La incertidumbre generada por las amenazas arancelarias del presidente Donald Trump ha generado a México más daño que los aranceles mismos, al paralizar las decisiones de inversión y todo tipo de proyectos. Analistas han observado que, incluso sin aranceles completos, sólo el clima de incertidumbre ha frenado el crecimiento económico y podría precipitar una recesión.
Trump ha prometido más aranceles a México. ¿Qué sigue ahora?, ha sido la pregunta planteada por el diario The New York Times, en un artículo de James Wagner y Paulina Villegas, donde señalan que sólo unos días después de amenazar con imponer un arancel del 30 por ciento a México por lo que dijo era su incapacidad para detener a los cárteles del narcotráfico, el presidente Trump redobló la apuesta el miércoles, acusando a los políticos del país de estar controlados por esos cárteles.
Las autoridades mexicanas – señala el reportaje del Times – llevan meses negociando con Estados Unidos con la esperanza de evitar un mayor daño a la economía de su país, impulsada por las exportaciones. Pero esos esfuerzos – y su labor para abordar las preocupaciones de Trump sobre los cárteles y la migración – parecen haber tenido un efecto limitado.
Guillermo García, ex negociador comercial del gobierno mexicano, entrevistado por los reporteros del diario estadounidense, advirtió que “una de las cosas que más está dañando a la relación económica de México es la incertidumbre”. García, quien actualmente es asociado de De la Calle Madrazo Mancera, una firma de consultoría económica y comercial en México, puntualizó: “Para México, lo que más necesita es parar la ola de incertidumbre”.
La presidenta Claudia Sheinbaum dijo a principios de esta semana que estaba “muy segura” de que los países podrían llegar a un acuerdo antes del primero de agosto que mejorara la posición de México.
Sin embargo Pedro Casas Alatriste, director general de la Cámara de Comercio Americana de México, dijo que los funcionarios mexicanos, que han estado en Washington con frecuencia, deberían acelerar las negociaciones con sus homólogos estadounidenses y empezar a retirar temas de la mesa, como el acero y el aluminio o los tomates. “El tema es empezar a descomplejizar el problema”, dijo.
El tema también fue abordado por Karina Suárez en El País, en una nota cuyo titular fue: “Las quejas de México por los aranceles se estrellan contra el muro proteccionista de Trump” y en donde indica que Estados Unidos eleva sus amenazas comerciales pese a las continuas reuniones binacionales, la entrega de narcos mexicanos, el refuerzo de la frontera y los decomisos de drogas.
Trump ha convertido a los aranceles en su principal arma de batalla y moneda de cambio – indica Suárez en su texto -. Una estrategia desplegada no solo en México, también con el resto del mundo. No obstante, dada la dependencia económica del país latinoamericano a las exportaciones a Estados Unidos, el nivel de exposición a su guerra comercial es mayor: el 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino el mercado estadounidense, un flujo incesante de más de 500 mil millones de dólares anuales. Pese a los aranceles, México es actualmente el principal socio comercial de Estados Unidos, seguido de Canadá y China.
En el balance, Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM – entrevistado por la periodista del El País – advierte que México ya ha accedido en numerosas peticiones del gobierno de Trump, sin recibir nada a cambio, por el contrario, sigue siendo golpeado. “México debe de cambiar de estrategia y adoptar una posición más dura para dejarle claro a Estados Unidos que México protege su seguridad nacional”, indicó. De acuerdo con sus cálculos, de concretarse esta nueva alza del 25% al 30% en las tarifas supondrá un golpe para la economía mexicana en 6.7% del PIB, especialmente en los sectores más dependientes del comercio con Estados Unidos. El impacto directo de esta medida se reflejaría en una reducción de las exportaciones y en una contracción de la demanda laboral.
Ante la escalada arancelaria de Trump, que amaga un día sí y el otro también con nuevos impuestos, los especialistas en comercio afirman que se requiere un viraje en la estrategia de “cabeza fría” de Palacio Nacional. La impresión, tras estos meses de intercambio binacional, es que México ha tocado la puerta de Estados Unidos en muchas ocasiones, pero ha obtenido poco. Adolfo Laborde, experto en comercio internacional y profesor del CIDE, reconoce el panorama adverso para la economía mexicana bajo estas nuevas tarifas, dada la estrecha integración industrial y comercial con Estados Unidos. “Este tipo de política genera mucha incertidumbre y es una estrategia que actúa al margen del TMEC. Parece una situación muy difícil y ya no hay mucho tiempo de maniobra, ahora sólo queda aguardar la última decisión de Trump, el próximo primero de agosto”, zanja.
Diversos artículos y analistas, como las notas del New York Times y El País antes citadas, han señalado que más allá de los aranceles en sí, la incertidumbre derivada de las amenazas comerciales de Trump ha sido el factor más dañino para la economía mexicana.
Del mismo modo, medios como Wired y Forbes han documentado que la incertidumbre comercial está socavando la confianza de inversionistas, frenando proyectos de nearshoring que antes impulsaban la expansión industrial y la creación de empleos. Una alta volatilidad en las reglas del comercio exterior desalienta proyectos y deja obsoletos casi todos los programas estatales de gobierno, desde Tijuana hasta Chiapas, de frontera a frontera. En palabras de Edgar Morin, el destacado filósofo, sociólogo y político francés: “La política es el arte de lo incierto, lo que nos lleva a un principio de incertidumbre política generalizada”. RDM