José Alberto SÁNCHEZ NAVA
“La agricultura se ve fácil cuando el arado es un lápiz y se está a mil millas del campo de maíz.”
– Dwight D. Eisenhower
1.-La fisiocracia forma parte de las teorías que constituyen la historia del pensamiento económico en el mundo, su desarrollo data del siglo XVIII y fue impulsado por los franceses su fundador François Quesnay quien Afirmaba la existencia de una ley natural por la cual el buen funcionamiento del sistema económico estaría asegurado sin la intervención del estado. Su doctrina queda resumida en la expresión laissez faire (dejar hacer) y quienes consideraban que la tierra era la base única de toda riqueza, hoy en día, dicha teoría económica resulta obsoleta ante la rampante globalización económica por factores de industrialización y comercialización en el mundo, sin embargo, es de llamar la atención que a principios del mes de febrero del año 2005, el Banco Mundial (BM) con sede en Washington, emitió un informe en el que se establece que la contribución de la agricultura al desarrollo y el comercio de Latinoamérica y el Caribe es el doble de lo que mencionan las cifras oficiales por lo que su importancia en una justa dimensión se encuentra deficientemente valorada.
2.-La subestimación económica y política que casi todo mundo tiene por el campo como generador de riqueza en América latina, es porque las estadísticas que emanan de los propios gobiernos latinoamericanos no son fidedignas, y se oculta la verdeara trascendencia de la agricultura por la instauración de políticas económicas tecnócratas en donde se privilegia el libre mercado, aun cuando no existen condiciones para que América Latina sostenga una competencia equitativa internacional en el rubro agrícola, es así, que el Banco Mundial en algunas conclusiones de este estudio resultan sorprendentes, por ejemplo, la contribución del sector agropecuario al Producto Interno Bruto (PIB) de la región es de un 24%, y no el 12% que señalan las estadísticas oficiales. La población rural no es el 24% del total, sino el 42%. O sea, en el campo viven unos 243 millones de latinoamericanos, de los cuales 70 millones viven en una innegable pobreza.
3.-Además en ese mismo informe, se establecen deficiencias gubernamentales que concluyen que existen dos causas principales por las cuales la agricultura en América Latina no ha sido el motor de crecimiento económico en esta región, una es, la ausencia de interés político por parte de los gobiernos para impulsar el sector agrícola como actividad fundamental para el desarrollo económico y social en la región, y la otra causa es, que en el eje de la globalización en que se encuentra Latinoamérica, ésta se enfrenta a una competencia desleal en el ámbito internacional debido al fuerte proteccionismo en los sectores agrícolas en los países industrializados y que estrangulan a las exportaciones de productos agrícolas latinoamericanos.
4.-En México las grandes empresas harineras de Maíz trasladaron sus plantas productivas a Norteamérica con el fin de procesar maíz el cual en ese país no es apto para su consumo humano, esto es, los importadores mexicanos tanto harina como de maíz amarillo sólo piden a Estados Unidos, granos genéticamente modificados, pues de otro modo tendrían que pagar un sobreprecio por tonelada, por lo que los cargamentos que se exportan de Illinois a México son básicamente de productos genéticamente modificados solo para consumo animal, así lo señalaron agricultores estadunidenses en una amplia investigación realizada por la periodista Angélica Enciso L. la cual fue publicada en La Jornada lunes 4 de junio de 2007, los efectos de los transgénicos son nefastos no solo en materia de salud pública para México, sino que es condenar al campo mexicano a su debacle frente a condiciones ilícitas de competencia productiva con el aval del gobierno mexicano, el cual induce a perder nuestra soberanía alimentaria de un producto que es básico en la alimentación de los mexicanos.
5.-Es por ello, que hasta ahora, los gobiernos latinoamericanos y principalmente en México, resultan insuficientes los recursos que se destinan al campo, porque éstos se aplican esencialmente en subsidios a productores específicos bendecidos por la corrupción del estado vía PROAGRO-SAGARPA, y no lo invierten en infraestructura, es decir en equipamiento, educación, salud o en instalaciones hidráulicas que protejan la actividad agrícola de las comunidades rurales, lo cual obviamente tiene como resultado, el bajo nivel productivo por hectárea, implantando como consecuencia, la insuficiencia de ingresos para salir de la pobreza, misma que tiene como como efecto, el fomento de la emigración hacia las Ciudades o al extranjero, el diario El País en una investigación de este año señala “EL PAÍS recorrió cinco estados donde encontró que los trabajadores que tienen contacto con plaguicidas no tienen ni la ropa adecuada para protegerse del daño de los químicos, los empresarios contratan a los jornaleros a través de “enganchadores” a fin de evadir cualquier responsabilidad en caso de accidentes o inconformidades laborales, los empleados de la tercera edad no cuentan con una pensión porque nunca estuvieron inscritos al seguro social, eso los condena a una vejez en la miseria, el sueldo es tan bajo –ente 6 y 10 dólares- que no les alcanza ni para adquirir una canasta básica y las mujeres sufren acoso sexual. (CAMPO MEXICANO Un retrato de desigualdad, explotación e impunidad, Zorayda Gallegos El País, 2018)”,
6.-La discrecionalidad de asignación de recursos al campo solo a beneficiarios cuya polarización incide en aspectos políticos y económicos de unos cuantos empresarios de productos agrícolas y que en muchas ocasiones son marcados por conflicto de intereses, abandonando a los demás núcleos de población rurales cuyos rubros productivos vulnerables, pasan desapercibidos por la administración pública federal, ello no obstante, que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece en su artículo 25 que “Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional para garantizar que éste sea integral y sustentable, que fortalezca la Soberanía de la Nación y su régimen democrático y que, mediante el fomento del crecimiento económico y el empleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza, permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, grupos y clases sociales;”. El problema es que esa rectoría del estado se encuentra vinculada al presupuesto de egresos aplicados al campo bajo las Reglas de Operación de los Programas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, para cada ejercicio fiscal presupuestal de cada año, y es aquí en donde surgen toda clase de maquinaciones tendientes a que esa distribución de recursos sea selectiva en perjuicio del campo mexicano y obviamente de la nación.
7.-En México es de vital importancia frenar la corrupción de los especuladores de la pobreza del campo mexicano, por consecuencia de asignación de los recursos de la nación, a empresarios sin escrúpulos coludidos con funcionarios del Estado, a fin de salvaguardar nuestra soberanía alimentaria, pero además es importante perfilar nuestra visión más allá, como una paradoja impulsada por el tiempo ubicarnos en lo que ocurre actualmente con el etanol, al ser este un derivado del maíz y otros subproductos energéticos de la caña de azúcar que se perfilan para alternar con la petroquímica como generadores de combustibles, y por ende de riqueza, y si a ello sumamos que el sector rural aporta la cuarta parte del producto interno bruto (PIB) Latinoamericano, podemos suponer como lo hizo pensamiento económico de los fisiócratas del siglo XVIII, solo en lo que ve a la óptica de la agricultura, que vendría bien un movimiento social que reclame a los gobiernos el apoyo que los agricultores merecen, para perfilar a corto plazo a la tierra no como única, pero si, como una fuente importante generadora de riqueza que empieza a llamar la atención de los países industrializados en el mundo.