Ante las movilizaciones de la Oposición, Nicolás Maduro, advirtió “que está dispuesto a radicalizar la revolución y, según el, cuenta con el respaldo del pueblo y las Fuerzas Armadas.”
Siguiendo la lógica, de Nico (in) Maduro quien hasta en su mismísima sombra aprecia fantasmas imperialistas, cómo es qué deduce que la oposición prepara un golpe de estado.
Si el recién proclamado, presidente electo de Venezuela por el CNE, cuenta con el respaldo de las Heroicas Fuerzas Armadas Chavistas y el respaldo del pueblo venezolano, quién o quiénes se atreverían a conjurar un golpe contrario a su legítima presidencia, la irrefutable…
Acaso el espíritu de Carlos Andrés Pérez (1974-1979 y 1989-1993), el ánima del dictador Marcos Pérez Jiménez (1948-1958), o los ciudadanos inconformes que armados de cacerolas se manifestaron en contra de los resultados de los comicios electorales del domingo pasado exigiendo el recuento de voto por voto, representan tan alta peligrosidad para la seguridad nacional, que el flamante presidente amenaza con endurecer la revolución.
¡Ajua! ¿Y con cuáles recursos? Porque con palabrería hueca no llegará ni a la esquina. Los seguidores requieren alpiste en efectivo. No falsas promesas, ni discursos oblicuos. Las Fuerzas Armadas, requieren gasolina para echar a andar su maquinaria represiva o disputarse el poder. Éstos son quienes deberían preocuparle al flamante presidente.
Reforma a la ley de inmigración, no me ayudes compadre.
Si efectivamente esta reforma es aún más amplia, desde la amnistía del presidente Ronald Reagan en 1986, y supone un complejo andamiaje de medidas de seguridad en la frontera con México, que incluye la ampliación y el refuerzo de la barrera, además del compromiso para el gobierno federal de capturar a el 90 por ciento de los indocumentados que intentan cruzar en las zonas de alto riesgo, la pregunta obligada es por qué no se incluyó en la etapa de análisis al gobierno mexicano.
Bien lo comentan Jorge G. Castañeda, es canciller mexicano durante la administración foxista, y el investigador Roberto Suro en su editorial; México puede arreglar el lío migratorio en Estados Unidos, publicado en el Washington Times.
“Aunque aún siguen sin resolverse muchos elementos de la iniciativa de ley de inmigración, tres objetivos son esenciales:
1. Legalizar la actual población de migrantes no autorizados,
2. Crear un sistema eficaz de impartición de justicia que impida la inmigración ilegal recurrente, y
3. Canalizar los flujos futuros a través de programas de migración temporal y permanente.
Ninguno de estos objetivos puede lograrse mucho menos los tres a la vez sin comprometer a México como un socio completo.
(Aproximadamente 12 millones de personas nacidas en México viven en Estados.)
¿Y usted, apreciable lector, qué opina?