La tecnología tiene el poder de transformar vidas y ofrecer segundas oportunidades, algo especialmente crucial para los jóvenes en prisiones. En México, muchos de estos jóvenes se involucraron en actividades delictivas antes de los 16 años, y casi un tercio de la población carcelaria tiene entre 18 y 28 años. El crimen organizado recluta a 30,000 niñas, niños y adolescentes, proporcionándoles acceso a armas y drogas desde temprana edad. Ellos no solo cargan con un estigma social, sino que muchos han sufrido violencia en su infancia y adolescencia, lo que dificulta aún más su reintegración a la sociedad.
En Fundación Kooltivo, una organización que tengo el honor de presidir y haber fundado, nos dedicamos a ofrecer programas de capacitación tecnológica, educación financiera y cultural para brindar a estos jóvenes una salida real y efectiva. Nuestra misión es transformar vidas a través del poder de la educación y la tecnología. Hemos visto de primera mano cómo la educación tecnológica puede ser un verdadero salvavidas para los que realmente buscan una segunda oportunidad.
El otro día leí un artículo sobre un profesor de Harvard que recibe constantes agradecimientos de prisioneros que toman su clase de ciencias computacionales a través de sus celulares. Este tipo de historias nos inspiran y refuerzan nuestra convicción de que la educación tecnológica puede abrir puertas y ofrecer nuevas oportunidades, incluso en los entornos más difíciles. Los prisioneros que participan en estos programas adquieren habilidades valiosas y recuperan la esperanza y la confianza en su capacidad para reintegrarse a la sociedad.
Enseñar habilidades tecnológicas a los jóvenes en prisión les brinda competencias laborales y les da una esperanza real de reintegrarse en la sociedad. Al aprender sobre tecnología, pueden enfrentar el futuro con más confianza y tener menos probabilidades de volver a cometer un crimen. La tecnología se puede convertir realmente en una herramienta poderosa para romper el ciclo de violencia y criminalidad. Es importante tomar en cuenta que el 40% de los jóvenes en internamiento tuvieron a un familiar privado de la libertad. Romper este ciclo es vital para reducir la violencia y la inseguridad que tanto afectan a nuestro país.
La implementación de tecnología en prisiones, de una manera gradual y con supervisión, podría permitir a los reclusos recibir apoyo emocional, lo cual es crucial para su rehabilitación. La tecnología puede reducir las tasas de reincidencia, disminuyendo la carga financiera sobre el sistema penitenciario y liberando recursos que pueden ser utilizados en otras áreas críticas, de acuerdo al INEGI, en México se gasta al año alrededor de 210,000 pesos en cada persona recluida en un centro penitenciario. Una sociedad con menores índices de criminalidad es una sociedad más segura y próspera.
Es hora de que México cambie la manera en la que aborda se aborda la rehabilitación de presos. En lugar de solo castigar, en casos como el de los jóvenes que son parte de crímenes no violentes, debemos proporcionar herramientas para la reintegración. La tecnología es una de las herramientas más poderosas que tenemos para lograr esto. En Kooltivo, estamos comprometidos con esta misión y creemos que, con el apoyo adecuado, podemos cambiar vidas y, en última instancia, nuestra sociedad.
La implementación de programas tecnológicos en prisiones no es nada sencillo, pero estos podrían superarse con la colaboración adecuada entre el sector público y privado. Es necesario establecer controles y supervisión muy estricta para prevenir el uso indebido de la tecnología, pero esto no debe ser un obstáculo para su implementación. Al contrario, debemos ver estas iniciativas como una inversión en el futuro de nuestro país.
La reintegración es una estrategia inteligente para el desarrollo económico y la seguridad nacional. Al proporcionarles herramientas y habilidades para una vida productiva, estamos invirtiendo en el futuro de México. La tecnología puede ser el catalizador de este cambio, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que todos tengan acceso a ella.
Norberto Maldonado