Joel Hernández Santiago
Dice Marcelo Ebrard, secretario de Economía, que el operativo del jueves 28 de noviembre en la avenida Izazaga 89 de la Ciudad de México no tiene nada que ver con las presiones del presidente electo de Estados Unidos de América, Donald J. Trump…
… O que los canadienses acusen a México de abrir la puerta a los productos chinos en una competencia desleal y por ello piden la salida de México del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TMEC). Nada que ver, dice.
El jueves 28 de noviembre se llevó a cabo una requisa de productos chinos en el emblemático edificio de Izazaga 89 en el centro de la capital, en el cual día a día se comercia con productos de origen chino en su gran mayoría, aunque –para curarse en salud- Marcelo dice que también vienen de otros países, no nadamás de China. Se anunció asimismo la extinción de dominio del inmueble.
Ese día se decomisaron ahí más de 200 mil piezas de productos apócrifos con valor de 7.5 millones de pesos, según Ebrard.
Tanto el secretario de Economía como el secretario de gobierno capitalino, César Cravioto, afirmaron que este tipo de operativos se seguirán llevando a cabo en toda la capital del país para –según sus dichos- erradicar la piratería y la venta ilegal de productos que no pagan impuestos…etc.
Y para ello convocan también a Santiago Nieto, ahora en su advocación de Director general de Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.
Sin embargo, da la casualidad de que esto ocurre precisamente unos días después de que distintos políticos de alto rango y legisladores canadienses insistieron en que el gobierno mexicano ha permitido la entrada extraordinaria de productos chinos que se trasladan a los países del norte y que esto produce una crisis económica para la economía de Canadá y EUA. Quieren lo dicho: que en la siguiente revisión del TMEC en 2026 se cree un Tratado bilateral, y que se excluya a México.
El mismo enloquecido Donald J. Trump ha dicho que impondrá aranceles del 75 al 200 por ciento a productos que vengan de México en particular lo relativo a autos chinos ensamblados en México.
Muy seguramente el famoso enemigo público número uno del gobierno mexicano, Donald J. Trump en estos momentos estará desternillándose de risa por el impacto que sus declaraciones han causado en el ambiente político y económico de México.
Evidentemente hay nerviosismo en la presidente Sheinbaum y entre los encargados mexicanos de la 4-T por las relaciones con EUA en distintas áreas de colaboración, negocios y comercio.
Las amenazas de Trump no sólo han hecho que la presidencia mexicana salga a tratar de calmar las aguas y minimizar el problema, para evitar un colapso comercial y financiero en nuestro país –lo que de alguna manera ya se evidencia con la caída inmediata del precio del peso mexicano en relación con el dólar-. Pero se le nota nerviosa en sus dichos y en sus expresiones.
Marcelo Ebrard adelantó que a la imposición de aranceles del gobierno de Trump vendría también la imposición de aranceles a productos estadounidenses desde México.
Luego la presidente Sheinbaum retomó la idea y dijo que “Aranceles traerían como reacción aranceles, también”. Después de la llamada telefónica con Trump el miércoles pasado, El estadounidense dijo lo que según él le dijo la presidente mexicana; luego, esta dijo que no dijo eso y que no se comprometió a cerrar la frontera norte… Esto sobre el tema migratorio.
En su nerviosismo, la presidente Sheinbaum ha comenzado a detener caravanas de migrantes, reorientándolos hacia otros estados de la República con el fin de que no lleguen a la frontera norte. Esto es hacer lo que dijo a los mexicanos que no haría.
Y ahí está el tema de las reacciones del gobierno mexicano al tema del comercio chino en México.
Ese comercio del país asiatico es de extremada magnitud, es de enorme cantidad de recursos y de movilidad humana. Hoy la mayoría de lo que adquieren los mexicanos en el mercado de productos e incluso alimentario trae el sello de “Made in China”… ¿Un complot chino por hacerse de América del Norte a través de México?
En todo caso, cerrar un edificio con mercancía de origen chino es una nimiedad, un mensaje –casi infantil- de que México no quiere problemas con el norte y hace su trabajo de acabar con el comercio chino. Aunque esto sea una nimiedad, un absurdo, comparado con la magnitud de ese comercio y ese tránsito de mercancías chinas en México.
Y a todo esto ¿qué dice el gobierno? ¿Qué opina China de estas redadas en contra de artículos chinos? ¿Cuál será la respuesta mexicana a China si llegara a inconformarse?
En todo caso, lo más razonable es que las soluciones que se quieran operar desde México tienen que ser del mismo calado y proporcional al problema.
… Tienen que ser negociadas entre los integrantes del Tratado Comercial de América del Norte y obtener ventaja de la contención de este comercio irregular para beneficio de los productos mexicanos en México y en Estados Unidos y Canadá. Y negociar con China un tratado comercial que no afecte al que se tiene con Norteamérica.
Se puede hacer. Se tiene que hacer. Los chinos ya están colocados en México y hay que sacar provecho sin descuidar lo ya conseguido todos estos años en el norte del continente.
Pero nada se consigue con reacciones nerviosas, erráticas, temerosas, ingenuas y mucho menos volubles en tanto se dice a los mexicanos una cosa y se hace otra muy distinta. Veremos.