Palabra de Antígona
Sara Lovera*
En el próximo proceso electoral en México, donde por primera vez podría concluir con el triunfo de una mujer, no hay que perder de vista los prejuicios que prevalecen sobre la capacidad femenina.
Dos elementos para el análisis encaminados a garantizar unas elecciones tersas son el fondo político; la probable triunfadora no se representa a sí misma, detrás de ella está la decisión de Andrés López Obrador, que miente y tuerce la realidad. El otro es el de vida, ya que los ataques sistemáticos tanto para Claudia Sheinbaum Pardo como para Xóchitl Gálvez Ruíz y también para las más de 10 mil mujeres que están en la contienda, podrían traducirse en violencia.
El machismo acendrado en nuestra sociedad podría darnos muchas sorpresas. Los hombres están muy enojados, furiosos, encabezan un rechazo preocupante. ¿Será que este factor no se calcula al analizar la candidatura de un hombre en Movimiento Ciudadano?
Hay dos hechos comprobables, uno científico y otro político. En mayo el periodista Rafael López Méndez, publicó que el 67.5 por ciento de las y los mexicanos estaba de acuerdo en que una mujer llegara a la presidencia. El dato, que se dijo, se basó en la Encuesta Nacional sobre Discriminación ENADIS 2022, nunca pudo verificarse, no está en la encuesta; fue la presidenta de INEGI, Graciela Márquez Colín, quien lo soltó en una rueda de prensa. Quien esto escribe, lo buscó, lo pidió y revisó varias veces la encuesta y no se consigna. Quería la prueba, pero nunca fue atendida.
En julio, se conoció el Índice de Normas Sociales de Género del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD que reveló que en todo el mundo hay un retroceso en el liderazgo femenino y poca confianza en el talento de las mujeres.
Para México es desquiciante: se encontró que el 90 por ciento de las mexicanas y los mexicanos duda de las mujeres en política, economía, educación y la capacidad física. Principalmente en política. ¿Por qué INEGI, declaró en mayo que la población admite que una mujer sea presidenta?.
El índice de PNUD mide los prejuicios sobre la capacidad femenina. Y si la mayoría de mexicanos y mexicanas no confía en el talento de las mujeres, como fenómeno social/cultural, contradiciendo todos los esfuerzos al contrario, no se lo dijeron a nadie, no lo tienen en sus estrategias de campaña, y, si además lo saben, ¡es peor!, porque las han dejado salir al ruedo a combatir un pensamiento atrasado y peligroso. Ello a pesar del avance jurídico para la paridad electoral, respetado a fuerza. Sólo esta contradicción palmaria explica el crecimiento de la violencia política contra las mujeres en razón de género.
Preocupa de manera superlativa, la seguridad de las candidatas enfrentadas día a día a reacciones tan hostiles y sistemáticas. A pesar de los discursos, de las consejeras del INE, y las catilinarias de los dirigentes políticos. Advertir que están en alto riesgo debería ser una prioridad. Una alerta humanitaria.
Por ello, tal vez, desde Morena y la Presidencia de la República arreció en estos días la estrategia contra los medios, cerrando puertas a periodistas críticos, promoviendo despidos y hostigamiento; desde la mañanera, redes sociales y presión a medios estatales.
En Morena están desesperados, buscan denodadamente el apoyo a la candidata oficialista. El primer informe del comportamiento de los medios respecto de las dos candidatas a la presidencia del INE del 20 de noviembre de 2023 -fecha en que iniciaron las precampañas- al 24 de diciembre de 2023, dejó al descubierto, que dieron más tiempo y espacio a la candidata oficialista que a la del frente amplio. Van con todo, incluso contra el pensamiento de ese pueblo bueno y sabio.
Veremos.
*Periodista, directora del portal informativo https://www.semmexico.mx