LOS CAPITALES
Por EDGAR GONZALEZ MARTINEZ
Con una inflación en máximos de varias décadas, alentada por un rebote económico, el alza de materias primas energéticas y por los cuellos de botella en los suministros de las cadenas globales de valor. La pandemia continúa además muy presente, tanto que el aumento disparado de los contagios en la recta final de 2021 ha traído de nuevo la posibilidad del establecimiento de restricciones a la movilidad y confinamientos, hasta el punto de suponer una amenaza para la recuperación en el corto plazo.
Por supuesto, la incertidumbre de lo que viene predomina en el ánimo de los inversionistas, con lo que el peso mexicano está en un momento muy presionado. Por supuesto, todos los analistas coinciden en que será un año devaluatorio, no mucho, pero devaluatorio.
Según CIBanco, la tendencia del peso mexicano estará influenciado por:
1. Inflación. La inflación en términos anuales se ha extendido por todo el mundo, a máximos de varias décadas, alcanzando 6.8% en Estados Unidos, 4.9% en la Eurozona, 5.2% en Alemania y cerca de 7.50% en México. La causa de la subida de los precios tiene mucho que ver con el Covid-19 y el problema de cuellos de botella de la producción con una oferta incapaz de satisfacer la creciente demanda generada con la reactivación y rebote económico. A ello, se ha sumado el encarecimiento de la energía (petróleo, gas natural, carbón) y toda su repercusión en la producción. Aunque es probable que en la mayoría de los países ya se alcanzó un pico en los niveles de inflación a tasa anual, este será el gran tema de preocupación para los operadores, por las implicaciones para el crecimiento económico y las futuras decisiones de política monetaria de los bancos centrales.
2. Pandemia Covid-19. La atención se enfoca en el alcance de la nueva ola del coronavirus provocada por ómicron. El virus ya ha demostrado su capacidad de sorpresa con la aparición de nuevas y peligrosas variantes. Proliferan los informes en los que se habla del fin de la crisis a medida que se extiende la variante ómicron, menos grave que la delta, y la pandemia se convierte en endemia. Esto es lo que se ha traducido en una relativa calma en los mercados financieros, sin traducirse en fuertes episodios de aversión global al riesgo. Sin embargo, si la situación se complica, esta percepción puede cambiar y traducirse en pérdida de valor en los activos riesgosos, como el peso mexicano.
3. Política monetaria. El pasado mes diciembre hubo algo de esclarecimiento sobre los pasos de política monetaria de los principales bancos centrales de economías desarrolladas que tomarán este 2022 para contener la inflación que se ubica por arriba de sus objetivos. En el caso específico de la FED, esta prevé hasta tres subidas de tasas de interés para 2022, tras acelerar el ritmo del tapering para concluir su programa de compra mensual de bonos en marzo. Con relación a Banxico, es probable que la autoridad mantenga la estrategia de seguir con las alzas de tasas y para este 2022 podrían acumular 100 puntos base adicionales. El pulso de los bancos centrales a la hora de tomar medidas como la retirada de estímulos será determinante para lo que acontezca en los mercados financieros durante 2022.
4. Recuperación económica global. La recuperación económica mundial continuará, pese al resurgimiento de la pandemia, aunque a ritmos desiguales entre sectores y regiones. Se proyecta que la economía mundial crezca 5.9% en 2021 y 4.9% en 2022. La veloz propagación de la variante ómicron y el peligro de nuevas variantes multiplican las dudas sobre la celeridad con la que se podrá superar la pandemia. Se ha complicado la selección de políticas adecuadas y el margen de maniobra es limitado. Las cifras económicas de diciembre y enero permitirán hacer una evaluación del impacto que comienza a tener la nueva variante de coronavirus.
5. Temas geopolíticos. Las tensiones geopolíticas que impulsan el costo de materias primas energéticas, como el conflicto entre Rusia y Ucrania; Taiwán con las implicaciones que tiene en la relación bilateral entre EUA y China; el acuerdo nuclear con Irán y; las elecciones intermedias en EU.
6. Temas internos de México. Aunque en menor medida, la cotización cambiaria sufriría ajustes por algunos asuntos internos que implican cierto riesgo, como lo son la propuesta de reforma eléctrica, las dudas sobre la Junta de Gobierno de Banxico, la fragilidad de las finanzas públicas, mayores problemas financieros en Pemex, pronunciamientos de las agencias calificadoras sobre la deuda soberana y de Pemex, y la dificultad de consolidar un rebote económico. En fin, todos los elementos para ver una “tormenta perfecta” sobre el peso, que podría terminar el año mal, muy mal.
Aumenta México sus reservas internacionales.
Finalmente, México terminó el año 2021 con un saldo de 202,399 millones de dólares. El banco de México dio a conocer que la base monetaria (billetes y monedas en circulación y depósitos bancarios en cuenta corriente aumentó 2,322 millones de pesos (m.p.), alcanzando un saldo de 2,440,781 m.p. Esta cifra implicó una variación anual de 15.2%. El nivel y el comportamiento de la base monetaria refleja en parte las medidas sanitarias implementadas en el país, que habrían afectado la demanda de efectivo por parte del público como medio de pago. La cifra alcanzada por la base monetaria al 3 1 de diciembre de 2021 significó un incremento de 322,538 m.p. respecto a la misma fecha del año anterior. Y finalmente, al 31 de diciembre el saldo de la reserva internacional fue de 202,399 m.d., lo que significó un incremento en la última semana de 126 m.d. y un crecimiento acumulado, respecto al cierre de 2020, de 6,732 m.d.
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