Por Mouris Salloum George
La droga más temible de este siglo, por letal y adictiva, el fentanilo, tiene en alerta máxima a las autoridades de los Estados Unidos. El alto número de fallecimientos por sobredosis que registran en el vecino país ya ronda los 100 mil muertos al año.
Tan elevada cifra debe obligar a la comunidad internacional a colaborar para combatirla decididamente.
El gobierno de México ha invertido importantes esfuerzos en tal sentido. Esto debido a que gran parte de la droga en aquel mercado entra por su frontera sur.
Las autoridades han reportado que los precursores químicos de este sintético – procedentes de China- hacen escala en puertos mexicanos antes de llegar como droga a los consumidores estadounidenses.
Ante las presiones, el mandatario mexicano invitó a su homólogo asiático a mejorar la colaboración contra el repudiable veneno. Se esperaba una mejor disposición, pero ciertos pretextos y conveniencias del gigante oriental han estado retrasando su participación decidida.
Todavía prevalece la creencia errónea de muchos en el sentido de que el alto consumo de drogas peligrosas es un problema de la sociedad estadounidense. No pocos argumentan que si hay producción es porque hay demanda.
Lo que no toman en cuenta es que en aquel país también están muriendo personas de México y de muchos orígenes y razas, que han caído en las redes no solo de distribuidores, sino de consumidores y adictos. ¿En qué porcentaje? Esto sería útil saberlo. Las autoridades tienen la palabra.
El Servicio Médico Forense de Baja California tiene evidencias de que en ciudades fronterizas del lado mexicano, ha crecido el consumo del mencionado químico.
Por su parte, las autoridades de México emprendieron en medios masivos una fuerte y permanente campaña preventiva contra la mortal sustancia y otras drogas peligrosas.
Muy loable, pero no es suficiente. Se requiere también romper la cadena de distribución. Hasta ahora, la rentabilidad económica en dólares había sido una especie de antídoto local contra estos vicios, pero por diversos factores crece el consumo nacional.
Así pues, la región de Norteamérica y la comunidad internacional están ante el desafío de mejorar los mecanismos de combate.
Los muertos y los daños económicos enormes que hay de por medio son el argumento irrebatible de Estados Unidos para elevar sus esfuerzos y sanciones no solo contra los criminales, sino contra los gobiernos reacios a colaborar.
Altos mandos de las agencias estadounidenses y legisladores de ese país han elevado el tono de los reclamos a su vecino del sur. Expresamente han dicho que podrían enviar fuerzas militares a territorio mexicano para capturar a los narcotraficantes más buscados, y piden la extradición de otros capturados.
La advertencia pudiera tener otras implicaciones, por supuesto, pero la motivación es innegable. De este lado el gobierno mantiene la petición de que Estados Unidos impida el tráfico de armas, que ha empoderado como nunca a los cárteles.
Como sea, la crisis potencial debe evitarse. El fentanilo es una gran amenaza para todos.