El FOBO (Fear of Becoming Obsolete), o miedo a quedar obsoleto debido a la tecnología, es un fenómeno de creciente preocupación desde el año pasado.
Según la empresa estadounidense Gallup, aproximadamente un quinto de los trabajadores de ese país, tienen miedo de que la IA haga sus trabajos obsoletos, un miedo que ha aumentado desde el surgimiento de tecnologías avanzadas abiertas a todos, como ChatGPT, Bard y Bing AI. Esta preocupación es especialmente notable entre los jóvenes y en especial los que cuentan con educación universitaria.
El Informe del Futuro de los Empleos del Foro Económico Mundial nos dice que la IA y la automatización, aunque puedan reemplazar ciertas tareas, también generarán crecimiento laboral en varias áreas. Por ejemplo, solo un 16.1% de las tareas de un gerente de RRHH podrían ser automatizadas. Esto parece indicar que la tecnología puede ser un complemento más que una amenaza.
Sin embargo, el panorama no es del todo uniforme. La integración de la IA en el trabajo está ocurriendo más lento de lo previsto, con un tercio de las tareas empresariales realizadas por máquinas. Se espera que para 2027, el 42% de las tareas sean automatizadas, menos de lo que se preveía en el 2020.
El upskilling (mejorar tus habilidades existentes), es crucial en este contexto. Se estima que el 44% de las habilidades de los trabajadores se verán alteradas en los próximos cinco años. Las habilidades más demandadas incluyen el pensamiento analítico, la empatía, la influencia social y el liderazgo. La IA también está creando nuevos campos de trabajo, ofreciendo oportunidades en roles como “entrenadores”, “explicadores” y “sustentadores”.
Frente a estos desafíos, es esencial que tanto empleadores como empleados adopten un enfoque proactivo. Por un lado, los empleadores debemos ser conscientes de la ansiedad que los empleados puedan sentir ante la rápida evolución de la tecnología. Es fundamental reconocer esta preocupación y desarrollar estrategias efectivas para mitigarla. Esto incluye no solo la identificación y el reconocimiento del FOBO, sino también la implementación de programas de formación y desarrollo que ayuden a los empleados a adaptarse a los cambios tecnológicos.
Por otro lado, los empleados tienen un papel activo en este proceso. Es importante que se enfoquen en el desarrollo de habilidades que no sean fácilmente automatizables. Esto incluye habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la inteligencia emocional. Además, la adaptabilidad se ha convertido en una competencia clave. Los empleados deben estar abiertos a aprender constantemente y a ajustarse a las nuevas tecnologías y métodos de trabajo. Esta combinación de esfuerzos puede crear un entorno laboral que esté preparado para el futuro tecnológico.
Este miedo a quedar obsoletos frente a la tecnología, nos está retando a reconsiderar nuestra relación con la tecnología y a adoptar una actitud proactiva hacia el aprendizaje y la adaptación. En lugar de temer a la obsolescencia, podemos abrazar las oportunidades que la tecnología nos ofrece para crecer y evolucionar en nuestro entorno laboral. Eso sí, quien no esté dispuesto a aprender a utilizar estas tecnologías, sin duda alguna, se va a quedar atrás.
Norberto Maldonado