En un mundo cada vez más globalizado y tecnológicamente avanzado, la competitividad de un país ya no se mide únicamente por sus recursos naturales o su capital humano, sino también por su capacidad para innovar y adaptarse a las nuevas tendencias. En este contexto, México emerge como un candidato con un potencial significativo para convertirse en un centro de desarrollo tecnológico en Latinoamérica. Con una población joven, una ubicación geográfica estratégica y una economía en crecimiento, el país tiene los ingredientes necesarios para liderar la transformación digital en la región. Pero, ¿está México realmente preparado para asumir el liderazgo tecnológico en Latinoamérica?
México es uno de los países más poblados del mundo, ocupando el décimo lugar con más de 126 millones de habitantes en 2020, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Además, la tasa de alfabetización es del 95.5%, y el país invierte aproximadamente el 5.3% de su PIB en educación, lo que indica un relativo alto nivel de educación y capacitación en comparación a otros países de la zona.
Por lo anterior, México posee un gran potencial para convertirse en el hub de desarrollo tecnológico de Latinoamérica. Para lograr esto, es necesario considerar varios aspectos clave, como el nearshoring y la creación de microprocesadores.
En cuanto a la economía, México es la segunda economía más grande de Latinoamérica, con un PIB nominal que alcanzó los 24.97 billones de pesos en 2020. El país es el 15º exportador más grande del mundo, con exportaciones que superan los 400 mil millones de dólares anuales, según datos del Banco Mundial.
México cuenta con una amplia base de industrias de alta tecnología, que incluyen la fabricación de dispositivos médicos, electrónica de consumo y automóviles. En 2019, el sector automotriz representó aproximadamente el 3.8% del PIB y el 20.3% del valor total de la producción manufacturera del país, según datos del INEGI.
El nearshoring es una estrategia que consiste en establecer operaciones en países cercanos para aprovechar los beneficios de la mano de obra calificada y los costos de producción más bajos. México ha sido un destino popular para el nearshoring debido a su proximidad geográfica con los Estados Unidos, con el que comparte una frontera de más de 3,000 kilómetros, y su abundante fuerza laboral calificada.
Según la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CANIETI), en 2019, el valor de los servicios de subcontratación de TIC de México a los Estados Unidos alcanzó los 5.5 billones de dólares, lo que representa un crecimiento del 10% respecto al año anterior.
En el ámbito de los semiconductores, México ya cuenta con algunas empresas fabricantes, como NXP Semiconductors y ON Semiconductor. Sin embargo, según la Asociación Mexicana de la Industria de Tecnologías de la Información (AMITI), en 2018, las importaciones de productos electrónicos, incluidos los microprocesadores, superaron los 70 mil millones de dólares, lo que indica una gran oportunidad para el desarrollo de la fabricación de microprocesadores en el país.
Para lograr este objetivo, se requeriría una inversión significativa en infraestructura y recursos. Según estimaciones, la construcción de una fábrica de semiconductores de alta tecnología podría costar entre 10 y 20 mil millones de dólares. Además, sería necesario atraer inversiones extranjeras para proporcionar el capital necesario con el objetivo de construir fábricas y contratar trabajadores calificados.
Otro aspecto clave sería el establecimiento de políticas y regulaciones favorables para las empresas de tecnología. En 2020, México atrajo más de 32 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, según datos del Banco de México, pero aún hay margen para crecer en el sector tecnológico.
Esto podría incluir la reducción de impuestos y la eliminación de barreras burocráticas para fomentar la inversión extranjera. También se requiere una mayor inversión en educación y capacitación, pero no cualquier tipo de educación. El sistema educativo de México, a pesar de los avances en alfabetización y otros indicadores básicos, aún no está preparado para producir la próxima generación de ingenieros, programadores y emprendedores tecnológicos que el país necesita desesperadamente.
Convertir a México en el hub de desarrollo tecnológico de Latinoamérica es un objetivo ambicioso pero alcanzable. Para lograrlo, es necesario considerar varios aspectos clave, como el nearshoring y la creación de microprocesadores, y tomar medidas concretas para fomentar la inversión extranjera, capacitar a la fuerza laboral y establecer políticas y regulaciones favorables para las empresas de tecnología.
Con el tiempo y la inversión adecuados, México podría, en teoría, convertirse en un líder en la industria de la tecnología. Sin embargo, esto requerirá más que solo optimismo y estadísticas favorables; necesitará un compromiso real y sostenido tanto del gobierno como del sector privado para invertir en el futuro tecnológico del país.
Fuentes: INEGI, AMITI, CANIETI, Banco Mundial, Banco de México