Joel Hernández Santiago
O como dice Pablo Milanés: “Muchas veces te dije que antes de hacerlo había que pensarlo muy bien…”. Pues eso. Que lo de las candidaturas independientes para las elecciones de 2018 fue y sigue siendo una idea excelente si se trata de quitarse de encima la monserga de unos partidos políticos “oficialmente registrados” gracias a los cuales la política nacional es un verdadero y absoluto desastre.
Ser independiente, se dice, es participar en democracia para conseguir puestos de elección popular en base a propuestas concretas, doctrina, idea de gobierno, y proyecto de nación o de Estado, pero siempre y cuando sea eso: independiente.
Pero ya se ve que no es tan fácil. O por lo menos los partidos políticos incrustados en el Instituto Nacional Electoral (INE) han puesto todas las trabas para que los famosos disidentes de lo institucional consigan su registro como candidatos independientes. Aunque ciertamente dicen ahí que lo único que hay que hacer es cumplir con los requisitos establecidos y aceptados: Si, pero no.
O mejor dicho, todavía no nace el niño y ya le están cambiando los pañales. Esto es así, porque para empezar se consiguieron registrar 86 ‘manifestantes de intención’, aunque unos ocho fueron desechados porque no cumplían con los requisitos iniciales establecidos en la convocatoria y otros requieren contestar requerimientos solicitados por la instancia electoral.
Ahora bien, según quedó establecido, el registro de aspirantes tenía como fecha límite el 8 de octubre de este año, luego el consejero electoral del INE, Benito Nacif, dijo que el plazo se amplió hasta el 14 de octubre debido al sismo del 19 de septiembre, que es decir, seis días más porque hubo una suspensión de cinco días en las labores institucionales. Bien.
Una vez superada la primera etapa de requisitos documentales, los aspirantes que quieran el registro definitivo como candidatos independientes deberán recabar 866 mil 593 firmas válidas para obtener la candidatura independiente. Bien. (Aunque otra discusión es ver si todos son “independientes” o “dependientes” –ya veremos y diremos-)
Entre los registrados para iniciar el proceso de acumulación de firmas están Margarita Zavala, Armando Ríos Piter, Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón (a. “El Bronco”), María de Jesús Patricio, Pedro Ferriz de Con y más; hay aspirantes al Senado de la República y a la Cámara de Diputados…
Pero he ahí que existe una aplicación digital para que a través de telefonía –por ejemplo- se acumulen estas firmas que tendrán que ser entregadas 120 días después del 14 de octubre, o sea, en enero del año que entra.
Y de pronto los candidatos independientes se encontraron con que la aplicación que se les tiene señalada para el registro de firmas y la supervisión del INE “tiene fallas” –se quejan- y “es prácticamente imposible que quienes quieran aportar su firma hagan.”
Esto es, la mayoría de ellos dicen que extrañamente la aplicación es de difícil acceso y nada familiar, sobre todo para quienes no tienen un sistema de telefonía sofisticado. En redes sociales comenzaron las maldiciones: i.e. ERR: La app del INE es un fraude porque sirve como obstáculo para registrar firmas de quienes votan por independientes. Fraude institucional.
El INE se defiende y dice “colaboradores están registrados pero no captan apoyos”. Y reportó que hasta el 1 de noviembre hubo “32,340 auxiliares registrados por los cinco aspirantes a la Presidencia que llevan la delantera, pero no han registrado una sola firma de respaldo”.
Aparte, se sabe que la aplicación fue sub contratada por el INE con una empresa externa. Ni cómo reclamar de forma directa. Así que los mexicanos pagamos al Instituto por un área de informática para controlar de forma interna este tipo de registros y cifras, pero no: con el riesgo que esto significa está controlado por empresa extraña.
Al mismo tiempo un representante del área de informática del INE avisa que en fechas recientes se ha recibido el impacto de hackers extranjeros (i.e. rusos) que han querido introducirse en sus sistemas informáticos. Que ya trabajan en la solución y el bloqueo urgente, porque “desde fuera se está apoyando a Morena”, sugieren.
Con todo lo que nos cuesta el INE (25 mil millones de pesos para 2018), queda en evidencia un INE frágil en sus sistemas, en sus aplicaciones, en su control ¿y en qué más? ¿Quién va a operar lo electoral en 2018 en caso de que fallen los sistemas informáticos, digitales y aplicaciones? ¿Quién se hará cargo? Urgen respuestas. Todavía es tiempo.