Por: Leopoldo Díaz Pérez
Corría el año de 1989, se había inaugurado el gobierno de George H. W. Bush en los Estados Unidos y eran casi una euforia los encuentros de militares mexicanos -acreditados como agregados militares en la embajada de México- en el Pentágono o en los eventos oficiales propios de las fuerzas armadas de tierra mar y aire de ambos países.
Había caras sonrientes y cálidas actitudes por parte de militares y funcionarios estadounidenses que no dejaban de sorprender y a poco surgía el comentario por demás afable cuando aludían las iniciativas del presidente de México al que llamaban “amigo” y celebraban efusivamente. Se iniciaba una apertura económica en México y trascendentes encuentros de carácter comercial que culminarían en el Tratado de Libre Comercio en Norteamérica (NAFTA). Atrás quedaban varias décadas de rumbos diferentes a los de nuestros vecinos del norte.
El incremento de las negociaciones económicas requirió mudar la sede de la embajada de México en Washington, D.C. a un lugar próximo a la Casa Blanca con mayor capacidad en oficinas y comunicaciones. La posición de México se tornaba relevante. La comunidad diplomática mexicana tenía una ardua, constructiva y en ocasiones escabrosa misión, en un inédito ambiente de amable cooperación.
Justamente a estos acontecimientos los denomino Samuel P. Huntington la norteamericanización de México, entendida como la aproximación de una nación latinoamericana al estado Central de la civilización Occidental. Tal vez empezábamos a ser vecinos no tan distantes.
Si bien el fundamento de la obra de Samuel P. Huntington, El Choque de Civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial es necesariamente de inspiración Darwiniana; nos acerca al entendimiento del endurecimiento de las políticas en restricciones de los flujos migratorios, hasta llegar a los recientes “lock down” de la pandemia Covid-19 asociados al cierre de fronteras.
La tesis de Huntington bien conocida determina que la principal amenaza a la Paz mundial se escenificaría en las guerras en las líneas de fractura, donde confluyes diferentes civilizaciones. Para variar Europa del este llenaba todos los requisitos y la línea de fractura trazada corría desde Finlandia al norte y hasta el sur en una Ucrania dividida: Ucrania del este y Ucrania del oeste
Por otra parte, en el horizonte geográfico de Norteamérica la “línea de fractura” justamente se encuentra en México y contrasta la región de Mesoamérica que surge de la fusión de un núcleo indígena y la nación Ibérica hacia el sur y hacia el norte con la población predominantemente anglosajona.
Así la situación bajo el esquema de Huntington los ciudadanos norteamericanos conciben como amenazas a los migrantes de México, al complejo ámbito del tráfico y consumo de drogas y al terrorismo asociado a ambos.
Buscando antecedentes encontramos que en la década de los 80 del pasado siglo surgió la alerta en los círculos políticos de los Estados Unidos de América. El punto de equilibrio del poder político se había desplazado de los Estados de la Unión que tradicionalmente decidían las elecciones en la costa Este, hacia el Estado de California. La causa era el crecimiento demográfico de la población latina a la que correspondían mayor número de escaños en el Congreso. Sí, el voto latino condensaba paulatinamente su influencia.
Cuatro de los siete candidatos en las elecciones presidenciales de 1980, incluidos dos exitosos republicanos son originarios de California y Texas -Ronald Regan y George Bush y el grueso de la población en esos dos estados es de origen latino o de MexAmerica como definió a esta región Joel Garreau en su obra The Nine Nations of North America. Y enfatizó diciendo que muy pronto se verá a Los Angeles reemplazando a New York.
¿Qué sucede? Si bien Joe Biden mandatario estadounidense el 15 de abril de 2021, cuando decidió la retirada de tropas de Afganistán dio por concluida la Estrategia Antiterrorista del expresidente George W. Bush y su amenaza de ataques sin previo aviso en cualquier parte del mundo donde se ubicara una formación terrorista, lo que desconcertó a la comunidad diplomática de Europa Occidental; tal parece que poco contribuyó a frenar la migración que se origina en oriente. El hecho es que ya se preparaba otro frente de guerra en la línea de fractura entre Europa del este y Europa occidental.
Los estudiosos en asuntos de relaciones internacionales ya habían reconocido la hipótesis de Huntington del choque de civilizaciones y externaron que se había comprobado con la invasión y anexión por parte de Rusia de la Península de Crimea en 2014. Si bien algunos la identificaban como una justificación más para el avance del poderío estadounidense.
Pues bien, habría que galardonar post mortem a Samuel Huntington en lo acertado de su teoría por la continuidad del conflicto Ruso Ucrania precisamente en la misma línea de fractura que planteó el connotado escritor. Será que Joe Biden se precipitó, no lo creo. Lo que sí el legado del citado autor se torna cada vez más real.
Es curioso como a raíz del inicio de la violencia en Ucrania el presidente ruso mencionó antecedentes históricos del siglo XIX cuando México perdió gran parte de su territorio, aparentemente justificando su proceder estratégico.
Pues justamente los comentarios del presidente Putin se ubican en una de esas líneas de fractura entre civilizaciones delineada inteligentemente en México por Huntington hace 25 años y concretamente escenifica la diversidad social marcada por las culturas Mesoamericanas, contrastada con la población de origen anglosajón de Norteamérica.
Y efectivamente se aprecia la preocupación que causa a los Estados Unidos de Norteamérica la población latinoamericana migrante que presiona su frontera sur y las radicales medidas que se levantan al respecto: Otro muro y las expresiones de violencia y crisis humanitaria que ello conlleva.
Concretamente lo menciona el autor de El Choque de Civilizaciones en el prefacio al referirse “…al impacto decisivo del crecimiento demográfico en la inestabilidad y equilibrio de poder.” En el contexto del parteaguas de la política mundial entre los siglos XX y XXI.
@Leopoldiazperez