CIUDAD DE MÉXICO.- La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) ha establecido un compromiso público de dar seguimiento a la variación de precios de los productos de la canasta básica y el costo de los servicios esenciales, consumo obligado de todos los estratos socioeconómicos, dando cuenta del proceso inflacionario creciente que venimos resintiendo los consumidores en nuestros bolsillos en los últimos años. El último reporte de la Sría. de Hacienda respecto al PIB para 2022 fue que pasó de 4.1% a 3.4%, acercando su pronóstico al 2.3% de los analistas y organismos internacionales (OCDE y FMI).
“Hemos advertido las razones de este ajuste: pandemia, sequía, guerra e inflación; sin embargo, esta fotografía es incompleta, se insiste mucho en ella en la agenda pública publicada y, así como el gobierno la desestima, argumentando tener otros datos por serle del todo inconveniente, llegó la hora de develar la foto completa. Debemos empezar a registrar también el pronóstico de crecimiento económico que la ciudadanía de a pie percibe, el de la amplia mayoría de consumidores. Se deben tomar en cuenta los datos duros de la República del Consumo”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
La inflación pasó de ser un fenómeno oficialmente proscrito a ser un asunto coyuntural, problema de caja chica, para finalmente convertirse en una constante que a últimas fechas ha sido reconocido como el principal problema de la agenda pública gubernamental.
La inflación, ahora incontrolable, no cesa. Ha llevado al gobierno a tomar diversas medidas, buscando atajarla; por un lado, la Banca central elevando las tasas de interés y, por el otro, la Secretaria de Hacienda dejando de cobrar impuestos a energéticos, principalmente al diésel, medidas que no han logrado mayor impacto, ante lo cual la voz presidencial recién manifestó la posibilidad de fijar un “estricto control de precios” a los productos.
Todo esto reflejo fiel de la desesperación gubernamental por encontrar los mecanismos efectivos que regulen y controlen el fenómeno de la inflación en nuestra economía. Mientras que la inflación se dispara el crecimiento del PIB se desvanece.
Queda claro para los de a pie que para cuando la Sría. de Hacienda reconoce oficialmente una baja de crecimiento es que las cosas no están mal, ¡están peor! Por ello, un crecimiento de 2.3% los ciudadanos de a pie lo entendemos como nulo, estancamiento, que aunada la inflación no es otra cosa que estanflación. Por tanto, 2.3 es igual a 0, nulo crecimiento
“La experiencia ganada por lo vivido es que si el 2022 lo cerramos en 0 de crecimiento, la tendencia económica de desarrollo para el 2023, plagada por los efectos inminentes de la sucesión presidencial, seguirá siendo a la baja, pudiendo llegar a números negativos, por lo que a las calamidades que nos enfrentamos habremos de sumar la inminente turbulencia económica, generada por la sucesión presidencial”, concluyó Rivera.
Un panorama desolador, por una o por otra cosa, “haiga sido como haiga sido”, la economía mexicana no logra despegar, 11 millones de nuevos pobres lo acredita. México sigue arrastrando los pies, lejos está de poder volar. Este reporte pretende ser un reporte optimista, porque los optimistas, al final del día, solo somos pesimistas bien informados; no eludimos la realidad, la enfrentamos, buscando transformarla. Ni cuentas alegres ni alarmismos, simple y llanamente realidades económicas es “cuanto”.
AM.MX/fm
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