La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Hubo una vez un ‘Juanito’ que siempre vivió desconfigurado y/o en modo avión
Al final de su periodo como mandatario (no ejercido), Cuitláhuac García, comienza a cosechar los frutos (amargos) de sus cotidianos dislates y, lo primero que se puede afirmar es: nunca debió ser gobernador de Veracruz, no tuvo la mínima capacidad, siquiera, de aprender.
Sin embargo, el capricho de YSQ, lo llevó a ocupar un puesto, para el que muchos de sus compañeros de movimiento tenían mejores palmareses, pero, como dice la sabiduría popular: no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Desde el primer día, el Cui se arrellanó en su zona de confort y dejó que el secretario de Gobierno, Eric Cisneros, se hiciera cargo de la gobernanza, además, de copar los principales puestos administrativos con sus personeros, por lo cual, el susodicho, se convirtió en el verdadero poder en la entidad.
La ambición de Cisneros, lo llevó a considerarse apto como sucesor (en contra de la voluntad del titiritero) y, justo ahí, comenzó la debacle del ‘académico’, no supo (como resultaba obvio), desfacer el entuerto.
Lo demás es historia, la candidata oficial defenestró a sus contlapaches (también víctima de la impericia) y, ahora, están a un tris de perder la plaza.
El ‘góber sabadaba’, ya comenzó (sin darse cuenta) la zafra de su infausta siembra, no obstante, lo mejor vendrá después del dos de junio próximo.
Por cierto: ¿entenderá que los perdedores por rendición incondicional no tienen derecho a poner condiciones? Veremos el llanto y el crujir de dientes.