José Luis Parra
En Morena, el juego de las sillas no ha terminado. Y aunque algunos ya están acomodados, otros siguen esperando que les den permiso para repetir. El próximo 20 de julio se llevará a cabo una nueva asamblea nacional, encabezada por el presidente del Consejo Nacional, Alfonso Durazo, ese mismo que gobierna Sonora y arbitra al partido.
La convocatoria ya circula entre los cuadros guindas. No hay orden del día, pero ya les pidieron que bloqueen agendas. La expectativa es clara: discutir —y muy probablemente aprobar— la reelección para alcaldes y legisladores de mayoría rumbo a 2027. Algunos grupos oficialistas ya lo dan por hecho. Otros, más cautos, prefieren esperar. “Todo puede pasar”, repiten como mantra.
La 4T está a punto de resolver una de las dudas que dejó su último consejo nacional: ¿sí o no a la continuidad inmediata? Y parece que la respuesta será afirmativa, al menos hasta que la Constitución cambie de piel en 2030. De aquí a entonces, la consigna es clara: si el pueblo los eligió, el pueblo los puede reelegir… aunque ese pueblo esté más dormido que atento.
Eso sí, el entusiasmo tiene límites: las candidaturas plurinominales están bajo fuego. La presidenta Claudia Sheinbaum ya dijo que no representan a nadie y que ni campaña hacen. Quiere reforma electoral y, en esa lógica, los pluris salen sobrando. Así que quienes accedieron por lista mejor que no guarden las maletas.
Durazo se vestirá de árbitro en la asamblea morenista. Su papel será de moderador institucional… o de operador silencioso, según le convenga a Palacio.
Y así como juega al Montessori con su gabinete, en Morena se moverá como jefe de seguridad del régimen. Ni un paso fuera del guion.
En resumen: Morena se reacomoda. La línea está trazada. Y Durazo, desde su doble oficina —una en Hermosillo y otra en la Ciudad de México— jugará su mejor papel: el de operador sin protagonismo, pero con mano firme.
Mientras tanto, en Sonora… nació muerto
Y mientras Durazo juega en las grandes ligas, en casa el ISSSTESON se desangra. No es metáfora: ya no hay ni recipientes para muestras de laboratorio. De los medicamentos, ni se diga. Sigue el desabasto y la versión local del “ratón loco electoral”: hay que buscar las medicinas por toda la ciudad, hasta en farmacias privadas.
Eso sí, el descuento por servicio médico llega puntual en el cheque del derechohabiente. Lo que no llega es la medicina… y mucho menos el buen trato. Medalla de oro para los siempre huraños despachadores del CIAS Centro, en Hermosillo, que entregan las pocas medicinas con cara de “te estamos haciendo un favor”.
Luego, como si fuera yincana, te entregan vales para que emprendas una ruta delirante de farmacias y oficinas. A veces, hasta los médicos replican ese desprecio educado, como si se estuvieran entrenando para un nuevo trabajo.
¿Será que ya preparan la mudanza? ¿O que se cumplirá, al fin, la profecía del ex secretario de Hacienda, Guillermo Hopkins? Aquel que dijo sin titubeo que el ISSSTESON “nació muerto”.
Y la pregunta de fondo: ¿ya organizan los funerales, los actuales “servidores públicos”?