Porqué si la economía de EE.UU. está en su mejor momento desde la crisis del 2007 y 2008, la de México cada día va de mal en peor.
En los últimos 12 meses el secretario de hacienda Luis Videgaray Caso, ha reculado en mas de cinco ocasiones en sus pronósticos de crecimiento de la economia mexicana, la importancia de esas declaraciones siempre han sido a la baja, menor crecimiento, menor gasto público y, bla, bla, bla. La mayoría de las veces ha montado esos impactos a causas externas. En particular al desempeño de la macroeconomia del vecino del norte.
En otras ocasiones, cuando no se trata de este, acusa que las desgracias económicas mexicanas se deben (el relataría el suceso con un lenguaje ad doc, para ocultar la cruda realidad: efecto impredecible, impacto negativo, deslizamiento acelerado, etc.) a la desaceleración del crecimiento de la Unión Europea, el efecto de la deuda de Grecia en los mercados internacionales o, a la caída de los precios del petróleo, entre otros, tantos fantasmas externos, excepto, el desatinado manejo de las finanzas nacionales.
En cuanto a la caída de los precios del oro negro, como se le solía llamar, podría ser válida, sin embargo, continua siendo tabú porque un país como México, gran productor de los hidrocarburos, no es capaz de producir sus gasolinas, en vez, de importarlas. La caída de estos precios, de entre todos sus dislates, habría que aceptarlos por los impuestos que generan para las arcas del virrey Videgary.
La gran cuestión es; qué sucederá después del 31 de diciembre del 2015, fecha del vencimiento de la póliza de seguro que “blinda” a México con $80,00 USD por barril, cuando hoy, cerró a $39,24 USD, y pinta para abajo.
Qué sucederá en el 2016 de continuar esta picada… ¡Oh!!Ah!… ¡Hecatombe! Tenga usted por seguro, nos querrá marear con otro fenómeno adverso imposible prevenir. De no estar enterado, Mr. Viceroy Videgaray sobre los futuros del petróleo, será funesto. De todas maneras, aunque alguien se lo comentara por ahí, existen serias dudas sobre las medidas que tomaría.
Los especialistas como el doctor en economía Koch, recientemente entrevistado en una de las cadenas de televisión estadounidenses, pronostica que el derrumbamiento de esos precios podrían llegar a los $15.00 USD por barril en los próximos meses.
La lógica pregunta del entrevistador fue: “De suceder, cómo impactaría esto en el consumidor.” El Dr. Robert Koch sin dudar se expresó así: “Las personas tendrían más dinero en sus bolsillos, ingresos adicionales que les permitirá gastar en otros productos y servicios.” ¡Recorcholis!… Tan simple como eso. Mayor derrama económica para fomentar el mercado interno.
¿Sucedería lo mismo en México? Le dejo la cuestión en el aire.
Que existen medidas preventivas y correctivas, las hay. Solo recordar, recién llegó a la presidencia Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), se desató en México “una de las crisis financieras más severas del siglo XX, con repercusiones internacionales llamada: Efecto Tequila.” También conocida como el error de diciembre de 1994, según la acuñó el presidente saliente Carlos Salinas de Gortari.
Las causas, entre otras, fueron; el incremento del gasto fiscal a niveles históricos (7% del PIB) durante la gestión de Salinas ( 1988-1994) quien ante la inminente firma del TLC que auguraba grandes inversiones externas e internas puso en efecto los CETES y los Tesobonos para financiar su gobierno. Estos “bonos eran una especie de deudas a corto plazo, se compraban y vendían en pesos, pero estaban protegidos contra los efectos de una posible devaluación, al cotizarse en dólares, al momento de cambiarlos a pesos se pagaban al tipo de cambio vigente.”
Los asesinatos del entonces candidato a la presidencia Luis Donaldo Colosio y, del Secretario General del CEN del PRI Francisco Ruiz Massieu ex cuñado de Salinas, el levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas y, la falta de reservas internacionales del gobierno mexicano para hacer frente a la deuda externa.
Ante este panorama sociopolítico-económico, más la libre flotación de la paridad peso-dólar que implementó Zedillo, lo que trajo una devaluación del “114% (de $3.40 a $8.70) entre diciembre de 1994 y marzo de 1995”, causaron una fuga masiva de divisas, estimada en $9,000 millones de dólares, igual que desalentó la inversión en el país. Miles de empresas quebraron, generó desempleo, los deudores de dólares imposible hacer frente a sus obligaciones.
El paquete de emergencia incluyó créditos de EE.UU. por $50,000.00 millones de dólares; “$17,000 mil millones del Fondo Monetario Internacional; $10 mil millones del Bank for International Settlement; 1,000 millones del Banco de Canadá en forma de swaps a corto plazo y, $1,000 millones provenientes de diversos países latinoamericanos, entre ellos Brasil y Argentina, cuyas economías eran severamente afectadas por los efectos de la crisis mexicana.
El dólar se estabilizó a un precio de 6 pesos, por los siguientes dos años, antes de ser afectado por la Crisis financiera asiática de 1998, se mantuvo entre 7 y 7.7 pesos.”
El país en menos de 10 meses, logró que la tasa de crecimiento mensual del PIB fuera positiva. En 1996 la economía crecía hasta llegar al 7% y, en 1997 le pagaba por adelantado todos los créditos a EE.UU.
Claro, esto no sucedió por arte de magia sino por las medidas impuestas por la administración de Zedillo que desde entonces auguraban una solidez macroeconómica positiva. Tan es así, que los gobiernos panistas de Fox y Calderón no las tocaron ni con el pétalo de un rosa.
Arribaron los prrristas al poder, dejando a Videgaray hacer de las suyas y aquí están a la vista los resultados de las “deformas estructurales.”
¡Y todavía faltan 3 años más de gobierno porrista!