La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Con tanto tigrillo suelto, lo único que se cancelará es la viabilidad civilizatoria
En los Estados Unidos, la facilidad para comprar armas de asalto, ha desembocado en que personajes con severas perturbaciones de conducta, realicen tiroteos contra la multitud, situaciones que, en muchas ocasiones, revelan odios de clase, es decir, las víctimas pueden ser afroamericanos, latinos y/o integrantes de la comunidad LGBTQI+.
Acá, en México, no hemos llegado a ese nivel, sin embargo, somos testigos de expresiones de furia contra ‘negros’ ‘indios’ y ‘asalariados’ en general, es decir, desde una posición de supuesta superioridad social, los sectores vulnerables son agredidos.
Al respecto, hay quienes reflexionan si estos fenómenos se han incrementado o, en su defecto, siempre han existido y debido al ‘Big Brother’ en que se han convertido los celulares, la difusión del evento alcanza gran notoriedad en las redes sociales.
No obstante, mientras los estudiosos del tejido social disertan sobre el origen y posibles soluciones de tales sucesos, corresponde a los gobernantes aplicar sanciones ejemplares a quienes incurren en dichos delitos, no bastan comunicados ‘mostrando arrepentimiento’, ni justificarse en el pretexto de que las redes sociales son proclives a magnificar las cosas.
Hasta el momento, la cuestionada ‘cancelación’, es la única respuesta ciudadana ante los abusos cometidos por mujeres y hombres en agravio de un ser vulnerable, pero, reiteramos, atañe a las autoridades proceder, sin cortapisas, en el marco del Estado de Derecho.
De no frenarse estas modalidades de violencia física y discriminación, la figura del #Lord y la #Lady, lograrán carta de naturalización.