Debate de vicepresidentes. Debate de convicciones
En Danville, Kentucky, el debate entre el vicepresidente Joe Biden, y el candidato por el partido republicano Paul Ryan, dará mucho que hablar, a pesar, de que en toda la historia de las contiendas electorales, los debates de los vicepresidentes jamás cambió el rumbo de las elecciones. Éste, al igual que su referente, no pinta para lleno general.
El interés por el debate se concreta a políticologos, estudiosos, investigadores, algunos partidarios fanáticos, a los medios de comunicación obligados a cubrirlo, sacar la nota y hacer conclusiones.
El auditorio, prefiere el fútbol, el béisbol o alguna de las series de televisión de estreno.
La ausencia del electorado, de ambos partidos y de los indecisos frente a los monitores o a la radio, no excluye a que Joe Biden se tire a la yugular del joven Paul Ryan, igual como descalificó a Sarah Palin en 2008.
“La ausencia” del presidente, Barack Obama durante el primer debate, afectó el rumbo favorable a los demócratas en las encuestas. Después de la noche del 3 de octubre, las tendencias cambiaron; a la baja Obama, y Romney, a paso de mula a la alza con uno o dos puntos.
La diferencia, supone un empate técnico de tomarse en cuenta el margen de error de (+) (-) 3.5% en las encuestas.
Los ineludibles temas: el Obamacare, la deuda pública, la incógnita de subir o bajar impuestos, subírselos a quienes mas tienen y, mantener la política actual para quienes obtienen ingresos inferiores a $250,000.UDS.
El tema del desempleo y la defensa de los trabajadores de cuello azul, la política interior representa la sustancia del debate. En donde el vicepresidente Joe Biden, debe demostrar las bondades de lo hecho y lo que falta por hacerse.
En cuanto a inmigración y la seguridad nacional, son aguas pantanosas para Ryan que no conoce lo redondo de la O en cuanto a política exterior. Su contrincante cuenta en su portafolio con 26 años de experiencia en el tema, debatiendo o defendiendo, en el congreso de la union políticas que han cambiado el rumbo de la historia.
El pecado mayor de Biden, lo representa la oposición a la operación que terminó con la vida de Osama Bin Laden. Lo que es un triunfo nacional, un bálsamo en el colectivo social, puede empañarse si el vicepresidente en funciones no convence al auditorio de manera contundente del por qué, del desacuerdo.
Lo conclusión del debate augura un cierre por una nariz a favor de Joe Biden, por experiencia, por transparencia y, simplemente, por ser demócrata dentro de un país harto de las pillerías de Wall Street, de la polarización social, de las guerras, de la intolerancia y de la inequidad económica.
La mayoría de los norteamericanos desea certeza para revivir el “Sueño Americano.”