RODOLFO VILLARREAL RÍOS
En ocasiones varias hemos leído o escuchado la pregunta: ¿Alguien quien no sea cardenal puede ser escogido como papa? Si bien la respuesta es que cualquier católico podría serlo, la realidad es que el acceso a la jefatura del Estado Vaticano está permitida exclusivamente a los miembros del Colegio Cardenalicio. En ese contexto, este escribidor-historiador-laico recordó que, a principios de 2024, dentro de su proceso perene para paliar la ignorancia, leyó algo al respecto y nos fuimos a localizar la publicación. Ahí estaba, decidimos compartir con usted, lector amable, el contenido de esta y realizar comentarios al respecto.
El libro en cuestión es “The pope who quit: A true mediveal tale of mystery, death and salvation” (El papa que renunció: Un relato medieval de misterio, muerte y salvación) publicado en 2012 y cuya autoría es del estadunidense Jon M. Sweeney. Confesamos que al ver la portada de la obra nos llamó la atención por el asunto de la renuncia. Sin embargo, al iniciar su lectura pudimos encontrarnos que había algo más de interés sumo.
Al no ser practicantes del catolicismo, ni de ninguna otra versión religiosa, si alguien nos hubiera mencionado el nombre de Pietro Angelerio o el de Pietro Morrone, hubiéramos pensado que se trataba de algún cantante o actor italiano. Claro que cualquier católico, asumimos que todos son conocedores amplios de la historia de su credo, se hubiera carcajeado de nosotros y nos habría aclarado que el nombre mencionado era el de quien fungiera como el papa Celestino V (agosto-diciembre, 1294). Pero entre el nacimiento y el ungimiento de ese personaje hay un relato por contar.
Acorde con Sweeney, Angelerio nació, en1209, en una villa de San Angelo Liomasno en Molise ubicada a 185 kilómetros al este de Roma. Sus padres respondían al nombre de Angelerio y María quienes procrearon doce hijos. Aunado a ello, hay algunos relatos que más tarde serían empleados a la hora de convertirlo en santo. A los diecisiete años ingresa a la orden de los Benedictinos en la cual permanece tres años durante los cuales mostró que lo suyo era la soledad. En esto, influyeron las lecturas que Pietro hiciera de los escritos de un teólogo y asceta espiritual llamado Pietro Damián (1007-1072) quien expresaba gran pesimismo acerca de la Iglesia Católica de su tiempo. Según él, para remediar esa situación tanto religiosos como a laicos debían de hacer penitencia, volver a la pobreza y a la soledad, las cuales consideraba como las virtudes supremas de la vida espiritual. Acorde con su perspectiva, los monasterios eran lugares básicos para que la Iglesia realizara su obra. Aunado a ello, aconsejaba a los monjes practicar la contemplación. Estas ideas tuvieron el efecto“cocowash” en la mente de Angelerio quien abandonó a los Benedictinos y, en 1231, inicia su vida como ermitaño y ahora sí que “agarró pal monte”.
Y no paró hasta llegar, en 1235, a los Apeninos en donde localizó la Montaña Morrone ubicada a 2042 metros de altura sobre el nivel del mar. No se crea que todo el seso se lo había sorbido las lecturas de su tocayo, este Pietro no iba a quedarse en estado contemplativo y ahí, al pie de un despeñadero, construyó la que sería su primera ermita. Y sin que se conozca a ciencia cierta los motivos, pero derivado de la transmisión oral o lo que los angloparlantes llaman “word of mouth”, le empezaron a llegar otros que como ‘el andaban en la “búsqueda de experiencias espirituales y radicalizar sus creencias a los ideales de la tradición religiosa”. Fueron tantos los adeptos que nueve años más tarde, Pietro fundó, en 1244, una orden religiosa sustentada en la vida y los escritos de Pietro Damian. ¿Quién más podría inspirarle aquello? Los integrantes de aquel grupo decidieron autonombrarse oficialmente los Ermitaños de San Damian (esta persona había sido elevada a la santidad en 1072), aun cuando de manera coloquial se les empezó a conocer como los Morronitas y, medio siglo después, serían conocidos como los Celestinos.
Pero antes de eso, debe de mencionarse que al Pietro de este relato le empezó a incomodar tener que estar cerca de tanta gente que le llegaba en busca de consejo y asesoría. Por ello, decidió escapar a la Montaña Maiella, ubicada a 2773 metros sobre el nivel del mar, en donde fundó otras ermitas., muchas de ellas localizadas en cuevas. Como puede inferirse, aquellas personas vivían de manera poco confortable y su alimentación consistía en jabalí salvaje y hierbas, mientras que su vestimenta y cuidado personal les daba la apariencia de pedigüeños
Sin embargo, otros más condescendientes, calificarían a Pietro de lo que hoy podríamos denominar un gurú. Y en esto compartiríamos la perspectiva ya que este tipo de personas no siempre son lo desinteresadas que buscan aparecer. Este personaje, si bien, por un lado, continuó con su labor de instalar ermitas, por el otro, durante un par de décadas nunca dejó de tener contacto con los centros de poder en busca de obtener tierras, bienes y protección para sus seguidores. En ese contexto, en 1264, Pietro, a quien para entonces conocían como, Pietro Maiellla, buscó al obispo de Chieti, Niccolo di Fossa, a quien le solicitó que le aprobara el reglamento de operación de sus ermitas. Esto no fue un acto de inspiración súbita. El tal Niccolo era primo de Lotario dei Conti di Segni, el papa Inocencio III (1108-1216), y sobrino de Ugolino di Conti, el papa Gregorio IX (1227-1241). Dado que di Fossa conocía al peticionario y “admiraba su forma de vivir”, colocó el sello de aprobación y envió el documento a Roma para la consideración de Jacques Pantaléon, el papa Urbano IV (12671-1264). Este, en uno de sus últimos actos antes de perecer, firmó la aprobación papal de las ermitas como un órgano de la Iglesia. Como se puede inferir, el hecho de irse a las soledades no había afectado el olfato político de Pietro y sabía como acercarse a las fuentes del poder.
Con el reconocimiento en la bolsa, Pietro y sus muchachos emprendieron el retorno rumbo a las montañas. En el camino, sin embargo, según lo apunta el relato de Sweeney, Morrone, Maiella o como guste llamársele, soñó con la Virgen María quien le solicitó que construyera un templo en su honor. No hay duda de que el personaje quien clamaba humildad y soledad andaba en busca de hacer notoria su presencia. En cumplimiento a las órdenes superiores, él y sus correligionarios fueron a comprar los terrenos ubicados en la loma denominada Collemaggio sitio cercano a L’Aquilla, en la región central de lo que hoy es Italia. Ahí, construyó, entre 1270 y 1280, lo que actualmente es la Basílica de Santa Maria di Collemaggio. Para cuando concluyó la construcción, Pietro ya había regresado como abad al monasterio de Santa María dei Faifula, sitio en donde iniciara su vida religiosa. Posteriormente, desempeñaría actividades similares en otros monasterios.
No obstante, su empeño en vivir en la soledad, Pietro, a quien le atribuían poderes de curación, no le disgustaba confraternar con los miembros de los círculos de poder. Su nombre era conocido y, en 1280, viajó A Roma en donde le donaron un par de monasterios más. Finalmente, a la edad de ochenta y tres años, Pietro consideró haber cumplido su misión y regreso a la Montaña Morrone. Hasta allá le llegó la noticia de que Girolamo Masci, conocido como el papa Nicolaus IV, había fallecido.
Como era y es costumbre, los miembros del Colegio Cardenalicio, doce entonces, se reunieron para celebrar el Conclave. Y en eso estuvieron los siguientes 27 meses sin poder llegar a un acuerdo. En marzo de 1294, el rey Carlos II de Nápoles les envió una lista con candidatos potenciales mismos que fueron rechazados. Ya para entonces quedaban once, uno de los electores había fallecido. Mientras Carlos II buscaba colocar a uno de los suyos como papa, las noticias de que no eran capaces de ponerse de acuerdo llegaron hasta la Montaña Morrone. Allá Pietro decidió que aun cuando conocía a varios cardenales, uno de ellos era su amigo, Latino Malabranca un dominico quien fuera inquisidor general y sobrino de Giovanni Gaetano Orsini, el papa Nicolas III. Recordemos que los Orsini y los Colonna eran las familias con mayor poder por aquellos rumbos. Con eso en mente, Pietro escribió, en junio, una carta a Malabranca. Cuando, en julio de 1294, éste les comentó a sus colegas haber recibido una misiva de Morrone, uno de ellos expresó que seguramente era una de las visiones de Pietro.
En medio de la discusión, de pronto, Malabranca gritó: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, elijo a Pietro di Morrone”. Acto seguido, cinco cardenales más emitieron palabras similares. Los miembros de la familia Colonna, Santiago y Pietro, quienes estaban alineados con el rey de Francia, Felipe el monje, sintieron que Carlos II los había derrotado.
A la edad de ochenta y cuatro años, un ermitaño no integrante del Colegio Cardenalicio estaba a punto de convertirse en papa. Ni era de ninguna familia importante, ni había buscado serlo. Simplemente, fue utilizado como un instrumento en la lucha por el poder. En esa contienda, un mes y cinco días después de la elección, Malabranca fallece y todo queda en manos de Carlos II. Tras de acordarlo con el rey, Morrone decide que no viajará a Roma para su coronación, sino que se efectuará en L’Aquila. La ceremonia tuvo lugar, 29 de agosto de 1294, en la Basílica de Santa Maria di Collemaggio en donde Morrone se convierte en Celestino V. A la ceremonia no acudieron sino tres cardenales y Pietro trató de que aquello fuera lo mas sencillo posible, nada de lujos.
Durante las siguientes quince semanas, Celestino V guió sus acciones por los consejos que le daban ya fuera el rey Carlos II o allegados a éste Nunca viajó a Roma, Al tiempo que repartía indulgencias al por mayor, para el 18 de septiembre ya había nombrado doce cardenales y el 6 de octubre arriba, en compañía de Carlos II, a Nápoles en donde instala su residencia en el Castillo Nuovo. Aquello pintaba para desastre.
Celestino buscaba establecerse en el poder imperial con los ideales propios de una ermita. Llegó al grado de que, en sus aposentos, ordenó que le construyeran una cabaña de madera. Más tarde delegó responsabilidades en tres cardenales. Como sucede siempre con las almas cándidas, creyó en alguien quien le ofrecía lealtad. Esa persona era el cardenal Benedetto Caetani. Los días eran turbulentos y para acabarla, Celestino empezó a soñar que, si continuaba en el cargo, su alma no se salvaría. Acorde con la narrativa de Sweeney, eso no era fortuito, Caetani había instalado un sistema que le permitía hacer llegar voces a los aposentos del papa y, noche a noche se le recomendaba que dimitiera.
Finalmente, el 13 de diciembre, se anuncia la renuncia de Celestino V quien se declara “inútil” para seguir desempeñando el cargo. Se convertía en el primer pontífice en abdicar a su cargo. Una vez trascurridos los diez días reglamentarios, el conclave se reunió y un día más tarde seleccionaron el siguiente papa. El escogido fue Caetani. Para entonces Morrone ya iba de regreso a sus montañas. Sin embargo, aun cuando Bennedeto no asumía sus funciones papeles, el 25 de diciembre ordenó que se buscara a Pietro y se le encarcelara. Temía que este pudiera despertar simpatías entre los pobladores y convertirse en un opositor.
Cuando finalmente lo aprenden, lo llevan a Anagni, el poblado nativo de Benedetto quien habría de decirle: “Tu virtud es contagiosa y podría destruir a la Iglesia”. Así se las gastaban quienes se envolvían en santidad como era el caso, de quien fuera conocido como Bonifacio VIII (1294-1303). Finalmente, éste ordena que lo arrumben en el Castillo de Fumone en donde lo custodiaban 36 guardias. Ahí, fallecería en mayo de 1296. Algunos mencionan que envenenado, otros que simplemente a consecuencias de las condiciones en que sufría su aprensión. Más tarde, en 1303, Bonifacio sería acusado por los cardenales Colonna de herejía en donde se le adjudicaba la muerte de Celestino V quien en 1313 sería canonizado por Raymond Bertrand de Got, Clemente V (1305-1314).
Esta es la historia de un papa quien nunca fuera cardenal, un relato que de manera magistral realiza Jon M. Sweeney. Una de las virtudes que encontramos en este volumen es algo que no nos había sucedido con otras lecturas acerca de episodios de la Edad Media, nunca a lo largo de la trama se aprecia la oscuridad.
La obra en comento nada tiene que ver con asuntos de religiosidad, es un relato sobre como se suscitan las luchas por el poder. No importa que el evento haya acontecido hace más de siete centurias, las reglas siguen siendo las mismas. Se podrán envolver en ropajes eclesiásticos o civiles, pero al final lo que predominan son los intereses y en función de ellos se determina quien habrá de ejercer tal o cual cargo. Asimismo, tanto en la política como en la curia, nadie accede al cargo máximo de la nada. Siempre hay una fuerza impulsora. El caso de Celestino V muestra que por mas buenas intenciones que alguien tenga al acceder a una posición de poder, sino cuenta con las conexiones que lo liguen a las redes de dominio, aquello termina convertido en un desastre. Las cuestiones de poder eclesiástico y político van de la mano y quien piense en que el primero es un asunto de inspiración divina habría que felicitarlo por conservar la candidez de sus días infantiles, aun cuando a eso en la edad adulta se le llama de otra forma.
Por lo pronto, los católicos de ahora están seguros de que su próximo líder no habrá de descender de ermita alguna y mucho menos portará ropajes andrajosos. Hay mucho en juego como para permitir experimentos y vaya que para eso cuentan con centurias de experiencia. Mientras eso llega, le recomendamos a usted, lector amable, que si dispone de tiempo revise la obra de Sweeney, “El papa quien renunció”. Ahí, encontrará pasajes que lo invitarán a replantearse, con objetividad mayor, todo esto que nos venden como un asunto de inspiración divina, algo que ni ayer, ni ahora ha existido, ni en el futuro habrá de darse. vimarisch53@hotmail.com
Añadido (25.18.64) España se quedó sin energía eléctrica y Pedrito Sánchez, como todos los de su ralea, salió a culpar a los privados. Se le olvidó mencionar dos cosas: Una, el sector está regulado por el Estado. Otra, fue él quien cerró las plantas nucleares y decidió depender de las energías” limpias” que no son muy seguras y a la hora de que algo falla “… según los expertos proporciona un equilibrio inestable”. Lo rescatable fue el comportamiento de los ciudadanos españoles quienes ni se dieron a la rapiña, ni armaron desaguisados.
Añadido (25.18.65) Pocos han sido los medios que lo han reportado. En China, sin embargo, ya empezaron las protestas de los trabajadores despedidos como consecuencia de los paros en las fábricas cuyos productos se ven afectados por las tarifas estadunidenses. Las cosas han llegado a tal extremo que muchas de las demandas se relacionan con la falta de pagos de salarios desde enero de este año.
Añadido (25.18.66) ¿Alguna vez, el expresidente Zedillo Ponce De León imaginó lo que habría de costarle al país su decisión de apoyar la candidatura del López del Siglo XXI al gobierno del Distrito Federal? Coincidimos con su postura de ahora y lo que realizó en materia económica y judicial durante su mandato, pero ni modo que olvidemos aquello.
Añadido (25.18.67) Al centro de adiestramiento político, Harvard Inc, antes conocida como Harvard University, le van a quitar su condición de exenta de impuestos. Además, hay una propuesta de los Republicanos en la Cámara de Representantes para incrementar de 1.4 a 21 por ciento los impuestos a ciertas donaciones que reciben instancias como Harvard que, en caso de ser aprobada la proposición, tendría que pagar alrededor de 500 millones de dólares anuales.