Grok es un modelo de IA creado por xAI, la empresa de Elon Musk, y vinculado a la red social X. Desde su lanzamiento, y especialmente con la versión Grok 3 en febrero de 2025, esta herramienta ha generado tanto entusiasmo como preocupación. ¿Qué la hace diferente? ¿Qué significa para nuestra democracia que una IA así se integre a nuestras conversaciones diarias? En este artículo exploraremos estas preguntas de manera sencilla, pensando en cómo la tecnología puede transformar no solo cómo hablamos, sino cómo decidimos el futuro de nuestro país.
¿Qué es Grok y en qué se diferencia de otras IA?
Grok es un modelo de inteligencia artificial lanzado por xAI vinculado a la red social X de Elon Musk. Es un modelo de IA como Gemini de Google o GPT de Open AI.
La versión Grok 3 fue lanzada en febrero de 2025. Otra característica es que este modelo es capaz de razonar, como otros modelos de IA, de forma opcional, generando respuestas más precisas, analizando las distintas opciones de respuesta antes de ofrecer el resultado final.
DeepSearch es un modelo de buscador basado en inteligencia artificial que acompaña a Grok 3. Esta herramienta funciona como un chatbot capaz de razonar y puede navegar por Internet, analizar múltiples fuentes, sintetizar información y producir informes detallados sobre un asunto.
Esta IA se caracteriza también por ofrecer respuestas sin filtros, por lo que algunas pueden ser políticamente incorrectas. Esto significa que hay muy poca autocensura y se puede preguntar casi cualquier cosa. Esta combinación lo ha convertido en una herramienta popular en la red social, donde usuarios de todo tipo —desde ciudadanos comunes hasta políticos— lo usan para discutir temas de actualidad, desde trivialidades hasta asuntos de gran peso como la seguridad o la democracia.
El uso de Grok fomenta una gran polémica por sus respuestas en temas políticos y de seguridad.
En México, Grok se volvió tendencia el 24 de marzo de 2025, cuando miles de usuarios comenzaron a usarlo con la frase “Oye @Grok”. Las preguntas iban desde curiosidades hasta cuestiones políticas candentes. Por ejemplo, la activista Ceci Flores preguntó: “¿Cómo se le puede llamar a un lugar donde encierran personas contra su voluntad, las asesinan y queman hasta volverlas cenizas?”. Grok respondió sin rodeos: “campo de exterminio”, evocando comparaciones históricas como Auschwitz. Otra usuaria preguntó quién era el presidente más querido por los mexicanos, y la IA dio una respuesta ambigua pero basada en datos: “AMLO tiene alta aprobación reciente, pero Lázaro Cárdenas lo es históricamente”.
Estas respuestas desataron debates intensos. Políticos, activistas e incluso el gobierno federal comenzaron a usar Grok para medir percepciones sobre su gestión o atacar a la oposición. Por ejemplo, una pregunta sobre expresidentes y nexos con el narcotráfico señaló a Felipe Calderón como el más vinculado, citando el caso de Genaro García Luna. Esto no solo avivó discusiones en X, sino que mostró cómo una IA puede influir en la opinión pública al ofrecer respuestas que, aunque basadas en hechos, no siempre son neutrales.
Las redes sociales y el negocio de la opinión
Las plataformas como X no viven solo de conectar personas; su corazón está en la publicidad y la promoción de contenidos, incluyendo los políticos, donde prevalece una lógica económica a una lógica del ejercicio de derechos, lo que ha venido generado un grave impacto en la libertad de expresión.
Recientemente, Mark Zuckerberg, de Meta, eliminó la verificación de contenidos en Facebook, argumentando libertad, pero expertos advierten que esto amplifica las noticias falsas y la desinformación, afectando decisiones políticas y hasta la seguridad nacional.
Grok, al integrarse a X, lleva este problema a otro nivel. Sus respuestas sin filtros pueden viralizarse rápidamente, moldeando percepciones sobre temas clave como la seguridad o la paz social. Si un gobierno o un partido político usa Grok para “consultar” a la IA sobre su popularidad o la de sus rivales, ¿hasta dónde estamos delegando el debate público a una máquina?
¿Una amenaza a la democracia?
La democracia se basa en la participación del pueblo —el “demos”— y en el razonamiento colectivo, no en algoritmos. Sin embargo, Grok plantea un riesgo: que ciudadanos, políticos y gobiernos dejen de analizar por sí mismos y dependan de una IA para formar opiniones. Esto es aún más preocupante porque, aunque Grok busca ser objetivo, no está libre de sesgos. Aprende de los usuarios y de la información disponible en X, que no siempre es imparcial. Si un usuario consume contenido polarizado, las respuestas de Grok pueden reflejar esa visión, reforzando creencias en lugar de desafiarlas.
Peor aún, ¿qué pasa si intereses externos —empresas, gobiernos extranjeros o grupos políticos— usan estas IA para imponer agendas? La ONU ya ha advertido que la desinformación en redes sociales debilita la democracia al manipular elecciones y fomentar división. António Guterres, su secretario general, insiste en que las decisiones democráticas deben basarse en “verdad”, no en falsedades amplificadas por tecnología.
De la democracia a la tecnocracia digital.
El caso Grok nos obliga a preguntarnos: ¿qué sucede cuando una IA domina el debate político? Si las conversaciones sobre seguridad, democracia o paz social se reducen a lo que dice una máquina —sin filtros, pero no necesariamente justa—, corremos el riesgo de pasar de una democracia a una “tecnocracia digital”. En este escenario, los dueños de plataformas como X no solo controlan la tecnología, sino que influyen en cómo pensamos y votamos.
Creo que la tecnología debe servir a la democracia, no reemplazarla. Grok puede ser una herramienta fascinante para explorar ideas, pero su uso masivo y sin regulación plantea dilemas éticos y políticos. En un Estado de Derecho, la moderación de contenidos y el respeto a las libertades deben equilibrarse con la responsabilidad de no dejar que algoritmos decidan por nosotros. Si no reflexionamos sobre esto ahora, el próximo paso podría no ser hacia una sociedad más libre, sino hacia una donde la voz del pueblo sea solo un eco de la máquina.