Por. José Alberto Sánchez Nava
“México, entre la espada del comercio y la pared de la justicia, debe elegir si ser rehén de su destino cómplice y omiso o arquitecto de su futuro.”
- La Dependencia Comercial con EE. UU.: Una Relación Vital
México y Estados Unidos están unidos por una relación comercial que va más allá de la vecindad. El 35% del PIB mexicano depende de las exportaciones al mercado estadounidense, y el 80% de lo que México vende al mundo cruza esa frontera. Automóviles, computadoras, teléfonos inteligentes, equipos médicos y productos agrícolas como aguacates y jitomates son el corazón de esta dinámica. Esta integración, fortalecida por el T-MEC y la cercanía geográfica, hace que EE. UU. sea un socio prácticamente insustituible. Sin embargo, esta dependencia también expone a México a vulnerabilidades: cualquier cambio en la estabilidad interna puede poner en riesgo esta relación crucial.
- La Reforma Judicial: Un Golpe al Estado de Derecho
La reciente reforma judicial en México ha transformado el sistema de justicia de manera alarmante. Con los cambios constitucionales, los jueces ahora serán elegidos por voto popular, pero el proceso inicia con una preselección a través de “tómbolas” manipuladas por intereses políticos y, en algunos casos, delincuenciales. Esto destruye la autonomía del poder judicial, convirtiéndolo en una herramienta al servicio de un grupo político dominante. Lejos de ser un avance democrático, esta reforma erosiona el estado de derecho y la seguridad jurídica, pilares fundamentales para la confianza en cualquier nación.
- Impacto en la ciudadanía: Los mexicanos quedan desprotegidos ante un sistema judicial que ya no garantiza imparcialidad, dejando sus derechos a merced de decisiones politizadas.
- Impacto en los inversionistas extranjeros: Las empresas, especialmente las estadounidenses que operan en México, enfrentan incertidumbre. Sin un poder judicial independiente, sus inversiones y contratos carecen de la protección legal que necesitan.
- Conexión con la Relación Comercial con EE. UU.
La dependencia comercial de México con EE. UU. no solo se basa en la proximidad o en los acuerdos como el T-MEC; también depende de la confianza que las empresas extranjeras tienen en el sistema mexicano. La reforma judicial amenaza directamente esta confianza:
- Riesgo para el T-MEC: Este tratado exige un sistema judicial imparcial para resolver disputas comerciales. Con jueces preseleccionados por intereses políticos y criminales, México podría incumplir estos compromisos, generando tensiones con EE. UU. y Canadá.
- Desaliento a la inversión: Las empresas estadounidenses, que han invertido miles de millones en México, podrían reducir sus operaciones o buscar otros destinos si perciben que sus derechos no están protegidos. Un sistema judicial parcial puede traducirse en pérdidas económicas significativas.
En un escenario extremo, un fallo judicial sesgado en un caso comercial importante podría desencadenar una crisis de confianza, afectando las exportaciones que sostienen la economía mexicana.
- Efectos Económicos Más Amplios
La reforma judicial no solo pone en jaque la relación con EE. UU., sino que también golpea la economía interna. La inversión extranjera directa, un motor clave para el crecimiento, podría desplomarse si los inversionistas ven a México como un país donde las reglas del juego son impredecibles. Asimismo, la inversión nacional se verá afectada, ya que las empresas mexicanas también necesitan seguridad jurídica para operar. Si la economía se debilita, la capacidad de México para mantener su nivel de exportaciones a EE. UU. —su principal mercado— podría disminuir, agravando la dependencia y reduciendo los ingresos que sostienen a millones de familias.
- La Ironía del Mitin en el Zócalo
Absurdamente, la presidenta de México ha decidido cambiar el propósito del mitin del 9 de marzo en el Zócalo. Lo que comenzó como una protesta legítima contra aranceles impuestos por EE. UU. —una amenaza directa a las exportaciones— se ha transformado en un festejo para celebrar esta reforma judicial. Este giro es incomprensible: en lugar de defender los intereses económicos del país, se aplaude una medida que debilita las instituciones y pone en riesgo la estabilidad que los inversionistas y socios comerciales valoran. Es un acto que refleja una desconexión con las verdaderas prioridades de México como república, priorizando el control político sobre el bienestar económico y social.
- Conclusión: Un Futuro Incierto
La dependencia comercial de México con EE. UU. es una realidad que no puede ignorarse ni reemplazarse fácilmente. Buscar otros socios comerciales es una idea válida, pero poco práctica frente a la ventaja geográfica y económica del vecino del norte. Sin embargo, esta relación no puede prosperar en un contexto de inestabilidad interna. La reforma judicial, al someter la justicia a la parcialidad política y delincuencial, no solo merma el estado de derecho y la seguridad jurídica, sino que también amenaza la confianza de los inversionistas extranjeros y la viabilidad de acuerdos como el T-MEC. La decisión de celebrar esta reforma, en lugar de enfrentar los retos económicos, es un error que podría costarle caro a México. Para proteger su economía y su democracia, México necesita un poder judicial autónomo y fuerte, no un rehén de intereses oscuros.