Moisés Sánchez Limón
Esto de la austeridad y ajustarse el cinturón, no es anécdota. Ha formado parte de la historia nacional contemporánea, aunque en estricto sentido quienes han pagado los desatinos en la política económica, en mentís elemental a los economistas oficiales y oficiosos, han sido los mexicanos integrantes de esa franja de la clase media para abajo.
Dicen los expertos en explicar lo inexplicable, barroquismos aparte, que los más pobres no resienten el alza a los precios de los combustibles –gasolinas, diésel, gas y electricidad—porque no pueden quejarse de lo que nunca han tenido y, por ende, los más afectados son los que tienen automóvil y consumen gas y electricidad.
No se necesita ser economista del MIT o del ITAM para demostrar que, aun cuando, en efecto los de mayor ingreso resienten el golpe alcista tienen un paliativo que es, precisamente, su mayor ingreso, pero al corto plazo tendrán que ajustar egresos y éstos los aplican de manera piramidal en las empresas y negocios de su propiedad. ¿Acaso tienen ingresos por generación espontánea?
Simplista la referencia, pero elemental. El rico invierte, el clasemediero trabaja para vivir; el miserable espera el milagro celestial porque, ayuno de educación y destrezas, propietario de su fuerza de trabajo la pone a disposición para obtener lo elemental para sobrevivir. No se puede quejar de lo que no ha tenido, pero no se le puede condenar a ser pobre por siempre y generación tras generación.
Dicen los expertos que el que no tiene no sufre por aquello que nunca ha tenido; y el que tiene enfrenta el reto de no perder lo ganado. Unos escuchan con esperanza el discurso de mejores tiempos, otros de plano, no entienden de discursos.
Por eso es importante que la clase política abandone los estancos de poder donde la carestía, la crisis económica, la ausencia de un pan como único bocado son únicamente referencias. ¿Quién ofrece la evidencia de un plan de austeridad en tiempos de crisis?
Ya será en su momento, quizá dentro de un par de años cuando la Auditoría Superior de la Federación informe quién o quiénes cumplieron los acuerdos, la palabra empeñada, de ajustarse el cinturón y reducir gastos en estos días en que la liberalización de los combustibles es paráfrasis de aquella cinta que refiere cuando el destino nos alcanzó.
Hay casos, por ejemplo en el Congreso de la Unión, en los que puede aplicarse el beneficio de la duda en esto de la austeridad, consecuencia del gasolinazo. Y no puede ser de otra forma cuando el presidente senatorial, Pablo Escudero, ha informado públicamente del acuerdo de austeridad y disciplina presupuestaria con 30 acciones para reducir su gasto en diez por ciento.
Habrá quienes duden del compromiso; otros harán cera y pabilo del acuerdo y tomarán como una falta de seriedad la reducción en la entrega de box lunch a visitantes, generalmente estudiantes, del Senado. Pero si hay recorte, igual habrá reducción de visitas guiadas; el box lunch es una deferencia no obligación. En fin.
Este domingo, Pablo Escudero Morales, informó que la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores que él preside e integrada por senadores del PRI, PAN, PRD, PVEM y PT, “emitió un acuerdo de austeridad y disciplina presupuestaria para el ejercicio fiscal 2017, que contendrá, al menos, 30 acciones para reducir el gasto de la cámara alta; lo anterior, sin afectar el cumplimiento de las metas y objetivos de los trabajos legislativos”.
Dicho acuerdo, conforme a lo informado por Escudero, se sujetará a establecer una política de “crecimiento cero” respecto de la creación de plazas de estructura y de honorarios, ni se incrementará por ningún motivo el parque vehicular y se congelarán las plazas que queden vacantes.
El objetivo es reducir en 10 por ciento el gasto del Senado de la República respecto del ejercicio 2016 en viáticos y pasajes, materiales y suministros de oficina, servicios de alimentación y de telefonía, el consumo de combustibles, de asesorías, consultorías, estudios e investigaciones, así como los gastos de comunicación social, de impresión digital y de fotocopiado, entre otros rubros.
Además, se racionalizará el servicio de energía eléctrica y consumo de agua, y se privilegiará el uso de medios electrónicos de comunicación, como el correo electrónico, el almacenamiento en dispositivos electrónicos o medios magnéticos, conforme a lo previsto en el programa “Sin papel en el Senado”, entre muchas otras acciones.
El ajuste implica una reducción de más de 400 millones de pesos, sujetándonos al gasto aprobado para la Cámara alta en este año, que es de cuatro mil millones 541 mil 972 millones 587 pesos. Sin duda un monto de esta naturaleza requerirá de un informe. El beneficio de la duda. Pablo Escudero y los coordinadores del PRD, PT, PAN y PVEM han dado muestras de seriedad y convicción en asuntos de esta naturaleza. ¿Quiénes seguirán el ejemplo en similares condiciones de transparencia y despojados de demagogia?
Bueno, ojalá le hagan caso al coordinador de los diputados federales del PAN, Marko Cortés Mendoza, porque el pasado fin de semana dijo que propondrá a la Junta de Coordinación Política (Jucopo), un plan de austeridad para que la Cámara de Diputados ahorre 500 millones de pesos durante 2017.
El legislador michoacano refiere que el Poder Legislativo “tiene que ser congruente y sensible a la difícil situación por la que está atravesando este país y adelantó que entre sus propuestas está eliminar el pago de telefonía celular a los diputados y directivos del palacio legislativo”. ¿Le harán caso a Marko? ¿Y en el Poder Ejecutivo cuándo dan las reglas de austeridad y fijan los rubros en los que habrá ahorros sustanciales? Digo.
LUNES. Le comento el caso de Gerardo Ruiz Esparza, quien sin aspavientos hizo su tarea en el ánimo de enfrentar estas consecuencias del gasolinazo. El secretario de Comunicaciones y Transporte demostró habilidad política y negociadora.
La semana pasada reunió a las cámaras de la industria de la construcción y del transporte para firmar un acuerdo solidario, orientado a trabajar de manera conjunta y con responsabilidad, para enfrentar unidos los retos que se avecinan. Ruiz Esparza exhortó a los líderes industriales a mantener el diálogo, con el fin de seguir en la ruta del crecimiento de este sector, generar desarrollo económico, empleo y bienestar para las familias mexicanas.
Frente a lo que estamos por vivir, advirtió, sería un grave error no estar unidos y comunicados. Un llamado a la unidad cuyo propósito es mostrarle al mundo una imagen de cohesión y fortaleza, de que México se está consolidando como un gran centro de inversiones.
Y tiene razón el secretario de Comunicaciones respecto de que el mundo nos tiene que ver como un país en movimiento, trabajando hombro con hombro en favor de la economía nacional. El país ha enfrentado retos más graves del que tenemos en puerta y los hemos superado. En este acuerdo, la SCT se comprometió a sostener las medidas de austeridad que se ha impuesto y, conjuntamente con los empresarios, preservar el estado de Derecho para mantener la estabilidad social y tener un México en paz. Conste.
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