En Julio inician las vacaciones en los Estados Unidos, en México y en la mayoría de los países Europeos, y con ellas la atención a los semáforos de seguridad para los viajeros.
Resulta chocante que cada vez que algún funcionario del sector turismo visita la Gran Manzana para promover los destinos turísticos de México, no falta el periodista, el tour operador, el agente de viajes o, lo que es peor, un mexicano desinformado, timorato, con más deseo de “adornarse”, que aportar, cuestiona al orador sobre la peligrosidad de viajar a México.
Recientemente, la flamante secretaria de turismo, Claudia Ruiz Massieu, acompañada del director del Consejo de Promoción Turística de México, Rodolfo López Negrete, y 3 subsecretarios de estado de las secretarías de; educación, comunicaciones y transporte y gobernación, no fue ajena a la trillada pregunta.
La licenciada Ruiz Massieu, precisó el guión de siempre.
¿Qué hacer?… Si a los asesores no se les ocurre indagar la realidad del viajero del siglo XXI.
El libreto incluye disculpas, realidades a medias, manejo de cifras al estilo vaso medio lleno o medio vacío, la línea no está a la altura de las circunstancias actuales, de las realidades de los destinos turísticos internacionales, y mucho menos, de la brutal competencia.
Efectivamente México tiene problemas serios por el crimen organizado, los sitios en donde se desarrolla esta perfectamente focalizados por el departamento de estado estadounidense y debidamente acreditados los peligros, o medidas precautorias en caso de visitarlos.
Como el caso México, los semáforos y las alarmas de seguridad recorren todo el planeta, Libia, Egipto, Israel, Turquía, Grecia, y etc. etc.…
Lo mismo aplica para los Estados Unidos, las medidas antiterroristas operan los 365 días al año en todo el país, existen ciudades con mayor intensidad como Nueva York, Washington, D.C., ahora Boston, San Francisco, entre otras.
Lo que resulta innegable, es que las personas continúan viajando por negocios, por placer, por necesidad. No las detienen las loables medidas de seguridad que las autoridades de diversos países en todos los continentes expiden cotidianamente.
Debemos entender que el viajero, del siglo XXI, es diferente al de los siglos anteriores. Viajar hoy en día no es un evento que amerita despedida por todos los integrantes de la familia ni cobertura de prensa por el simple hecho de viajar del DF a Madrid. Tampoco vestir terno y corbata, vestido de noche, sombrero de plumas y pieles. Acaso un par de jeans cómodos y en el mayor de los casos para lucir elegante, un blazer.
Toda la relevancia de la visita de los funcionarios mexicanos para compartir la buenas nuevas de la próxima campaña internacional de promoción del destino México, bajo el lema de “Live It to believe It”, Vívelo para creerlo. Contó con la pifia del paisano mareado, sin llegar a mayores.
No se comentó que la declinación de afluencia de visitantes a México, durante el periodo 2009-2011, la causó la crisis financiera del 2007-2008, no los semáforos de alarma.
Las iniciativas de la secretaria para el sexenio, cosa rara, son cuerdas, están bien estructuradas con la experiencia de las fortalezas del producto México.
Es plausible no inventar nuevos proyectos de lustre para el secretario de turismo en turno. Con prudencia, talento, y ambiciosos planes de infraestructura, como el tren que recorrerá Quintana Roo y Yucatán, se consolida a la península, el mayor anfitrión de visitantes internacionales al México
Después merece la atención Huatulco, un destino hermosísimo, antes de la presente administración caminaba en tumbos por falta de congruencia en la política estatal de turismo y la desatención federal.
Ixtapa Zihuatanejo junto con los Cabos no podrían faltar de la estrategia de posicionamiento-mantenimiento. No se consideran invenciones o nuevos destinos que solo vendrían a descontar recursos promocionales y no retornarían el incremento de la afluencia de visitante que tanto requiere México.
La participación del turismo en el PIB, hoy día es de 8.5%, además de generar mas de 6 millones de puestos de trabajo directos, beneficiar a 18 millones de personas, 9 millones de puestos laborales indirectos, y cada día, se consolidan empresas proveedoras de insumos y servicios turísticos en ésos importantes polos de desarrollo.
Esperemos que las iniciativas no cambien de rumbo y efectivamente se apliquen con puntualidad, falta le hace al país desarrollar éste sector que bien podría sacarlo de muchos de los catarritos al estilo de Agustín Carstens Carstens.