donde fue incapaz de responder preguntas básicas sobre procesos y criterios.
Pese a esto, Clark se ha convertido en el rostro “técnico” de la gestión de compras, desplazando incluso al secretario de Salud David Kershenobich. Con una actitud soberbia, ha ignorado recomendaciones de la Secretaría Anticorrupción, del secretario de Economía Marcelo Ebrard y del propio titular del sector salud.
Las consecuencias son evidentes: fallos técnicos, desabasto generalizado y una relación deteriorada con el sector farmacéutico.
Y mientras él se mantiene en el cargo, los operadores técnicos que verdaderamente manipularon las evaluaciones siguen activos y sin sanciones.
Moches desde el 1%, el 5% y hasta el 10%
Uno de los personajes clave dentro la red de funcionarios separados de sus cargos en BIRMEX es Fabián López Xochipa, quien fungió como encargado de despacho de Planeación. Con una maestría en Derecho en Licitaciones Públicas y experiencia previa en compras digitales y gobierno abierto en la Agencia Digital de Innovación Pública de la CDMX —donde también despachaba Eduardo Clark como su jefe— fue impuesto en BIRMEX por éste último, sin ser parte del círculo de Iván Olmos ni el de Emma Luz López, y en ningún lugar se menciona que, entre otras funciones, era responsable de la elaboración de las investigaciones de mercado que sirvieron de base para el proceso de licitación.
Tampoco que, desde su posición en Planeación, Fabián operaba mediante un intermediario con antecedentes: Mateo Pinzón, un especialista en licitaciones que había sido previamente separado de BIRMEX en la pasada administración por vínculos con Ramón Gómez Gaytán y colusión para favorecer a proveedores, de la mano de funcionarios del IMSS —algunos de ellos ya cesados al inicio de esta Administración.
Tras su salida de BIRMEX, Mateo fue recontratado por el propio IMSS y, luego, con ayuda de Fabián reincorporado temporalmente a la evaluación técnica y elaboración de fallos del fracasado proceso licitatorio donde, bajo el cobijo de Fabián, actuó como intermediario ante diversos laboratorios farmacéuticos, y según fuentes de la industria, aprovechando esa posición, maniobraba para aceptar ofertas a modo, contradiciendo los principios de legalidad y transparencia que habían sido prometidos por la Administración del “Segundo Piso” del régimen de Cuarta… Transformación.
Pinzón, en efecto, ofrecía sus servicios de “carretera de cuota” para obtener fallos favorables, que iniciaba con un 1%, por aceptar la oferta, sin garantizar el resultado, y se complementaba con entre 5% y 10%, por cada orden de compra surtida y pagada. Todo esto, según el tamaño del contrato o “del sapo”.
Eduardo Clark pasó de ser el preparador de las presentaciones visuales de la ahora Presidente formal, a culpable de procesos de desabasto histórico de bienes terapéuticos para el país.
Simulaciones, encubrimientos y no hay medicinas
La tragedia no es solo administrativa. Como ejemplo entre decenas de miles está el de una paciente con cáncer quien esperó ocho meses por un diagnóstico, perdió su empleo y fue rebotada de hospital en hospital sin acceso a quimioterapias ni radioterapias.
Como ella, millones sufren en carne propia la negligencia de un sistema que prometió ser “como Dinamarca”, pero actúa con la indolencia de un Estado ausente.
Según CONEVAL, el número de mexicanos sin acceso a servicios de salud pasó de 20 a 50 millones entre 2018 y 2022.
La respuesta, al ver el panorama completo, es inquietante. En vez de investigar a fondo las causas reales del desabasto, el gobierno ha optado por una purga selectiva, donde se sacrifica a unos pocos para proteger a los de mayor jerarquía. Zoé Robledo, pese a estar implicado en grabaciones y testimonios que revelan su papel activo en obstaculizar el abasto, instruyendo a no entregar las Demandas Consolidadas a BIRMEX, desde el mes de abril del año pasado hasta el pasado mes de diciembre, sigue intacto junto con su cómplice Alejandro Calderón.
Incluso ha reactivado las compras regionales bajo el mismo modelo de corrupción que caracterizó su gestión anterior, generando ordenes de surtido o compra mayores al 20% del monto total del contrato a proveedores, que ante la incapacidad de surtir, le dan rienda suelta a las compras a través de UMAES y regionales como sucedió con los PACs en el sexenio pasado, donde compraban a cinco y hasta diez veces el precio de los bienes terapéuticos bajo las instrucciones del titiritero Humberto Pedrero y sus ya conocidos cómplices.
Tampoco se cuestiona el regreso de “expertos logísticos” del fracasado INSABI, como Enrique Pérez Holguín, quien ahora actúa bajo el amparo de Clark, pese a ser responsable de la retención de pagos por más de 8 mil millones de pesos a proveedores. La impunidad y la reincidencia son la norma.
La narrativa de limpieza institucional se diluye cuando quienes manipularon fallos, favorecieron a sus amigos o inflaron precios siguen intocados. Mientras tanto, Clark y Robledo culpan a Raquel Buenrostro del caos, a pesar de que su responsabilidad en el diseño y ejecución de las licitaciones es directa.
La lucha contra la corrupción no puede ser selectiva. Si de verdad se quiere rescatar al sistema de salud, es necesario investigar a fondo a quienes sabotean desde adentro, encubren fallos y se escudan en discursos moralistas. El desabasto no se resolverá con castigos mediáticos ni con cambios superficiales.
En esta trama de simulación y encubrimiento cabe preguntar: ¿Quién tiene más culpa: el que mata la vaca o el que le agarra la pata? Porque en el sistema de salud mexicano, la vaca no solo está muerta, sino que quienes la sacrificaron están libres, protegidos o peor aún, empoderados para repetir el ciclo.
La población, como siempre, paga el precio con su salud, su tiempo y, en muchos casos, con su vida.
La justicia simulada no basta.
Si de verdad se busca limpiar la casa, la escoba debe alcanzar hasta los rincones más altos del corrupto poder político.
Indicios
Reaparecen enfermedades que se sabían ya erradicadas, como el sarampión, que ya ha cobrado decenas de víctimas. Salud acepta que las víctimas no habían recibido vacunas que los protegieran. Y aparecen nuevas, como la gripe aviar en humanos y la que provoca el gusano barrenador. ¿Cuándo volverá a aparecer la poliomielitis? * * * Por hoy es todo. Deseo a usted Felices Pascuas y, como siempre, que tenga ¡buenas gracias y muchos, muchos días!… pese a la 4T.
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