CIUDAD DE MÉXICO.- En el último año, hemos visto el repunte más fuerte de precios de los últimos 20 años, con lo que la inflación anual se ha mantenido por encima de 7% desde noviembre del 2021. Aún más, las expectativas apuntan a que la inflación se mantendrá por encima del 4% (el objetivo de Banxico) para los próximos 12 meses. En este sentido, una buena parte de la inflación puede ser socialmente muy sensible, porque estará ligada a los precios de alimentos, cuyas materias primas se están encareciendo debido al conflicto bélico en Ucrania.
Así, con el objetivo de mantener las expectativas de inflación bajo control, tanto la autoridad monetaria en E.E. U.U. (Fed) como en México (Banxico) están aumentando las tasas de interés o lo que es lo mismo, encareciendo el costo del dinero.
La Fed empezó la semana pasada con su primera alza de 0.25%, la primera desde diciembre de 2018 y con una expectativa de que podría aumentar a 1.9% para finales del año, con lo cual podría convertirse en el alza más fuerte desde 2005.
Por su parte, Banxico ya lleva más de un año subiendo tasas, desde niveles de 4% hasta el 6% de hace 6 semanas. Además, los mercados empiezan a descontar un alza de 3% más para el resto del año, por lo que se estaría acercando a niveles del 9%, lo que significaría tener el alza de tasas más agresiva para un año calendario y estar en máximos desde que Banxico comenzó a usar una tasa de referencia.
Pero ¿qué repercusiones hay para los inversionistas, los prestamistas y los que se endeudan (prestatarios)?, al subir las tasas de referencia, todas las tasas se presionan al alza: las tasas gubernamentales de largo plazo, las tasas bancarias, las hipotecarias, las automotrices y en general todas las tasas del crédito al consumo. Esto, tiene diversos efectos dependiendo del tipo de interés que se contrató o se busca contratar en un préstamo.
Tasas fijas
En general, los prestatarios que se endeudaron a largo plazo durante la pandemia gozaron de la oportunidad de hacerlo con los niveles de tasas de interés más bajos de la historia reciente. Esto resultó evidente con los niveles récord de colocaciones observados en el mercado de deuda corporativa en E.E. U.U.
Estos préstamos contraídos antes del alza de tasas son ahora más atractivos para el prestatario, pues pensar en un refinanciamiento a futuro sería más caro; ya que, ante una mayor tasa de interés, sería de esperar una reducción en los montos que presta un prestamista (como un banco), aun considerando la misma capacidad de pago de un prestatario, pues una tasa superior consume una mayor parte de la capacidad de pago.
Tasas revisables o variables
La deuda que ajusta su tasa de interés conforme a las tasas de referencia del mercado va a conllevar una mayor carga para el prestatario, pues ahora tendrá que pagar más intereses por la misma cantidad de dinero. Estos préstamos son los más problemáticos para los prestatarios, pues aumentan su estrés financiero al disminuir su balance presupuestario. A futuro, estos préstamos se van volviendo menos atractivos, por lo menos hasta que el periodo de alza de tasas termine.
Tasas ligadas a la inflación
Esta es la deuda más cara de pagar en un ambiente de alta inflación, por ejemplo, los que tienen una deuda en UMAs o VSMs, pero también es la más atractiva para un inversionista prestamista, como puede ser la compra de UDIBONOS. No obstante, endeudarse fue también muy atractivo durante la pandemia con tasas muy bajas e incluso negativas aún en E.E. U.U.
En breve, para una persona ya endrogada su mejor escenario es tener una deuda en tasa fija, pues en un ambiente de alta inflación, los ingresos deberían irse ajustando con la inflación y el servicio de la deuda (el pago de los intereses) se reduce como proporción del ingreso. Pero, para una persona que busca endeudarse lo mejor es hacerlo antes que después, al menos mientras se sigan esperando alza de tasas.
AM.MX/fm
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