• Peso, imparable
• Bolsa, sin reparos
Si nos atenemos a los cánones de los gurúes del mercado de riesgo, tendremos que aceptar que sí, que el índice de precios y cotizaciones, su comportamiento, es el termómetro que mide la temperatura del cuerpo de la economía.
La Bolsa de Valores ha venido comportándose maravillosamente en el inicio de este sexenio, hecho que indica que las actividades económicas van y que los pronósticos del Banco de México y de otros expertos es posible que se queden muy cortos al final del día.
Hace una semanas, el pesimismo inundaba a los expertos financieros y bursátiles por el temor de que el gobierno fuera por el camino de la economía planificada, como ocurre en Cuba, en Nicaragua, en Bolivia, el Venezuela. Pero ocurre que no es así, que el presidente de la república dio ya por muerto al neoliberalismo, pero se quedó con el recetario del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para ordenar la economía. La cabeza de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no podía ser más ortodoxa. Saben que salirse de las recetas del capitalismo es el suicidio, sobre todo porque México comparte 3,000 kilómetros de frontera con su vecino distante, quien lo considera su traspatio. Los economistas mexicanos tienen que hacerle mucho a lo chino. Mantener el régimen comunista sancochado con un capitalismo muy eficiente, o al revés volteado. No es el caso de México, porque nadie está pensando aquí en salirse del huacal de los Estados Unidos, el mayor socio financiero, económico y comercial de los mexicanos. Y el mayor acreedor de las empresas mexicanas e inclusive del gobierno.
El apetito de los inversionistas por los activos mexicanos está de vuelta. Pero hubo, y aún hay temores, a los grandes capitalistas y a los que aspiran a serlo pero que no tienen dónde caerse muertos les da miedo López Obrador. Creen que les va a quitar su mujer, su casita de interés social, sus pequeños depósitos a plazo y lo odian con odio jarocho. No así la inmensa mayoría de la población, que lo adora.
Pero mientras estos temas se debaten en las social networks, en la realidad, en el salón de sesiones de la Bolsa las cosas marchan a gusto de los inversionistas. La economía marcha y marcha bien, sino es que muy bien.
Los especuladores cambiarios y bursátiles se serenaron. Parece que entraron en razón y descubrieron que no por mucho madrugar amanece más temprano, sobre todo ahora con el cambio de horario. Por
ejemplo, en la jornada del lunes, el peso se ubicó en su mejor nivel en poco más de dos semanas, mientras que las acciones bursátiles repuntaron a su mayor nivel desde principios de noviembre pasado.
Banxico reportó que el tipo de cambio interbancario cerró en 18.9550 pesos por dólar, lo que implicó una ganancia de 0.66 por ciento (casi un punto). Con este movimiento, el peso ligó tres sesiones en terreno positivo, en los que se apreció 1.38 por ciento, de forma acumulada frente al dólar. Con ello, llegó a su mejor nivel desde el 21 de marzo, es decir, poco más de medio mes.
El peso fue la cuarta moneda del mundo con una mayor apreciación frente al dólar en la jornada, sólo después de la corona noruega, el rublo ruso y el real brasileño.
El peso encontró apoyo en las ganancias del petróleo, que cerró en niveles no registrados desde noviembre de 2018, debido a las previsiones de un menor bombeo de crudo en los pozos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que por cierto está amenazada por Trump porque Trumpo quiere operar el mercado mundial del petróleo, que ahora es marcado por los árabes principalmente, los mayores productores del aceite del diablo.
El barril del crudo WTI, de referencia en Estados Unidos, subió 2.09 por ciento, a 64.40 dólares, en tanto que el Brent de Londres terminó en alza de 1.08 por ciento, para quedar en 71.10 dólares.
La mezcla mexicana se fijó en 64.56 dólares el tambo, tras un repunte de 1.69 por ciento.