Joel Hernández Santiago
Los candidatos de todos los partidos, coaliciones, alianzas, complicidades y hasta los sedicentes independientes tienen un eje central en sus discursos de campaña: corrupción, impunidad e inseguridad pública. Esto es porque entre las tres categorías malévolas hay hilos conductores con los que éstas se alimentan, crecen y se reproducen…
En todo caso, saben que la gente en todo el país vive con el “¡Jesús!” en la boca, que ya están hartos y que los reclamos para exigir más acciones de los gobiernos federal, estatales y municipales para garantizar la vida, el patrimonio y la tranquilidad individual y colectiva, siguen sin respuesta certera.
Esto, a pesar de que quienes aún están en el gobierno dicen que hacen todo para cambiar la situación terrorífica y hasta hay gobernantes, como fue Miguel Ángel Mancera en CdMx., que decía que ahí no pasa nada, que todo está bien y que el crimen organizado como la violencia criminal estaban bajo control durante su gestión: mentira.
Por ejemplo: durante el debate de candidatos a gobernar la Ciudad de México la noche del miércoles 18 de abril el importante tema de la inseguridad y soluciones, pasó por el sesgo de las aspiraciones de cada uno de ellos: nada concreto; no hay elementos ciertos, estudiados, analizados a fondo con viabilidades, posibilidades y cambios necesarios: nada…
Los siete aspirantes repitieron el lugar común de siempre: capacitar a la policía, erradicar la corrupción, castigar a culpables, más vigilancia con los policías que hay, aumentar las cámaras de vigilancia… ¡ah!, pero esta vez agregaron que éstas deben ser “ojo de pescado” como agregado científico y tecnológico al nada que dijeron para garantizar que saben de lo que están hablando.
Y así las cosas. Ya veremos este domingo 22 de abril qué nos dicen los cinco candidatos a la presidencia de la República durante el primer segmento de los cuatro en los que se divide este primer debate y que es el relativo a ‘Seguridad, corrupción e impunidad’. Esto si se los permite el tiempo que ocuparán en hacerse añicos unos a otros y, en particular, al cabeza de listas.
Pero mientras son peras o son perones, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) acaba de publicar su “19 Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana” (ENSU). Ahí nos dicen lo que ya todos percibimos en nuestras vidas cotidianas; ahí está la carta de navegación en la que nos movemos los mexicanos al casi término del gobierno de Enrique Peña Nieto…
Esto es: hasta la primera quincena de marzo de este año, el 78% de la población adulta en México expresa inseguridad por vivir en su ciudad. Siete de cada 10 mexicanos dice que tiene miedo.
Y el miedo, como se sabe, no permite vivir a quien lo sufre; no le permite movilidad, acción, libertad y seguridad en cada uno de los pasos que se dan para subsistir, pero además es un tema de salud individual y pública: el estrés genera enojo, indignación y hasta violencia.
Así que si a diciembre de 2017 este porcentaje era de 75.9 por ciento, el incremento en unos cuantos meses significa que poco o nada se ha hecho desde la responsabilidad de gobierno para acabar con los factores de riesgo social: robo, crimen, violencia, abuso, agresión, violaciones, secuestro, rapto, feminicidio, agresiones intrafamiliares… y tanto y más…
El tema es que ahí está la postal que ahora nos envía INEGI para recordarnos que las sociedades se vulneran cuando las instituciones creadas para su resguardo no funcionan de forma eficiente, o bien cuando la gobernabilidad se convierte en ingobernabilidad, dejadez, complicidad e incapacidad…
En su “19 Encuesta…” los mexicanos dicen que hay lugares peligrosos, pero otros aún más peligrosos, como ocurre con algunas delegaciones de la región oriente de la Ciudad de México, como también Coatzacoalcos, Veracruz, o Fresnillo, Zacatecas, Chilpancingo o Cancún…
Vale decir que en donde hay menos percepción de inseguridad es, primero Mérida, Yucatán… Saltillo, Coahuila, Los Cabos, BCS, La Laguna, Durango y Piedras Negras.
Y, según los datos publicados, para la ciudad de Villahermosa, en Tabasco, la percepción de inseguridad al 15 de marzo de 2018 registró 91.8% frente al 94.4% de diciembre pasado. Una disminución de 2.6 puntos; aunque no es menor que nueve de cada diez habitantes de la capital de Tabasco se sientan inseguros, tienen miedo y quieren seguridad en su vida y su patrimonio.
Así que el tema de la seguridad es central en cualquier propuesta de gobierno; pero esto significa que aporten soluciones ciertas, viables y que se cumplan, porque…
… De otra manera volveremos a la historia del principio de todo aspirante a gobernar: promete-promete-promete y –como ocurrió en 2012—incluso registran ante Notario sus compromisos, aunque luego ni cumplimientos ni notarios aparecen por ahí.
jhsantiago@prodigy.net.mx